la regulación del gállego

Regantes y opositores a Biscarrués confrontan posiciones en el campus

César Trillo dice que sin la regulación del Gállego "se repartirá miseria" a unos regadíos que no serán sostenibles, mientras los afectados por el embalse no ven justo sacrificar su territorio para bienestar de otro.

César Trillo y Lola Giménez coincidieron en la mesa redonda organizada por la Politécnica.
César Trillo y Lola Giménez coincidieron en la mesa redonda organizada por la Politécnica.
Rafael Gobantes

"Si no se quiere hacer la regulación del río Gállego, que no se haga, pero acto seguido habrá que ser consecuente e ir al territorio de Monegros II para decir que no se pueden seguir desarrollando los regadíos. Lo mismo en la Hoya de Huesca". Con este mensaje, el presidente de Riegos del Alto Aragón, César Trillo, ha recordado este miércoles a los gobiernos central y autonómico que los embalses de Biscarrués y Almudévar son obras de interés general.

Trillo ha participado en una mesa redonda sobre la regulación del Gállego enmarcada en el máster de la Escuela Politécnica de la Universidad sobre Gestión Sostenible del Agua, en la que también había afectados, un ecologista y un representante de la Confederación Hidrográfica. Entre el público, formado por alumnos y profesores, estaba la directora general de Cambio Climático, Marta de Santos, exalcaldesa de Murillo de Gállego, uno de los municipios opuestos al proyecto.

El presidente de Riegos ha criticado el mensaje del consejero de Agricultura sobre el reparto del agua disponible porque sin Biscarrués "se repartirá miseria a unos regadíos que no serán sostenibles", recordando que el sistema Gállego-Cinca tiene la misma regulación con 140.000 ha que con las 70.000 de hace 50 años. "Si queremos más regadíos, tenemos que reivindicar más embalses".

Por su parte, el representante de la CHE, Miguel Ángel García Vera, jefe de Planificación Hidrológica, ha defendido la adaptación a los requerimientos ambientales: reducción de la capacidad (de 192 a 35 hectómetros cúbicos) para no inundar Erés o la exigencia de la suelta de un caudal mínimo (90 litros por segundo). En el equilibrio de costes y beneficios ha dicho que el perjuicio se limita al rafting frente a las 10.000 familias que viven de las hectáreas cultivadas. Respecto a la situación del Gállego, ha destacado el problema del lindano y la contaminación agraria difusa.

Pero para la Coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, que reúne a los afectados, el embalse implica la inundación de granjas y campos y la alteración del 60% del tramo turístico del río. Aunque no inunda Erés, "uno sale de la iglesia, baja un escalón y se cae al agua", en palabras de su portavoz, Lola Giménez. Sacrificar un territorio como la Galliguera por Monegros, «no nos parece justo». El proyecto no estará tan bien hecho, ha matizado, cuando lo anuló la Audiencia Nacional (está recurrido al Supremo) y motivó la intervención de Bruselas. Además, ha discrepado con la CHE sobre si el Gállego es un río ya muy explotado.

La demanda de Luis Tirado, de SEO/Birdlife, son espacios de diálogo donde regantes, municipios y ecologistas resuelvan sus diferencias y debatan el equilibrio entre costes y beneficios. El Gállego, segun él, es un río "ya muy intervenido". 

Por su parte, el representante de las empresas de aguas bravas, Raúl de Santos, ha abogado "por buscar un término medio" y un entendimiento tras décadas enfrentados. Ha citado el acuerdo con los regantes de la Peña para soltar agua, que en este año de sequía extrema ha permitido seguir trabajando.

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