Festival de cine de Huesca

Isabel Coixet: "Lo que ha hecho Huesca revela un amor al cine casi sin barreras"

La reconocida directora está acabando su última película, 'Nieva en Benidorm', que se estrenará en noviembre, y ha recibido en una cibervelada el Premio Luis Buñuel del Festival de Cine de Huesca 

sabel Coixet con el premio recibido, obra de Isidro Ferrer y que retrata una hormiga por la conocida afición y formación entomológica de Buñuel, y su inclinación a introducir artrópodos en sus películas
sabel Coixet con el premio recibido, obra de Isidro Ferrer y que retrata una hormiga por la conocida afición y formación entomológica de Buñuel, y su inclinación a introducir artrópodos en sus películas
Festival de Cine de Huesca.

El Festival Internacional de Cine de Huesca le ha otorgado el Premio Luis Buñuel como reconocimiento a una carrera y a una vida profesional en el mundo del cine. ¿Qué conoce, qué admira del cineasta aragonés?

Para mí Buñuel es la referencia. Es uno de los cineastas que más me ha influido. Creo que he visto todas sus películas, leído todos sus escritos y siempre que hay textos sobre él los leo. Debido a la Guerra Civil tuvo que irse. Siguió su carrera en México y en Francia y no dejó de ser él bajo ninguna circunstancia. Para mí es un gran ejemplo.

¿Le tienta realizar un documental o una película sobre la pandemia, el confinamiento?

Nada. Cero. Para mí no es un tema. Prefiero hacerlo sobre el Valle de Benasque, Ansó, colinas, desiertos, acantilados... No me pongas entre las cuatro paredes de una casa porque no me inspiro. Necesito salir. Creo será un tema muy trillado en los próximos meses y preferiría no tocarlo.

Parece que conoce bien Huesca.

He veraneado 15 años en Ansó. Hasta hace poco iba cada año pero los últimos veranos tenía que trabajar, incluido este, que tengo que acabar ‘Nieve en Benidorm’, Pero en cuanto puedo me escapo allí porque es un lugar mágico. Y la parada obligatoria para comer en Huesca de camino a Ansó siempre se produce porque hay restaurantes maravillosos.

¿Cómo ha pasado el tiempo de confinamiento?

He hecho muy poco. Llevo muy bien estar cofinada cuando me pongo a escribir algo pero una cosa es escogerlo y otra, que te lo impongan. Lo he llevado fatal porque no veía cuándo se iba a acabar. Recuerdo momentos que ahora parecen olvidados, cuando decían las cifras de muertos, salían las imágenes del Palacio de Hielo de Madrid… Pensaba ¿el mundo se va a acabar? ¿vamos a morir todos? La incertidumbre es muy difícil de llevar. Entiendo que la gente se lanzase a los rollos virtuales, al zoom, clases... Había quien andaba 10 km en su casa. Yo no soy un hámster que voy de un lado a otro de mi casa. Pero he leído mucho, he visto películas y he escuchado música. Lo que hago siempre multiplicado por 10.

La pandemia no. ¿Y sobre el movimiento Black Lives Matter?

Creo que en este momento, la narrativa la tiene que presidir la gente de color. Los demás tenemos que aprender y ver qué hacer para que cualquier indicio de racismo desaparezca. Hay una cosa que es la educación, que parte no solo de un sistema sino de lo que ven los niños en su familia. Y si ven racismo serán racistas. Hay que dejar las riendas a la gente a la que se las han negado. No creo que a mí me corresponda hacer algo. En todo caso, apoyar, educar y callar cuando no sepa qué opinar.

Como cineasta ¿qué le parece que se condene al ostracismo ‘Lo que el viento se llevó’?

Una tontería. Sinceramente. Recuerdo verla y darme cuenta de cómo era el trato a los esclavos y me parecía mal. Es la educación. La gente tiene que saber por qué se producen esas películas, en qué contexto, quien era Margaret Mitchell... Tenemos que conocer la historia, que es fundamental para situar las cosas. Y ser conscientes de lo que pasa. Decimos que no somos racistas, pero ¿cómo tratamos al que no es como nosotros?

‘Nieva en Benidorm’ es su última película. ¿Qué quiere contar?

Es una búsqueda de la belleza hasta en un lugar donde parece que no sea posible; la búsqueda de una cierta redención, una cierta paz en medio de un lugar que parece el menos apropiado del mundo para encontrarla. Es una historia de amor muy bonita y muy melancólica en el lugar menos melancólico del mundo.

¿Qué le ha enseñado el cine y que cree que ha aportado usted?

El cine me ha aportado y enseñado casi todo. Para mí es muy difícil distinguir entre mi yo persona y mi yo cineasta. Están en simbiosis. Y creo que mis películas han aportado muchas cosas. Hay algunas que pienso que no tienen sentido porque han recibido tres críticas malas y luego veo que sí lo tienen para miles de personas. Ese vínculo que me une a mis películas y el que estas crean con otras personas es quizá lo más enriquecedor de mi vida.

¿Qué le parece la fórmula utilizada para sacar adelante el Festival de Cine de Huesca?

Revela un amor al cine casi sin barreras y, sobre todo, un valor y un coraje que me estimulan y animan a seguir. Decir pase lo que pase vamos a hacerlo... y esta fórmula del autocine me parece genial, un ejemplo que deberían seguir muchos festivales. Me hubiera encantado ir. La mitad de ¡Aprendiendo a conducir’ está rodada en el asiento trasero de un taxi y si hay un película ideal para un autocine es esta.

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