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Juicio contra tres personas en Huesca por acosar a una mujer con mensajes eróticos

La Fiscalía retira la acusación contra dos de los procesados pero mantiene su petición de 4 años de cárcel para el tercero. La defensa pide la nulidad argumentando que la Guardia Civil logró pruebas mediante "engaño".

Sede del Palacio de Justicia de Huesca
Sede del Palacio de Justicia de Huesca
Rafael Gobantes

El Juzgado de lo Penal de Huesca celebró este martes la vista contra tres personas-dos hombres y una mujer- que se enfrentaban a penas de cuatro de prisión cada una de ellas por dos presuntos delitos de acoso y de lesiones, con la agravante de abuso de confianza, después de haber facilitado el número de teléfono de otra mujer a terceras personas para que le enviaran mensajes eróticos.

En el turno de conclusiones, el fiscal decidió retirar la acusación contra dos de los procesados, aunque la mantuvo contra el tercero. Además, reclamó una indemnización de 19.500 euros.

La defensa de los tres acusados, ejercida por el abogado oscense Ricardo Orús, ha solicitado la nulidad de la causa argumentando que la Guardia Civil obtuvo pruebas contra sus clientes mediante "engaño" y sin la autorización judicial necesaria para llevar a cabo la orden de registro en la que intervinieron un ordenador.

Según el escrito de la Fiscalía, a partir de febrero de 2016, uno de los procesados, mayor de edad, sin antecedentes y residente en Cantabria, "con el ánimo de causar un desasosiego y un perjuicio a la víctima", accedió a salas de chat en internet simulando ser esta mujer ya que aportaba datos personales y su teléfono. Ocultándose bajo diferentes apodos como ‘Yana’, contactó con terceras personas y mantuvo conversaciones de contenido erótico y sexual proponiéndoles a algunas un contacto físico. Para perturbar a la víctima, facilitó a esas terceras personas o colgó en las propias salas de chat los datos de contacto de la mujer.

A consecuencia de ello, la víctima recibió innumerables llamadas, mensajes de texto y de wasap durante el día y la noche haciéndoles propuestas, casi todas de contenido erótico sexual.

Debido a este acoso telefónico, la mujer se mudó, junto con su marido y sus hijos, de Cantabria a Huesca y sufrió una fuerte depresión con ansiedad requiriendo tratamiento psiquiátrico, farmacológico y psicológico. Le ha quedado como secuela un trastorno depresivo mayor crónico. 

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