Batas de bolsas de basura, mascarillas con fundas de plástico y gafas de jardinero: así salvan las carencias en los centros de salud

La crisis sanitaria del coronavirus ha provocado un desabastecimiento de equipos de protección individual en todo el país, lo que ha obligado a los trabajadores de Atención Primaria de la provincia de Huesca a improvisar soluciones imaginativas para estar protegidos de los contagios como batas hechas con bolsas de basura y cinta aislante, pantallas con fundas de plástico, reutilización de gafas de jardinero o las ya extendidas mascarillas confeccionadas a mano con tela.

Unas carencias que han llevado a la Junta de Personal del Área Sanitaria de Huesca a hacer un llamamiento a instituciones, empresas y particulares para que donen material de protección a los centros de salud de la provincia.

Ramón Boria, presidente de la Junta de Personal, explica que el protocolo de atención de pacientes sospechosos de coronavirus obliga a guardar una serie de medidas de seguridad para evitar contagios entre los profesionales, especialmente aquellos que tratan a los casos más graves en los propios centros o que acuden a realizar exploraciones en domicilios. Y de hecho, recuerda que ya hay varios sanitarios de la provincia en cuarentena después de haberse infectado.

Estos equipos de protección individual (EPI) deben de constar de una bata desechable, una mascarilla con filtro, unas gafas o una pantalla, gorro y guantes. "Pero falta mucho material porque el mercado está desabastecido, el Salud está priorizando el reparto y ha mandado muy pocos equipos a los centros de salud", asegura Boria, que también critica que la consejera de Sanidad, Pilar Ventura, negara públicamente que hubiera "escasez" de material durante su comparecencia pública en Huesca el martes. "Eso es falso", subraya.

Desde la Junta de Personal confían en que las carencias se solucionen lo antes posible "porque esto va para largo y necesitamos estar protegidos". Y recalcan, por último, que todo el material tiene un "rigurosísimo control" por parte de las coordinadoras de Enfermería de cada uno de los centros de salud. "En ninguno ha habido mal uso", afirma Boria, que agradece las donaciones particulares que han llegado sobre todo a los servicios de las zonas rurales de empresas y profesionales del sector primario que habitualmente trabajan con este tipo de equipos.

Los profesionales del centro de salud de Monzón también se están encontrado con carencias de las mascarillas sanitarias FFP2 y FFP3. Para paliarlas, están utilizando mascarillas quirúrgicas además de hacer acopio de tela que desde varios pueblos de la comarca del Cinca Medio envían a este ambulatorio, gesto muy valorado por el personal del servicio. La diferencia es que estas últimas mascarillas previenen la transmisión pero no el contagio. En este caso, algunos sanitarios están confinados en sus domicilios ante la posibilidad de haber contraído el coronavirus a la espera de hacerse el test.

Con el estado de alarma las visitas al centro de salud se han visto muy reducidas y los profesionales están atendiendo vía telefónica prácticamente la totalidad de los casos. De hecho este miércoles han recomendado que salvo casos de urgencia y alguna excepción, todas las consultas se realicen por teléfono.

En el centro de salud de Sariñena, también han modificado su esquema de trabajo, cerrando los pequeños consultorios que carecen de medidas de aislamiento y centralizando la actividad en la capital monegrina, donde el material de protección es "escaso", según explican los propios profesionales. "De haber un problema masivo aquí, que, por fortuna, no es el caso, no tendríamos suficiente material. Nos faltan mascarillas, batas y gasas", añaden. La solidaridad vecinal también ha llegado hasta aquí y en estos días, son muchas las mujeres monegrinas que se han puesto manos a la obra y han cosido mascarillas para sus sanitarios más cercanos.