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El juez envía a prisión al guardia civil que apuñaló a un compañero y a su hija y deja libres sin cargos a los otros dos detenidos

El agresor, que se está de baja por motivos psicológicos, ha declarado no recordar nada del momento del acuchillamiento. El juez no ve indicios en los otros dos jóvenes arrestados de haber inducido la agresión.

Familiares del agresor, despidiéndole a la salida de los juzgados hacia la cárcel de Zuera.
Familiares del agresor, despidiéndole a la salida de los juzgados hacia la cárcel de Zuera.
Rafael Gobantes

El Juzgado de Instrucción número 5 de Huesca ha ordenado el ingreso en prisión provisional comunicada y sin fianza de José Luis E. E., el guardia civil de 49 años que el pasado sábado apuñaló a en plena calle a un vecino y compañero del Cuerpo, cabo de 51 años, y a su hija, de solo 16. Le atribuye presuntos delitos de intento de homicidio y de lesiones y abre la puerta a la influencia de un posible trastorno metal del investigado, que estaba de baja laboral por problemas psicológicos. La víctima, Jesús Javier L. A., continúa estable dentro de la gravedad en la UCI del hospital San Jorge.

Mientras, Ángel M. L. y Antonio N., los otros dos jóvenes que fueron arrestados el lunes por la Policía Nacional por haber inducido presuntamente al autor material a cometer la brutal agresión han quedado en libertad sin cargos por no existir indicios de participación

La Policía Nacional ha trasladado a los tres detenidos a primera hora de la mañana a dependencias judiciales. Allí, el guardia civil ha sido sometido a un examen psicológico por parte del equipo forense y posteriormente ha declarado ante el juez representado por la abogada Arantxa Guarga. En sus manifestaciones, según fuentes judiciales, ha asegurado no recordar nada del momento de la agresión y ha esgrimido que tenía "problemas vecinales" con la víctima, que vive con su familia en el domicilio de la planta de arriba. 

El auto refleja los hechos recogidos en el atestado policial. Según este, sobre las 20.15 del 2 de mayo, en la avenida Martínez de Velasco de Huesca, José Luis E. E., "de forma sorpresiva e inopinada", pudo asestar a Jesús Javier L. A. entre 13 o 14 puñaladas con la intención de acabar con su vida. La primera de ellas se la dio por la espalda, alcanzándole en la zona de la nuca. Las tres siguientes en el cuello, cuando la víctima se había girado. El resto de cuchilladas, entre nueve y diez, fueron sobre el cuerpo "indefenso" de la víctima, una vez que cayó, boca arriba, al suelo. El parte del hospital San Jorge reflejó heridas abiertas en el cuello, en la cara, en el antebrazo, en el tórax, en la pared lateral, en el abdomen y un hemotórax con traumatismo abierto.

 La hija del agredido, menor de edad, trató de proteger a su padre, tirándose sobre el cuerpo tendido de este y recibiendo tres cortes, en el glúteo, en la espalda y en el hombro.

"¿Esto te gusta? Te voy a matar, algo malo va a pasar"

Mientras le apuñalaba, el investigado le decía a la víctima “¿Esto te gusta? Te voy a matar; algo malo va a pasar”. El agresor no paró hasta que fue reducido por varias personas que paseaban por la vía pública y acudieron en auxilio de la víctima. No opuso resistencia alguna e incluso les entregó la navaja con cachas blancas y doradas, con una longitud total de 18,3 cm y filo de 8,3 cm, que había usado para la agresión.

Según la Policía, el agresor no tenía una mala relación con su vecino y compañero, ni con su familia. De hecho, el trato entre ambos era cordial. "Tampoco existe provocación, ni motivo conocido que le haya podido llevar a realizar semejante acción. A pesar de que comparte profesión, ambos son guardias civiles, no tenían una especial vinculación por estar destinados en distintas unidades y encontrase agresor de baja psicológica", señalan los investigadores, que desconocen el diagnóstico concreto de la patología o trastorno psiquiátrico que pueda padecer "ni en qué medida ha podido afectar a su inteligencia y voluntad", añaden. Durante el registro de su vivienda comprobaron, además, que la forma en la que vive apunta a un posible trastorno paranoide.

El juez ha atendido la petición de la Fiscalía y de la acusación particular, representada por la letrada Carmen Cifuentes, le ha enviado a prisión por presuntos delitos de tentativa de homicidio y de lesiones. Concluye que existen indicios racionales de que el investigado haya podido ser el autor de un delito grave contra la vida e integridad física de dos personas; de que existe serio riesgo de fuga, atendiendo a que en el momento de su detención había hecho una compra por valor de 800 euros y tenía otros 2.500 en efectivo; de reiteración delictiva, por la "idea obsesiva de perjuicio, la forma gratuita de proceder, sin que existiese una mala relación con las víctimas, y la posible enfermedad psiquiátrica que padece"; o de que el investigado pueda actuar contra bienes jurídicos de las víctimas y familia. La letrada de la defensa se opuso a la medida por entender que su cliente sufre un trastorno psiquiátrico y que se podría haber adoptado otra menos gravosa y anunció que estudiará recurrir el auto.

La acusación particular ha negado que la víctima tuviera mala relación con su agresor y ha destacado la "memoria selectiva" de este último en sus declaraciones "porque a la hora de dar las razones de por qué ha cometido los hechos, recuerda todo hasta 5 minutos antes de ocurrir los hechos pero de la agresión no recuerda nada". 

El juez advierte de que aunque sea conducido en un principio a la cárcel de Zuera, se podría autorizar también su traslado, si fuera necesario, al Centro Penitenciario Militar de Alcalá de Henares (Madrid).

Los dos detenidos, que son amigos y viven en el mismo piso, se han abrazo tras salir libres.
Los dos detenidos, que son amigos y viven en el mismo piso, se han abrazo tras salir libres.
Rafael Gobantes

Por su parte, los dos jóvenes que fueron arrestados el lunes por su presunta implicación con los hechos, tras una operación en la que participó un equipo de los Grupos Operaivos Especiales de Seguridad (GOES) desplazado desde Zaragoza, han afirmado no conocer personalmente ni al agresor ni a la víctima, pese a que son vecinos "pared con pared" -aunque en distintos edificios- con la familia de este último. Uno de ellos está defendido por el letrado José María Oliván. 

El juez argumenta que autorizó la entrada y registro en el domicilio de los detenidos en base a un auto que decía que “la idea de matar a Jesús Javier L. A. pudo surgir de otros dos vecinos del mismo inmueble, Ángel M. L. y un tal Pablo (no identificado), los cuales pudieron sugestionar y mover a José Luis E. E. a acabar con la vida de Jesús Javier L. A. ”.

Sin embargo, hace hincapié en que una vez concluido el atestado y realizado el informe forense, y oídos a los investigados, "no parece que su actuación haya podido mover la voluntad del agresor en ese sentido, sino que ya existía en aquel una idea de perjuicio, y un posible trastorno psiquiátrico enquistado, que le impulso a acabar con la vida de su vecino". 

Los dos detenidos han reconocido la existencia de una conversación en el patio de luces del inmueble con la víctima, aunque han manifestado que fue este último el que les hizo un gesto con la mano, como si fuese a estrujar a los vecinos de arriba, y que solo contestaron “Esto va a acabar mal”. En definitiva, añade el juez, no existen fuentes de prueba ni indicios de entidad suficiente que permitan atribuir razonadamente la inducción al asesinato a estas dos personas.

Denuncias previas de amenazas

La acusación particular ha solicitado una medida cautelar de alejamiento u orden de protección por un delito de amenazas denunciado a principios de abril por la familia de la víctima derivadas de ruidos y de una mala relación de vecindad. Pero el juez lo rechaza señalando que la conversación que supuestamente tuvieron estos dos investigados con José Luis E. E. "no tiene la entidad suficiente". Además, destaca que la denuncia de abril ha llevado a abrir un procedimiento distinto por delito leve de amenazas en el Juzgado de Instrucción nº 1 de Huesca que está pendiente de señalamiento de Juicio oral. 

"Es comprensible el dolor de familia de la víctima, al que no ayuda la presencia de unos vecinos que son cuanto menos molestos, y que han podido amenazarles con anterioridad. Pero no existe conexión razonable entre ambos hechos, no pudiendo vincular los primeros de menor entidad, que han merecido el calificativo de delito leve por la Juez competente, con los hechos investigados en el presente procedimiento seguido por tentativa de homicidio", indica el auto.

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