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La versión reducida de la Expoferia de Aínsa atrae a 3.000 personas

La 35ª edición cierra con éxito tanto de afluencia como de ventas y respeto de las normas sanitarias.

La Expoferia de Aínsa se ha mantenido fiel a su público y a los productores locales una edición más, la más compleja y reducida de las que se recuerdan. El acontecimiento ha sufrido cambios notables de organización para implementar las medidas anticovid en la explanada del Castillo. Los 3.000 visitantes contabilizados hicieron posible que el balance de ventas haya sido bueno.

La única jornada se inauguraba a las 10.30 de la mano del Eco Museo de la Fauna Pirenaica con un taller infantil de anillamiento de aves y la construcción y colocación de cajas nido. Posteriormente un goteo constante de personas pasaron por la Expoferia, vieron cómo se produce zumo de manzana del Sobrarbe y tuvieron la posibilidad de comprar patés, pan, hortalizas ecológicas, azafrán, vino, cerveza, miel o antigüedades en los 17 expositores de 'kilómetro cero', que no fallaron a la cita a pesar de las dificultades. 

“Ha sido una feria más pequeña que en otras ocasiones por la situación en la que vivimos pero ha habido afluencia incesante y las personas que han venido se han ido contentas”, resalta Enrique Pueyo, alcalde de la localidad. El consistorio, especialmente volcado en los proyectos de sus vecinos, no ha querido dejar pasar la oportunidad de servir de escaparate un año más. Así, promotores como Javier Buil, de Vignerons de Huesca, se estrenaba en la Expoferia y destacaba que ha sido una forma de presentarse en Aínsa, viendo en esta edición “la oportunidad de aportar su granito de arena al pueblo y a la zona”.

Rosa Gómez, de Patés de L'Aínsa, considera que estos eventos “tienen que seguir celebrándose, tiene que seguir la vida, por supuesto adaptándonos a la nueva situación. Las ferias son nuestro contacto directo con el público y se vende bastante porque la gente confía en el producto”. En la misma línea se manifestaba David Mur, de la marca Azafrán de Sobrarbe, al asegurar que “la Expoferia es un reclamo para que se llenen hoteles y restaurantes, para que el consumo local se reactive y se genere una red; si todo está interconectado al final es enriquecedor para todos”.

Cumplir con las medidas de seguridad ha sido la principal de las preocupaciones del consistorio ainsetano. Para evitar aglomeraciones, en esta edición no hubo exposiciones de maquinaria agrícola y de animales, subastas o la tradicional comida popular. El recinto permaneció delimitado para controlar el aforo y el recorrido era de sentido único. No faltó tampoco gel hidroalcohólico a la entrada del mismo y en cada uno de los puestos, distanciados unos de otros más de dos metros.

En cuanto a la duración, cabe recordar que en años anteriores el evento duraba todo el fin de semana y que en esta ocasión se concentró en un solo día. No obstante, la programación se complementa con la Jornada de Puertas Abiertas al Eco Museo de la Fauna Pirenaica del próximo 14 de septiembre, mientras que el lunes 28 se celebrará una webinar sobre la nueva Política Comunitaria Agraria (PAC) a cargo de José Luis Chapullé.

El Ayuntamiento espera que el próximo año pueda celebrarse la Expoferia tal y como se venía haciendo, ofreciendo un programa de varios días y acogiendo a productores de otras comunidades autónomas y de Francia. En la trigésimo quinta edición se ha contado con la colaboración de la Diputación Provincial de Huesca, Asapi, la Red de Hortelanos de Sobrarbe Un Paso Atrás, la Cooperativa Agropecuaria del Sobrarbe, la Comarca del Sobrarbe y el Gobierno de Aragón.

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