La diócesis de Huesca aplaza comuniones y confirmaciones a septiembre

La medida queda supeditada a la superación de la pandemia y a las indicaciones concretas de las autoridades sanitarias y políticas.

Procesión del corpus en Huesca con los comulgantes.
Procesión del corpus en Huesca con los comulgantes.
Heraldo

A unas semanas de que empiecen las celebraciones de la Primera Comunión, la diócesis de Huesca acaba de anunciar este viernes la imposibilidad de realizarlas debido a la emergencia sanitaria del coronavirus. Las actuales circunstancias, dice en un comunicado, impiden que los niños que habían sido admitidos para la Primera Comunión "puedan recibirla en el Tiempo Pascual", el oportuno para ello. 

La prolongación del estado de alarma hasta el 26 de abril ("de momento") no permite, además, impartir de forma adecuada las últimas catequesis del proceso, "que son de singular importancia por tratarse de la preparación inmediata al Sacramento que van a recibir".

Por todo ello, ha comunicado a los párrocos el aplazamiento en toda la Diócesis de las comuniones al primer trimestre del curso pastoral 2020-21, es decir, a partir de septiembre, con la condición de que sean siempre antes del primer domingo de Adviento (los cuatro domingos previos a la Navidad), o sea, antes del 29 de noviembre. 

Al programar las ceremonias, los párrocos deberán tener en cuenta que "es imprescindible" un tiempo previo mínimo de un mes en el que los niños y sus familias puedan ser congregados para la preparación de la catequesis inmediata. Estas mismas normas se aplicarán al sacramento de la Confirmación.

No obstante, la medida queda condicionada a la superación de la actual pandemia y a las indicaciones concretas que puedan recibirse de las autoridades sanitarias y políticas. "Si llegado el momento de que estas prohibiesen o desaconsejasen la congregación de gran número de personas en un espacio cerrado, la Diócesis adoptaría las medidas oportunas".

También se ha visto afectada, durante la pasada Semana Santa, la misa crismal del Miércoles Santo en la que se bendicen los oleos que se usan durante el año en la unción de los enfermos o de los catecúmenos, que normalmente se lleva a cabo en la catedral con la presencia de todos los sacerdotes de la diócesis. La intención es celebrarla en junio, si es posible.     

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