de menos de 100 viajeros

El año empieza con taquillas "fuera de servicio" en algunas estaciones de tren

Alcaldes de la línea Zaragoza-Canfranc entienden que hay pocos viajeros pero consideran "un retroceso" el cierre de las ventanillas.

Una viajera saca el billete en la máquina en Monzón, en presencia de miembros del colectivo que se ha movilizado.
Una viajera saca el billete en la máquina en Monzón, en presencia de miembros del colectivo que se ha movilizado.
Julia Salamero

Renfe ha cumplido con lo anunciado y desde el 1 de enero los viajeros de 11 estaciones de tren aragonesas ya no podrán comprar los billetes en ventanilla, al cerrarse las taquillas en aquellas con menos de 100 pasajeros diarios. En el caso de la provincia de Huesca, la medida afecta a Ayerbe, Canfranc, Jaca, Sabiñánigo y Tardienta. La excepción es Monzón, donde permanecerá abierta pero con horario restringido, unas 20 horas semanales, las de mayor tránsito.

Por otra parte, el mismo viernes se supo que el acuerdo de investidura con Teruel Existe recoge la paralización del cierre, según anunció el diputado Tomás Guitarte, quien explicó en una rueda de prensa en el Congreso que se aplazará esta medida anunciada por Renfe y habrá al menos seis meses para estudiar otras propuestas.

Pero la realidad es que ayer las taquillas estaban cerradas. Incluso los viajeros de Monzón se encontraron con el cartel de "fuera de servicio". "Prometieron que iba a estar la taquilla y no está". "¡Esto es una vergüenza!", decían este viernes los usuarios en la parada de tren Río Cinca, en el tercer día de entrada en vigor de la medida. Ello pese a que antes de acabar el año 2019 se escenificó en el andén, por parte del director general de Transportes del Gobierno de Aragón, Gregorio Briz, y el alcalde, Isaac Claver, el acuerdo alcanzado entre la DGA, el Ayuntamiento y Fomento para garantizar el servicio en un 70%.

De momento, las ventas se realizan a bordo, alternativa por la que optaron muchos pasajeros en el primer tren de las 7.10 de Monzón a Zaragoza, o en la máquina expendedora. La razón es que Renfe tiene previsto licitar el concurso para adjudicar el servicio de venta (la liberalización del sector prohíbe que el ente estatal se encargue de estas operaciones) el próximo 9 de enero. Pasarán unas semanas hasta que la nueva empresa ya venda billetes en ventanilla y dé información al pasajero, según fuentes de Renfe.

La empresa adjudicataria prestará el servicio durante 12 meses, según el pliego de condiciones, con un valor estimado del contrato de 17.207,14 euros. Hasta que llegue ese día, se ha optado por contratar, a través de una empresa de selección de personal, a una empleada para asesorar a los viajeros sobre el funcionamiento de la máquina electrónica. Ayer, una joven realizaba ya esta tarea.

El número de viajeros el viernes en el primer tren rondaba la treintena. Algunos portaban las sudaderas reivindicativas de color pistacho de Cambiar Monzón. Miembros de esta formación política, entre ellos el concejal y portavoz, Vicente Guerrero, quisieron visibilizar el incumplimiento de lo anunciado. Según anunciaron, se ha decidido llevar las movilizaciones por todas las estaciones de tren de Aragón.

Estaciones con 8 pasajeros

Respecto a la postura de los ayuntamientos, la mayoría en la línea Zaragoza-Canfranc, muchos ven el cierre de taquillas como "un retroceso", pensando en la futura reapertura del tráfico internacional. "Es una marcha atrás para la línea y para la estación", ha declarado el alcalde de Jaca, Juan Manuel Ramón. Entiende que el número de pasajeros actual es bajo, pero vincula la medida a los continuos recortes de Renfe que la DGA tiene que paliar con subvenciones. Para él, la solución está en la reapertura del ferrocarril Canfranc-Olorón y en las inversiones en la vía, "que es lo que dará sentido a la línea". Y apuesta por buscar una fórmula entre todos los municipios afectados para no tener que recortar prestaciones.

"Si queremos potenciar el Canfranero, hay que poner más trenes y más servicios", ha señalado su colega de Ayerbe. Antonio Biescas también entiende la dificultad de mantenerlos con tan pocos pasajeros (8 es la media diaria en su estación), pero la alternativa sería, a su juicio, que la taquilla la atendieran los propios trabajadores que quedan, "dos o tres". Otra cosa es "si los van a quitar también", y se pregunta qué pasará entonces con la gestión del paso a nivel. Se ha dirigido a Renfe para aclararlo, sin haber obtenido aún respuesta.

Biescas valora las opciones alternativas de venta de billetes, por ejemplo en el propio tren, lo que soluciona los problemas de la gente mayor, con más dificultades para la compra ‘on line’, pero "se pierde la calidad de la información personalizada, porque el trabajador de la taquilla también daba cuenta de si un tren venía con retraso".

El alcalde de Canfranc, Fernando Sánchez, ha insistido en que "la gente puede comprar al revisor y en las oficinas de correos", y ha recordado que en la nueva estación de la localidad habrá una máquina expendedora de billetes. Él contextualiza la medida en la liberalización del transporte ferroviario, que impide a la compañía Adif y a sus trabajadores prestar este servicio en exclusiva para Renfe.

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