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Pitufos, héroes y emoticonos: los colegios conquistan la cabalgata de Huesca

Asociaciones, peñas y pueblos vecinos se sumaron a una cabalgata con más de 4.000 personas.

La cabalgata de carnaval de Huesca se llenó de pitufos, recreó la Conquista de América, recordó a los célebres personajes del colegio de magia Hogwarts y vio desfilar a los populares emoticonos que invaden las redes sociales. Estos fueron algunos de los temas de inspiración de los colegios de Huesca, convertidos un año más en los indiscutibles protagonistas de la cabalgata del Carnaval de Huesca.

A lo largo de casi dos horas, el Coso se llenó de disfraces en una fiesta donde prima la participación de niños y padres. El desfile lo abrieron pavos reales acompañados de un gran elefante con una ruidosa batukada. El primer colegio en aparecer fue el de San Vicente, con su particular homenaje a Harry Potter. Le siguieron el centro Pirineos, con sus Pitufos y el maligno Gargamel; Santa Rosa y sus recortables; San Viator, con los conquistadores y las tribus oriundas del nuevo continente; El Parque y su Mago de Oz; el Alcoraz y el mundo del espacio; Salesianos, con un gran dragón chino; el Pedro J. Rubio y el cuento de Aladín; los héroes del colegio Santa Ana; o las sonrisas de los emoticonos del Juan XXIII.

También fue destacable la participación de pueblos cercanos a Huesca. Nueno trajo a la capital los platillos volantes de su Confederación Galáctica; y bajo el título ‘Ándale Tierz’, de esta localidad llegaron niños y mayores bailando corridos mejicanos. ‘Aniés por el mundo’ aportó una nutrida representación vaticana, Papa móvil incluido, y a visitantes de Escocia o México.

Las asociaciones se sumaron igualmente a la fiesta. Cadis, la coordinadora de entidades de discapacitados, desfiló con los aros olímpicos; la peña Los 30 escenificó el terror y la muerte; y Os Casaus disfrazó a sus socios de Picapiedras. Las ludotecas contribuyeron a animar el desfile con sus pequeñas abejas y los apicultores encargados de cuidarlas. Y como buen Carnaval que se precie no faltó la crítica, de la mano del barrio del Perpetuo Socorro. Vestidos de ceras Manley, los integrantes de la comparta se preguntaban "¿Qué pintamos los del barrio?", y reivindicaban "Hay Huesca más allá del Isuela".

Y entre colegios, barrios y asociaciones, carrozas y grupos de percusión, se colaron pequeños grupos de amigos y familiares para aportar originales disfraces de churros, pingüinos, globos aerostáticos o el lujoso palacio del Taj Mahal.

El de Huesca fue uno de los más multitudinarios, pero en otros muchos rincones de la Comunidad los aragoneses también celebraron el Carnaval. De manera especialmente singular en Bielsa, Luco de Jiloca o Épila. Incluso los esquiadores metieron en su maleta los disfraces y hasta en las pistas de Cerler sonó la percusión típica de esta fiesta.

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