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La "broma pesada" de la foto de Naiara arrodillada con orejas de burro

Carlos Pardo y Nieves Pena niegan haber planeado malos tratos contra la niña, por lo que se enfrentan a penas de 3 a 18 años. Tampoco han querido contestar a las preguntas de la fiscal y la acusación particular.

Carlo Pardo, padrastro de Naiara, y Nieves Pena, abuelastra, hablando con su abogado, José Luis Vivas, antes del inicio del juicio.
Carlo Pardo, padrastro de Naiara, y Nieves Pena, abuelastra, hablando con su abogado, José Luis Vivas, antes del inicio del juicio.
EFE

Carlos Pardo y Nieves Pena, padrastro y abuelastra de Naiara, la niña de 8 años que murió el 7 de julio de 2017 después de sufrir cinco horas de terribles torturas a manos de su tiastro, Iván Pardo, en Sabiñánigo, han negado haber planeado conjuntamente castigos o represalias contra la víctima o tener conocimiento de malos tratos previos por parte del principal acusado. Y han coincidido en afirmar que "nunca" se hubieran imaginado que este último pudiera infligirle las terribles lesiones que le provocaron la muerte.

Al igual que ha hecho el principal acusado por el presunto asesinato de Naiara, solo han respondido a las preguntas de los abogados de las defensas, José Luis Vivas y María Gabasa, negándose a contestar a las cuestiones planteadas por la fiscal María Ángel Hernández y una de las acusaciones particulares ejercida por Marcos García Montes en la segunda jornada del juicio con jurado que celebra la Audiencia Provincial de Huesca. El Ministerio Público pide para cada uno de ellos 3 años de cárcel por un presunto delito de violencia psíquica y física habitual en el ámbito familiar, mientras que la acusación emprendida en nombre del padre biológico de Naiara solicita 15 años por un asesinato por omisión y 3 años más por el delito de malos tratos.

Nieves Pena ha asegurado que su hijo Iván trataba "bien" a Naiara "porque le compraba lo mismo que a las otras sobrinas y no hacía distinciones entre ellas y nunca vi que hiciera nada raro". Ha confirmado que la madre de la víctima le pidió el favor de llevarse a la niña a su casa durante unos días para que ella pudiera ir a trabajar y que su hijo se encargaba de controlar el rendimiento de los estudios de sus dos sobrinas mayores. 

La abuelastra ha insistido en que pese a compartir domicilio familiar no sabía que aquel 6 de julio de 2017 su hijo había castigado a Naiara con no dejarla acostarse hasta que acabara las tareas. "Yo les dije que terminaran lo que estaban haciendo porque me tenía que ir a dormir para levantarme muy temprano y dí por hecho que se acostarían", ha dicho. De madrugada, sobre las 2.30, le despertó el ruido de la televisión y vio que Naiara estaba en un lado del sofá y su prima mayor en el otro. "Y me marché otra vez a la cama". Al levantarse a las 6.30, seguían en el sofá dormidas y ella se fue a trabajar. 

Ha relatado cómo se enteró de todo lo ocurrido afirmando que fue "muy duro". Después de terminar su jornada laboral, iba a sentarse a comer a las 16.00 y le llamó una de sus nietas para decirle que Naiara se había caído por la escalera. "Me quedé pálida y mi jefe no me dejó ni coger el coche. Me bajó él mismo y cuando llegué a casa ya se llevaban a Naiara, yo no llegué ni a verla", ha dicho. Y ha dejado claro que no tiene "ni idea" de lo que le pudo pasar a su hijo para torturarla de aquella manera. "Yo confiaba en él. Si hubiera sabido que se comportaba de una manera inadecuada con las niñas, las hubiera sacado de allí", ha añadido, aunque ha admitido que en ocasiones era "severo" con las tres.

"Yo confiaba en Iván. Si hubiera sabido que se comportaba de una manera inadecuada con las niñas, las hubiera sacado de allí"

Por su parte, Carlos Pardo, casado hace casi diez años con Mariela Benítez, con la que sigue viviendo ahora junto a sus dos hijas biológicas y un hijo de su pareja de una relación anterior, ha asegurado que "en ningún momento" imaginó que su hermano pudiera llegar a cometer unos hechos de estas características. También ha criticado el comportamiento del padre biológico de la víctima, que vivía en Argentina, por no hacerse cargo "nunca" de la niña.

Según su declaración, pese a no ser su padre biológico, Naiara le llamaba "papá" y estaba "bien atendida" en su casa recalcando que nunca recibieron llamadas de los Servicios Sociales o del colegio de Sabiñánigo por una supuesta falta de higiene o alimentación de la niña o por posibles lesiones. "Solo me llamaban del colegio por el bajo rendimiento que tenía en los estudios", ha dicho. Ha señalado que fue Mariela quien tomó la decisión de llevar a Naiara a casa de su abuelastra y su tiastro para reparar unas humedades en la habitación de su hija ya que su mujer trabajaba como interna en un establecimiento hotelero de Bielsa. En las dos semanas que estuvo allí, él la vio en tres ocasiones "y todas las veces la cría estaba bien y contenta".

"Al ver la foto de Naiara arrodillada y con las orejas de burro, lo tomé como una broma pesada pero no le dí importancia"

Sobre las degradantes fotos que le llegaron a su móvil en las que aparecía Naiara de rodillas y con unas orejas de burro, Carlos Pena ha manifestado que se lo tomó como "una broma pesada" y no le dio importancia. "No podía suponer que esto iba a acabar como acabó".

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