Huesca

Los restos del teatro romano de Huesca quedan ocultos al cerrar el local comercial

Semonia, la tienda de productos ecológicos que Atades abrió en 2014 este espacio privado del centro histórico de la ciudad, acondicionado para contemplar los vestigios, se ha trasladado junto a su huerta. 

En primer término y al fondo, restos del teatro romano de Huesca en el local donde estaba Semonia.
En primer término y al fondo, restos del teatro romano de Huesca en el local donde estaba Semonia.
Semonia

Son los únicos restos del teatro romano de Huesca que no están bajo tierra, pero desde el 18 de junio tampoco pueden verse. Semonia, la tienda ecológica que Atades (hoy Valentia) abrió hace casi seis años en el número 5 de la calle Canellas se ha trasladado junto a la huerta donde se cultivan los productos que tenía a la venta (Brotalia) y el local ha quedado cerrado, hasta que se instale allí otro negocio.

Entrar en Semonia era la única forma de poder contemplar los vestigios del teatro romano de Huesca, fechado probablemente en algún momento del tercer cuarto del siglo I a. C., según los arqueólogos que descubrieron los basamentos y parte del graderío en 2006. Se sabía que la ciudad había contado con este elemento monumental, pero se desconocía cuál sería su ubicación.

Las obras para rehabilitar por completo un edificio del siglo XIX en la calle Canellas, perpendicular al entronque del Coso Bajo con la plaza de Santo Domingo, sacaron a la luz los restos. Se excavó porque estaba proyectado realizar un semisótano para colocar un ascensor y trasteros.

Lo hallado permitió certificar que era allí, en la parte este del casco antiguo, donde se había edificado el teatro. Se había aprovechado la pendiente de la colina para colocar el graderío y con el tiempo fue expoliado o enterrado bajo las nuevas construcciones. Los hallazgos arqueológicos durante las obras de reurbanización que se realizan en el Coso Bajo y la plaza han corroborado que en esta zona estaría situado el escenario del teatro.

Los restos de la calle Canellas fueron declarados BIC. Desde el primer momento, el dueño de edificio se planteó conservar los vestigios y permitir su contemplación. Lo que iba a ser un jardín interior se transformó en un local comercial de 150 metros con dos espacios diferentes. La hija del propietario y arquitecta, Pilar Sopena, redactó un proyecto de conservación siguiendo las directrices de Patrimonio. Solo quedaba esperar a que alguien se animara a establecerse allí.

En 2014, Atades decidió abrir allí una tienda para dar salida a los productos que cultivaba en su huerta y emplear a algunos de sus usuarios. Al fondo del local, convertido en una sala polivalente para presentaciones, lecturas y talleres, se podían ver las ruinas de 2.000 años e imaginar cómo era el teatro romano de Huesca.

Desde el 18 de junio no es posible. Según indicaron desde Valentia, el traslado de la tienda es "una decisión estratégica y comercial". "Por un lado, optimizamos costes y por otro, tenemos oportunidad de ofrecer a los clientes de Brotalia una gama de productos más amplia y acercar lo ecológico a un público mayo", añaden. Semonia sigue en el mercadillo agroecológico de los jueves en la plaza de Navarra de Huesca.

Un vinilo en el escaparate

Pilar Sopena confía en que el local se reabra pronto, «con alguien que tenga el interés y mimo que ha demostrado Atades por los restos ». La familia prepara un vinilo para colocarlo en el escaparate "y que la gente sepa que aquí está parte del teatro romano".

La reapertura del local, de unos 150 m2 , es la manera de visitar lo que queda de aquella construcción, ya que los vestigios hallados en las obras del Coso están bajo tierra. Los propietarios lamentan que el Ayuntamiento no tenga «ningún proyecto» que dé visibilidad a lo que salió a la luz. De hecho, la calle Canellas queda fuera de las visitas guiadas de la Oficina de Turismo.

 

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