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El jefe de la Guardia Civil que dirigió la investigación dice que Iván Pardo no solo quiso torturar a Naiara, "fue a matarla"

También pone en duda que el principal acusado quisiera realmente reanimar a la niña después de estar dos horas inconsciente, como sostiene su defensa, sino que lo achaca a un intento de "ocultar" los hechos.

Iván Pardo, en la sesión de este viernes del juicio con jurado que se sigue contra él por asesinar presuntamente a su sobrina Naiara.
Iván Pardo, en la sesión de este viernes del juicio con jurado que se sigue contra él por asesinar presuntamente a su sobrina Naiara.
EFE

El jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Huesca que dirigió la investigación de la muerte de Naiara ha declarado que todas las pruebas y testimonios recogidos apuntan a que Iván Pardo Pena no solo quiso torturar a su sobrina de solo 8 años de edad sino que "fue a matarla"

Además, ha puesto en duda la versión del acusado de que trató de reanimarla recordando que cuando avisó al 112 la niña llevaba ya dos horas inconsciente tras los terribles castigos físicos que le infligió. "Era tan sencillo como hacer una llamada telefónica pero no permitió a las sobrinas que lo hicieran hasta que no había ningún remedio", ha lamentado.

Manifestaciones que rebaten uno de los principales argumentos de la defensa para intentar rebajar de asesinato (como sostienen las tres acusaciones) a un concurso ideal de un delito de lesiones y otro de homicidio los cargos contra su cliente al asegurar que no acabó con la vida de Naiara premeditadamente

El comandante Collado recibió al filo de la madrugada del 6 al 7 de julio de 2017 una llamada de sus compañeros de la Policía Judicial de Zaragoza requiriendo su presencia para investigar lo ocurrido en una vivienda de Sabiñánigo ante la gravedad de las lesiones que presentaba una niña ingresada de urgencia en el Infantil del Miguel Servet a causa, en principio, de una caída accidental por unas escaleras. Sin embargo, nada más ver a Naiara en el hospital cambió de impresión "porque tenía lesiones por todo el cuerpo, las manos inflamadas, rozaduras en las rodillas, marcas en los tobillos y en las manos, pinchazos... No parecían heridas de haberse caído por cinco escaleras como nos dijeron", ha recordado.

Además, el médico del Servet que atendió a la niña también confirmó en un informe que las heridas no podían ser accidentales sino que apuntaban a un hecho criminal y que, además, podía haber lesiones anteriores de presuntos malos tratos.

El jefe de la Policía Judicial tomó declaración a las dos primas de Naiara, de 12 y 14 años, y a la abuelastra, Nieves Pena, quienes reconocieron que la víctima había estado dos días sin dormir -en muchos momentos arrodillada- como castigo por no haber sacado buenas notas ese curso escolar que acababa de terminar unas semanas antes. En cuanto a los hechos que habían provocado aquellas graves heridas, las menores en un principio se centraron solo en los intentos por reanimarla. Y la investigación se dirigió entonces hacia Iván Pardo ya que era el único mayor de edad que había estado en la vivienda aquel día y tenía la fuerza suficiente para infligir esas heridas. 

Sin embargo, ya en la noche del día 7, las dos menores pidieron declarar de nuevo y entonces ya ofrecieron todos los detalles del "macabro episodio de violencia física y psíquica", como lo definió el jefe de la Policía Judicial, que ellas mismas habían estado supervisando por orden de su tío: le propinó golpes, patadas y puñetazos por todo el cuerpo; le dio descargas en las sienes y en otras zonas con una raqueta eléctrica matamoscas que había modificado; le puso unos grilletes en manos y pies atados por detrás para evitar que se escapara; le metió un calcetín en la boca para evitar que pidiera ayuda a gritos sujeto primero con cinta de embalar y luego con un cinturón; le dio de beber alcohol para curarle las heridas que llevaba en la boca; la cogió del pelo para levantarla del suelo "cinco palmos" y estamparla luego contra el suelo... Y todo ello con todo tipo de amenazas verbales que le infundieron "terror" como "¿Quién manda aquí, el amo o la tigresa?" o "Yo voy a sudar pero tú lo vas a pasar muy mal durante diez horas".

Las dos primas relataron que tras varias horas de terribles torturas, Naiara empezó a decir incongruencias hasta que al final se quedó inconsciente y sin respiración. Entonces la llevaron al baño y, entre otras cosa, su tío le dio a oler amoniaco para despertarla y acabó tragándoselo y le pinchó con agujas en las piernas. Y todo sin que estas dos menores hicieran nada por ayudarla, "quizá por miedo", ha admitido. 

Para el máximo responsable de la investigación, que le mojara la cabeza, que le pusiera una bolsa de guisantes congelados para rebajar las inflamaciones, que obligara a sus sobrinas a limpiar todas las manchas de sangre de la casa o que le hiciera maniobradas de RCP fueron solo intentos de "ocultar" lo que había hecho antes de llamar a los servicios de emergencias.

"Las dos primas no se inventaron nada"

El capitán Collado ha dado verosimilitud a los testimonios de las dos menores ya que coincidieron con las pruebas físicas que luego recogieron en el domicilio familiar y con las lesiones que presentaba Naiara. "No se habían inventado nada", ha recalcado. Además, ha hecho hincapié en que, según su experiencia, Iván Pardo "sabía las consecuencias de lo que estaba haciendo y fue aumentando la agresividad a poco que la niña se iba recuperando por lo que estaba predispuesto a hacerle más daño".

Este responsable de la Guardia Civil ha recordado que el padrastro, Carlos Pardo, que está acusado por la Fiscalía de un delito de malos tratos, les manifestó que Naiara era una niña rebelde que iba mal en el colegio. Una versión que no coincidió con la que le dieron en el colegio Montecorona de Sabiñánigo al que asistía. "No era una estudiante excelente pero tenía todo aprobado por lo que no estaba justificado un castigo tan duro", ha dicho.

"Todos tenían conocimiento de los malos tratos que sufrió Naiara en unos días muy próximos a su muerte; unos ordenaban y ejecutaban y otros lo sabían y veían y no hacían nada"

Además, ha detallado hasta nueve vídeos y fotos que compartieron por mensajes telefónicos los miembros de la familia paterna (la madre, Nieves, los hermanos, Iván y Carlos, y las dos sobrinas menores) de vejaciones e insultos a Naiara, como estar arrodillada sobre sal o ponerle unas orejas de burro, y refiriéndose a ella como una "masoca". En ellos se señalaba a la abuela de Naiara como la responsable de algunos de estos castigos. Por ello, considera que "todos tenían conocimiento de los malos tratos que sufrió en unos días muy próximos a su muerte; unos ordenaban y ejecutaban y otros lo sabían y veían y no hacían nada".

El capitán Collado , por último, ha expresado su "extrañeza" por el hecho de que Mariela Benítez no fuera a ver a Naiara al domicilio de su suegra el día que libraba y que bajó de Bielsa a Sabiñánigo después de haber estado dos semanas trabajando fuera de casa

 

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