El Parque de Ordesa descansa mientras los sarrios se asoman a pueblos y carreteras

Las imágenes de cabras o jabalís en entornos urbanos proliferan estos días en las redes sociales. Según los expertos, el confinamiento acentúa un proceso cada vez más habitual en la España Vacía.

Un sarrio junto a la carretera de acceso a la Pradera de Ordesa, en el puente de los Navarros.
Un sarrio junto a la carretera de acceso a la Pradera de Ordesa, en el puente de los Navarros.
Heraldo

Los sarrios se han convertido en los únicos visitantes de la Pradera de Ordesa, habitualmente repleta de turistas en este puente de Semana Santa. Aprovechando el vacío dejado por los humanos, los animales salvajes se acercan a lugares inusuales cerca de los edificios del Parque Nacional y de las vías de acceso. Un fenómeno que, a juicio de los expertos, se ha visto exagerado estos días pero no es tan inusual en la España Vaciada, cada vez con más lugares despoblados donde la fauna gana terrreno.

"La total ausencia de visitantes debido al confinamiento permite que el Parque esté descansando del uso público", comenta su directora, Elena Villagrasa. En estas circunstancias excepcionales, añade, "la naturaleza responde rápidamente". En el caso del valle de Ordesa se pueden ver casi todos los días sarrios en la rotonda del puente de Los Navarros, corzos paseando por la carretera de acceso a la Pradera o cerca de los pueblos, de la caseta de la guardería o de los puntos de infomación turística.

Desde que el 14 de marzo se cerraron los accesos, no se ha detectado ningún visitante. Las únicas personas son los Agentes de Protección de la Naturaleza y los guardas, que realizan servicios de vigilancia diarios en los cuatro valles del Parque: Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta.

En las redes sociales proliferan imágenes de corzos, sarrios o jabalíes ocupando espacios poco habituales, eso sí, muchas veces atribuyendo localizaciones equivocadas. Javier Escorza, presidente de la asociación Aapna de Agentes de Protección de la Naturaleza de Aragón, aclara que ver animales salvajes en entornos urbanos es, en Aragón, "más habitual de lo que nos parece": cárabos criando en muchas iglesias, colirojos tizones en agujeros de casas, lavanderas en muretes, o jabalís, zorros y garduñas cerca de las huertas. "También es frecuente que alguna cabra montés se acerque y hasta se meta en un pueblo. En estas circunstancias, seguro que alguno más", dice.

En Ordesa se puede ver estos días a los animales cerca de la caseta de los guardas o los puntos de información.
En Ordesa se puede ver estos días a los animales cerca de la caseta de los guardas o los puntos de información.
Heraldo

Con él coincide Juan Herrero, profesor de Ecología de la Escuela Politécnica Superior de Huesca y especialista en las poblaciones de grandes mamíferos en Aragón. "Hay especies que con la despoblación se han recuperado, pero si además nos recluimos en casa, vamos a ver muchas cosas desde las ventanas. Más en los pueblos, pero también en las ciudades: jabalíes que entran desde los espacios pegados a ellas en busca de alimentos", explica.

Para entender el fenómeno, que para él no es nuevo, hay que acudir al concepto sociológico de España Vaciada o a lo que en términos de ecología se conoce como ‘rewilding’, es decir, volver a lo salvaje. "Estamos dejando muchos lugares vacíos y eso ha permitido la recuperación de especies, que ahora están donde no estaban antes", como el jabalí. El confinamiento solo lo ha acentuado. Para explicarlo se refiere a una de esas imágenes virales, la de una manada de sarrios ocupando la carretera de Somport. "Siempre han bajado a comer la sal que se echa a la carretera para evitar el hielo, pero 20 sarrios es muy llamativo. Hasta ahora hacían acto de presencia de forma más modesta y ahora aparecen de manera más evidente", resume.

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