Los atascos en el Pirineo continuarán cuatro años más como mínimo

El Pirineo oscense ha despedido un puente espectacular en cuanto a la afluencia de visitantes, el buen tiempo y la calidad y cantidad de la nieve. Pero también ha dejado un gran borrón: los atascos que colapsaron el acceso por la A-23 y la N-330 tanto el viernes, en la operación salida, como el domingo y el lunes, en la escalonada operación regreso.

Muchos conductores se preguntan hasta cuándo tendrán que seguir sufriendo este tipo de retenciones en puentes o fines de semana de aluvión de turistas y la respuesta es que la imagen de las filas no se acabará, al menos, hasta el año 2024. Y es una previsión optimista que se cumplirá siempre y cuando el Ministerio de Fomento agilice los procesos de contratación de las proyectos que todavía tiene pendientes en las autovías del Pirineo (Huesca-Jaca y Jaca-Pamplona). En caso contrario, la solución se demorará mucho más tiempo. Actualmente hay 15,2 kilómetros en obras o a punto de iniciarse, pero quedan otros 32 que ni siquiera se han licitado.

En concreto, hay 6,6 kilómetros en construcción en el tramo Sigüés-Tiermas de la A-21, muy cerca ya del límite con la Comunidad de Navarra. El plazo de ejecución es de 36 meses por lo que se abrirá al tráfico en el verano de 2021. Sin embargo, la autovía que conecta con Navarra y el País Vasco tardará tiempo en completarse ya que los proyectos de los 11,6 km de Puente La Reina-límite con la provincia de Zaragoza y los 8 de la variante de Jaca están redactados pero no se han sacado a concurso. La inversión necesaria para su ejecución supera los 200 millones de euros que el Gobierno tendrá que empezar a consignar en los próximos Presupuestos Generales.

Además, en la A-23 están a punto de arrancar los trabajos en la variante de Sabiñánigo, de 8,6 kilómetros. Teniendo en cuenta que el plazo de ejecución es de 40 meses, estará en servicio para la primavera de 2023. Pero esta autovía tampoco estará completa hasta dentro de varios años más ya que el tramo Lanave-Sabiñánigo de 12 kilómetros, el más conflictivo de todos y donde se produjeron los atascos más graves de este puente, también está redactado pero aún no ha salido a licitación. La inversión necesaria en este caso asciende a 86 millones de euros.

Dados los plazos que maneja el Ministerio en otras obras de estas características, desde que se anuncia la licitación hasta que se adjudican las obras y comienzan realmente suele pasar un año, por lo que es previsible que los trabajos en los tres tramos pendientes no arranquen, como mínimo, hasta 2021. Y si los plazos de ejecución rondan los tres años para tramos de esta envergadura, no estarán operativos al menos hasta 2024.

Además de las autovías del Pirineo, el Ministerio de Fomento también tiene pendiente de terminar el Huesca-Siétamo de la autovía A-22 que conecta con Lérida. Allí también se han producido este puente atascos por el embudo que se crea en la zona de Estrecho Quinto. En este caso, el plazo de ejecución es de 36 meses y su inauguración por tanto se estima para el verano del año 2021.

Los empresarios turísticos piden potenciar el transporte público

Con todo, los atascos en este puente han llegado también a los accesos más cercanos a las estaciones de esquí. En el valle del Aragón (N-330), no es algo nuevo, como en el de Tena (A-136) o Benasque (A-139), pero temen que irán a más porque conforme se van abriendo nuevos tramos de autovía, crece el número de personas que acuden en el día desde Navarra, País Vasco o Zaragoza. Toda esta afluencia se suma, además, a los que se hospedan en hoteles y segundas residencias. Por ello, el presidente de la Asociación Turística Valle del Aragón, Luis Terrén, sugiere buscar soluciones para evitar estas retenciones en la N-330 desde Jaca hasta Astún y Candanchú.

"Es un problema que tienen todas las estaciones de esquí de España, pero a medio plazo nos tenemos que sentar los agentes del valle, el Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial, los ayuntamientos, los empresarios... y reflexionar sobre cómo solucionarlo", subraya Terrén, quien asegura que el sábado, a las 15.00, había atascos desde Jaca a Candanchú. «Eran 2.000 coches parados pero con el motor en marcha y contaminando», advierte.

Entre las posibles medidas paliativas destaca, por ejemplo, que las estaciones tienen plazas de aparcamiento limitadas por lo que plantea la opción de habilitar párquines cercanos desde los cuales ofrecer transporte a pistas.

Luis Terrén propone también un servicio de transporte público con 15 o 20 autobuses con una frecuencia de 10 o 15 minutos desde Jaca hasta Astún y Candanchú. "Somos comodones y nadie quiere ir en transporte público, pero se evitarían mucho coches y la contaminación que producen", asegura. Ahora existe un bus pero hace pocos viajes al día "y casi siempre va lleno", afirma.

El presidente de la asociación turística es consciente de que "es muy difícil", pero insiste en puede haber fórmulas para incentivar el transporte público en lugar del coche, como por ejemplo ofrecer un descuento en el forfait con el billetes del autobús. "La gente tiene que ver que es práctico y mucho más cómodo".

Telecabina Benasque-Cerler

Esta vez no han sufrido atascos tan graves en el valle de Benasque, pero sí tráfico muy denso y retenciones puntuales. "El eslogan de Cerler es ‘Te cansarás de esquiar’, no ‘Te cansarás de hacer colas’", comenta en broma el presidente de los empresarios benasqueses, José María Ciria, quien sin embargo no se olvida que para aliviar las retenciones siguen reivindicando un telecabina entre Benasque y Cerler "que contribuiría a armonizar muchísimo mejor la circulación rodada por esta zona", resalta.