comarca de la ribagorza

La peor cosecha de este siglo no impide la celebración de la Feria de la Patata de Chía

La intensa sequía y el calor han reducido la producción en un 80%. En la feria se repartirán unas 2.000 raciones de 'recao'.

Imagen de archivo de la Feria de la Patata de Chía.
Imagen de archivo de la Feria de la Patata de Chía.
Ángel Gayúbar

Pese a la catastrófica cosecha de este otoño, en que se ha recolectado un ochenta por ciento de producto menos que en el ejercicio de 2018, la Asociación de Productores de Patata de Chía (APPC) ultima los preparativos para la celebración este sábado 2 de noviembre de la octava edición de su popular Feria de la Patata. Una cita que vuelve a contar este año con un atractivo programa que tendrá su punto culminante en la degustación de un sabroso 'recao', un plato típico montañés con la patata como ingrediente principal, tras su elaboración en directo por un grupo de voluntarios locales bajo las órdenes del reputado cocinero Antonio Arazo.

La Feria no llega en un buen momento para el conocido tubérculo de la Alta Ribagorza ya que los agricultores de Chía han sufrido este año la peor cosecha en décadas debido a la intensa sequía vivida en la zona en los últimos meses que se ha unido a unas muy elevadas temperaturas, lo que ha agostado buena parte de una producción que tenía una pinta excelente al comienzo de la temporada.

El presidente de la APPC, Arturo Lanau, así lo confirma al recordar que la campaña «empezó muy bien, por el estado de los campos en abril y mayo», lo que hizo prever una excelente cosecha en otoño. Pero los buenos augurios se truncaron en verano al no llegar las habituales -e imprescindibles para este cultivo de secano- tormentas de julio y agosto. "Finalmente, estamos manejando unos datos de recolección de entre 10 y 15 toneladas frente a las 90 del año pasado y, además, en buena medida con un calibre del producto algo menor que el que tiene el estándar para la venta", comenta Lanau.

Esta exigua producción no puede cubrir la demanda existente ya que la patata de Chía ha consolidado su presencia en los últimos años en mercados cada vez más alejados. Por ello, según señala Lanau, desde la APPC se pusieron en contacto con sus distribuidores y comercializadores para hacerles partícipes de la situación y explicarles que han decidido que la cosecha de este año se distribuya preferentemente por el entorno más cercano. "Lo han entendido perfectamente y nos han comentado que la problemática que estamos viviendo en Chía no es excepcional porque la producción de patata ha sufrido un serio menoscabo en todo el país por la sequía y los calores de los últimos meses", apunta el presidente de la Asociación.

Lanau recalca que, a pesar del menor calibre de las patatas de este año, ello no va en detrimento de su calidad y que volverán a ser las principales protagonistas de la Feria, un certamen que ha sabido ganarse el respaldo popular y convertirse en un excelente escaparate tanto de la producción patatera de esta población pirenaica como de las potencialidades turísticas de la Alta Ribagorza.

La Feria mantiene un programa con un esquema muy similar al de las ediciones anteriores con la venta al por menor de la afamada patata local, caracterizada por su producción artesanal, y la instalación paralela de un mercado de artesanos bajo la cubierta de la plaza Mayor, escenario de buena parte de las actividades diseñadas que comenzarán a las 7 de la mañana con la preparación y el encendido de la hoguera en la que posteriormente se elaborará el 'recao', un plato del que, explica Lanau, se repartirán entre 1.800 y 2.000 raciones y que, además de la patata, lleva también judías verdes -"cultivadas así mismo en Chía"-, cebollas, zanahorias, col y panceta de cerdo. Habrá también actividades infantiles con manualidades y juegos educativos con la patata y, en la partida de Las Llagunas, se ha programado una exposición ganadera y se ofrecerán a los interesados paseos a caballo por el entorno.

Esta nueva edición de la Feria de la Patata certificará el compromiso de los seis integrantes de la Asociación de Productores y la de los responsables del vecino Centro de Ocupación Socio-laboral El Remós -que lleva el peso de su comercialización- con el fomento y la promoción de su cultivo ya que, como apunta Lanau, "esta campaña tan negativa nos reafirma en nuestra voluntad de seguir con este proyecto, conscientes de que en la agricultura hay años buenos y malos". Su apuesta por revitalizar la siembra de patatas en la zona, que desde 2014 ostenta el certificado de cultivo ecológico, se ha revelado como una excelente herramienta de fijación de población en el territorio.

Cultivo por encima de los 1.200 metros

La certificación reconoce las estrictas reglas de trabajo fijadas por la Asociación de Productores y su apuesta por mantener la utilización de los métodos tradicionales para preservar la calidad del producto. Lanau apunta que esta calidad de la patata de Chía viene determinada tanto por la altura de la localidad y sus tierras de cultivo –por encima de los 1.200 metros sobre el nivel del mar- y el tipo de suelo como por un sistema tradicional de trabajo de los campos en el que no se utilizan abonos químicos ni productos fitosanitarios.

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