iban sin equipación

Cinco franceses se juegan el tipo en el glaciar del Aneto

Los montañeros progresaban por el hielo con ayuda de piedras porque no llevaban crampones. La Guardia Civil y el refugio de la Renclusa avisan del peligro del glaciar en esta época y aconsejan las rutas más seguras. 

Imagen tomada por un montañero del grupo de franceses el pasado domingo.
Imagen tomada por un montañero del grupo de franceses el pasado domingo.
Jaime de Val

No habían pasado ni 24 horas desde el rescate de dos montañeros franceses por una grave caída en el glaciar el Aneto, cuando otro grupo formado por cinco personas de la misma nacionalidad atravesaban la masa de hielo ayudándose de piedras a modo de piolets para progresar, ya que no portaban la equipación adecuada. “No daba crédito a lo que veía”, comenta Jaime de Val, un montañero de Cerler que captó la imagen de esa imprudencia, una más de las muchas ocurridas este verano en la ruta de ascensión al techo de los Pirineos. “Progresaban sobre la superficie del glaciar, completamente descubierto, mostrando su color negro y su mayor dureza, ‘armados’ con piedras a modo de piolet, con las que intentaban romper el hielo para plantar su siguiente paso, calzando zapatillas de trekking y sin casco”, explica.

Ocurrió a primera hora de la mañana del domingo. El sábado, la Guardia Civil había rescatado a dos montañeros que se cayeron por la pendiente helada con graves lesiones. El más joven, de 25 años, se fracturó las dos piernas y tanto él como su compañero, de 56 años, tenían contusiones y laceraciones en general.

El grupo estaba formado por cinco personas.
El grupo estaba formado por cinco personas.
Jaime de Val

Jaime de Val había subido con un amigo a la cumbre y de bajada se topó con el grupo de franceses. “Me habían contado situaciones como ésta y no me las acababa de creer, pero he visto con mis propios ojos cómo cinco personas se jugaban la vida”. Él difundió las fotografías en las redes sociales de la asociación de vecinos y amigos de Cerler Pico Sarllé de Cerler, a la que pertenece, porque el colectivo también se preocupa por la seguridad en montaña. “Se trata de concienciar a la población y de lanzar el mensaje de que esto no es un juego”.

Eran las 9.30. El grupo de franceses, de entre 25 y 30 años, había atravesado por el collado de Coronas y se encontró con una de las dos partes del glaciar. Dejaron las mochilas tiradas, iban con ropa básica de trekking, sin crampones, piolet ni casco. “Con una piedra picaban el hielo y hacían un hueco para anclar el pie. Daban un paso y volvían a repetir lo mismo. Con el peligro añadido de que si se caían podían además arrastrar a alguien”, asegura Jaime de Val.

Un montañero veterano que también hacía la misma ruta les advirtió. “Les dijo que si ese trozo era peligroso, lo que les esperaba aún más. Pero ellos hicieron un gesto con el hombro como diciendo ‘A ti que te importa’”, cuenta De Val. La conclusión que saca es que “invertimos dinero en campañas como Montaña Segura para concienciar a los montañeros o en los equipos de rescate para atender las emergencias, y es increíble que a día de hoy sigan pasando estas cosas”.

La imagen de estos montañeros, que sí van equipados, da cuenta de la pendiente y la peligrosidad del glaciar.
La imagen de estos montañeros, que sí van equipados, da cuenta de la pendiente y la peligrosidad del glaciar.
Jaime de Val

Desde mediados de agosto, cuando las altas temperaturas hicieron desaparecer la nieve, el glaciar se ha convertido en un tobogán de puro hielo solo recomendable para excursionistas bien equipados y preparados técnicamente o con acompañamiento de guías. Desde entonces se han producido accidentes graves que han requerido la intervención de la Guardia Civil. Pocos días después de que emergiera el hielo fue rescatado un joven francés de 22 años en medio del glaciar. Se había deslizado 50 metros hasta que pudo parar y temía que si daba un paso seguiría cayendo. Lo sacaron encordado. No llevaba ni crampones ni piolet e iba calzado con unas zapatillas.

El pasado sábado se produjo el accidente de otros dos franceses, pero un día antes, cuando los agentes atendían un aviso de unos excursionistas enriscados, tuvieron que socorrer a otros en las mismas circunstancias que caminaban unos metros más arriba. Además, hicieron darse la vuelta a otro grupo que no iba equipado en condiciones para afrontar la superficie de hielo fósil.    

La ruta más segura

"A todos los que vienen a dormir o pasan por aquí a preguntar por la ascensión al Aneto les advertimos de que el glaciar está peligroso", señala David Lafón, guarda del refugio de la Renclusa, lugar de referencia en la ascensión al pico de 3.404 metros. El y los otros trabajadores ya previenen a los montañeros pero además la Guardia Civil les ha hecho una recomendación, para que la difundan, sobre las rutas con menos riesgo, dado el elevado número de accidentes en esta época del año. 

"En estas fechas, el glaciar está cada vez más exigente. Además, el día es más corto y emerge el hielo viejo de debajo, duro como una roca", aclara el guarda. Los trabajadores del refugio avisan de la necesidad de llevar crampones, piolet, ropa larga, guantes, botas rígidas, arnes... "pero aún así hay gente que aparece en zapatillas y sin equipación a las 11 de la mañana diciendo que va camino del Aneto", señala Lafón, cuando la ascensión dura una media de 10 horas, entre ir y volver, "y hay que dejar margen por si pasa algo". Además, es necesaria ropa de abrigo, pues por la noche en la cima ya se rozan los cero grados. 

Desde el refugio aconsejan hacer las rutas que permiten ahorrarse la mayor parte del glaciar, recogiendo las recomendaciones de la Guardia Civil de Montaña. La más segura va por el Ibón del Salterillo, ya que salva prácticamente todo el glaciar y la parte de hielo que se cruza se encara de frente y facilita la progresión, "eso sí, con los crampones". 

Por otra de las vías, por el Portillón Superior y cruzando todo el glaciar, el flanqueo exige una condición técnica alta (haber progresado en hielo antes y dominar la técnica de crampones y autodetención con el piolet). Además se pueden informar bien en la página web de @montanasegurainfo. Y siempre está la opción de realizar la ascensión con la seguridad que da contratar un guía. 

Lafón considera que la cultura de llevar un guía se va extendiendo, "pero a la gente le sigue doliendo gastarse dinero por subir al Aneto. Pagar 90 euros por 10 horas acompañado por una persona que te gestiona el riesgo no es caro", dice. Y lamenta sobre todo, "que se subestimen el peligro", porque, asegura, "cada año hay más accidentes". 

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