coronavirus

"No es una situación fácil. Las trabajadoras han sido valientes y generosas"

La directora de la residencia municipal de Sariñena, María Pilar Guerrero, alaba el compromiso y entrega de la plantilla, que, junto a los internos, se mantiene confinada en el centro. Tras quince días, este jueves ha tenido lugar el primer relevo.

Las empleadas de la residencia de Sariñena/ / Foto: Rafa Gobantes
Las empleadas de la residencia de Sariñena abandonan la residencia tras 15 días confinadas. 
Rafael Gobantes

Natalia, Ruth, Isabel, Luisa,... son los nombres de algunas de las 20 trabajadores que han salido este jueves de forma escalonada de la residencia municipal de Sariñena, donde han permanecido quince días confinadas con los internos, después de que el centro fuera puesto en cuarentena y se optara por su cierre completo. La decisión se tomó el pasado 25 de marzo, al confirmarse los primeros tres fallecidos por coronavirus -una cifra que ha ido creciendo hasta los siete- y los positivos de otros diez residentes.

Las 20 trabajadoras han sido relevadas por otro grupo de 17, que, al igual que las primeras, convivirán con los internos durante dos semanas. Antes de despedirse, las empleadas han vivido uno de los mejores momentos de los últimos días: la primera alta de una de las residentes afectadas con Covid-19, Benita Buisac, a la que han recibido con gritos de "¡campeona". La mujer, de 87 años, ha hecho una parada frente al centro antes de irse a su casa, donde acabará de recuperarse.

La directora del centro, María Pilar Guerrero, también ha compartido "emocionada" este momento. "Se trata un importante estímulo", ha dicho, haciendo un paréntesis en su ajetreada jornada, en la que ha ido recibiendo a las nuevas trabajadoras y despidiendo a las integrantes del primer grupo, a las que "casi he tenido que despachar"», ha señalado. "Han estado toda la semana esperando que llegara este día y al final, les ha costado marchar. No querían dejar a los residentes", ha explicado Guerrero, "orgullosa de su entrega y compromiso".

"Han sido generosas y valientes", ha añadido. "No es una situación fácil. Las trabajadoras han estado lejos de su familia y han vivido momentos duros, pero han entendido que solo existe una forma de sobrellevarlo: volcándose en el cuidado de los residentes", ha afirmado.

La propia directora ha admitido que necesitó un tiempo para asimilar la situación y comprender que solo había una salida: "trabajar". "Nada podemos hacer contra la enfermedad. Algunos podrán superarla y otros, no, pero nuestra obligación es estar a su lado, atenderlos y cuidarlos, como si fuesen nuestros propios familiares; algo que las trabajadoras han entendido desde el primer momento", ha explicado.

Dentro del centro, se mantienen alrededor de medio centenar de usuarios, que siguen aislados de forma individualizada, presenten o no síntomas de Covid-19. El Ayuntamiento de Sariñena ha solicitado que trabajadoras y residentes sean sometidos a los test correspondientes, lo que permitiría separar a positivos de negativos y poco a poco, recuperar cierta normalidad, "siguiendo siempre criterios médicos", han indicado.

Las trabajadoras de la residencia de Sariñena.
Las trabajadoras de la residencia de Sariñena con un cartel de ánimo.
Rafael Gobantes

El importante brote detectado ha generado una "comprensible" preocupación en la plantilla, tal y como admite Guerrero, que a su objetivo de cuidar a los residentes suma el de "proteger a las empleadas". En esta labor, agradece las donaciones de material de protección y en general, todas las muestras de cariño recibidas, que "han sido muchas y que nos permiten mantener el ánimo". "Nos sentimos muy apoyadas", añade.

También agradece el trabajo de coordinación y atención de los Servicios Sociales de la Comarca de Los Monegros, que han sido los encargados del contacto entre residentes y familiares, así como la implicación de la Unidad Militar de Emergencias.

"Por suerte, aquí no hemos tenido dificultades como en otros centros. Las trabajadoras han comprendido que deben estar al lado de los internos y acompañarlos, velando por su bienestar. Han sabido anteponer el interés general al personal, aún siendo conscientes de que trataban con internos contagiados" ha señalado Guerrero.

A lo largo de los días de confinamiento, las trabajadoras descansan y duermen en la denominada zona limpia, un espacio con 22 camas habilitado en el centro social, que está ubicado de forma anexa a la residencia.

Según detalla Guerrero, entre ellas se han creado fuertes lazos personales, ya que han vivido situaciones difíciles, y no solo por lo ocurrido en el centro, ya que algunas han sufrido pérdidas estando dentro y, por ejemplo, una de ellas fue abuela durante el confinamiento. "Se han apoyado mucho y han creado unos lazos muy fuertes", concluye

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