Foradada del Toscar 

La ermita de San Martín, en Ribagorza, sale de la Lista Roja del Patrimonio

El templo, del siglo XII y titularidad pública, entró hace siete años en el listado de la asociación Hispania Nostra y ha sido restaurada por el Ayuntamiento. 

Ermita de San Martín de Terraza tras la restauración.
Ermita de San Martín de Terraza tras la restauración.
Hispania Nostra

La ermita de San Martín, en el despoblado de Terraza, en la comarca de Ribagorza, ha abandonado recientemente la Lista Roja del Patrimonio  (www.listarojapatrimonio.org) que elabora la asociación Hispania Nostra y ha pasado a la Lista Verde, donde se incluyen los bienes tras desaparecer el riesgo que presentaban tras haber sido intervenidos. El Ayuntamiento de Foradada del Toscar, al cual pertenece ese núcleo, ha concluido las obras de consolidación de los muros y la cubierta, evitando así el colapso del santuario, del siglo XII y de titularidad pública. 

La ermita, que no está bajo ninguna figura de protección, entró en la Lista Roja de Patrimonio en octubre del año 2013. Se había derrumbado la cubierta y presentaba grandes grietas en su interior. En el 2018,  el Ayuntamiento comenzó las obras de rehabilitación de la ermita para consolidar los muros y el tejado. Se está a la espera de restaurar el interior.

El templo es un reducido pero completo ejemplar de románico ribagorzano, edificado con arreglo a los cánones lombardos probablemente hacia mitad del XII. Sus elementos materiales son sillarejos toscamente desbastados y decoración a base de piedra toba en arquillos, cornisa y medio punto de su ventanal absidal. La ermita tiene una nave dividida en tres tramos a la que posteriormente se le añadieron capillas laterales. Al sur se le adosó la torre campanario. Entre sus elementos llama la atención el friso de arquillos lombardos al exterior del ábside, fabricados en piedra tosca. 

En el interior, la cabecera consta de cilindro absidal cubierto por bóveda de cuarto de esfera. En fecha tardía se añadieron sendas capillas laterales que le aportan aspecto de cruz latina en planta. Tras el retablo aparece abundante pintura de azulete, y bajo la misma, trazos de tono marrón que podrían ser el arranque de una mandorla. 

El tercer tramo de la nave está ocupado por un coro alto de madera en el que aún quedan zonas decoradas con pintura a base de motivos geométricos, contemporánea a la remodelación del templo, probablemente allá por el XVIII

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