Aragón concentra el 40% de los montañeros muertos en todo el país durante este verano

Es con diferencia la Comunidad con mayor siniestralidad en el medio natural, según los datos de los últimos cinco años.

Imagen de archivo de una evacuación en montaña con la colaboración de los helicópteros de la Guardia Civil y del 112.
Imagen de archivo de una evacuación en montaña con la colaboración de los helicópteros de la Guardia Civil y del 112.
Guardia Civil

El número creciente de practicantes tiene un reflejo en el aumento de la siniestralidad en el medio natural en toda España, pero este problema cobra especial relevancia en Aragón, la Comunidad con más víctimas mortales. Según los datos de la Guardia Civil, los 23 Grupos de Rescate e Intervención en Montaña (Greim) repartidos por el país, rescataron sin vida a 41 personas este verano, entre los meses de junio y agosto, el 39% de ellos en territorio aragonés, donde están desplegados siete equipos (Jaca, Benasque, Boltaña, Huesca, Panticosa, Mora de Rubielos y Tarazona). El porcentaje no es excepcional, ya que en 2015 fue de un 40%, en 2016 del 39%, en 2018, del 37% y solo en 2017 bajó al 23%.

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En el último lustro, en ese mismo periodo estival, han fallecido en Aragón 58 personas. En la lista le siguen Castilla y León (19), Baleares (15), Asturias y Andalucía (14).

En concreto este verano, los especialistas aragoneses han recuperado 16 cuerpos. A los 12 accidentes mortales por caídas, ahogamiento o infartos del 1 de junio al 31 de agosto, se suma otra víctima en el congosto de Montrebei, pero en la parte catalana (lo sacó por cercanía el Greim de Benasque), una persona que se quitó la vida y dos trabajadores fallecidos al caer por un barranco su camión en unas obras en Arcos de Salinas (Teruel).

Otras Comunidades

La cifra está lejos de la Comunidad que ocupa el segundo puesto en número de víctimas este verano, Castilla y León, con cinco muertos, y de Cantabria, Baleares, Andalucía y la Comunidad Valenciana, con cuatro. Estos datos corresponden a las estadísticas de la Guardia Civil, y aunque es verdad que en algunos territorios comparte el socorro con otros cuerpos, realiza el grueso de las intervenciones en accidentes mortales, ya que actúa como Policía Judicial.

En Castilla y León, el 112 ha tenido en esta campaña estival 62 avisos clasificados como rescates en montaña, sin accidentes mortales. En el País Vasco o Cataluña, cuyo servicio de salvamento en el medio natural corre a cargo de la Policía Autonómica y los Bomberos (en Lérida y Gerona también hay presencia de los Greim), la cifra de víctimas está muy lejos de la de Aragón. Según datos del Gobierno Vasco, han atendido 119 rescates, sin víctimas mortales. En Cataluña, donde el Pirineo se extiende por dos provincias, los Bomberos han tenido 324 emergencias, con tres fallecidos: un excursionistas con un infarto, un menor de 14 años que se cayó por un barranco y un motorista que sufrió un ataque al corazón al intentar salir de un barranco.

Un perfil más alpino

Las características de sus montañas convierten a Aragón en la meca del alpinismo en España, lo que atrae cada vez a más aficionados. Esta es la razón que explica la elevada siniestralidad, según el jefe de los Greim en Aragón y Navarra, el teniente Santiago Gómez. El Pirineo de Huesca tiene la mayor concentración de tresmiles (hay más de 200 picos por encima de esta altitud), con muchas zonas de alta montaña que exigen un gran nivel técnico.

"Aquí hay cumbres muy emblemáticas y con mucho tirón como el Aneto o Monte Perdido, áreas más complicadas y con más gente", señala Gómez. Sobre todo en el verano. El valle de Benasque, por ejemplo, el más alpino, es frecuentado por muchos montañeros de la vecina Cataluña.

Testimonios

Luis Muñoz, guarda del refugio de Góriz: "Vemos pasar gente que es evidente que no está preparada para la alta montaña"

Los datos de ocupación de los refugios de alta montaña demuestran que el Pirineo atrae cada vez a más deportistas. Este año, julio y agosto, debido al buen tiempo, han sido meses de mucha afluencia, "de los más potentes que recordamos", comenta Luis Muñoz, guarda desde hace 12 años de Góriz, el refugio con mayor ocupación y uno de los situados a mayor altitud, en la ruta de Monte Perdido. En esta ascensión, dice él, "de tanto pasar montañeros hay zonas donde la roca está muy lavada, muy pulida, lo cual es un factor de riesgo", e incluso se colocaron cadenas para evitar caídas porque son fatales.

"Vemos gente que es evidente que no está preparada. Desde los refugios intentamos cribar y dar indicaciones. En los horarios de ascensión, a muchísima personas les decimos que van tarde, porque ante cualquier problema no tienen margen de seguridad. Algunos aparecen a las doce o la una diciendo que van a Monte Perdido. Eso ocurre muy a menudo en verano, y hacer la ruta cuesta 6 o 7 horas desde aquí", explica Luis Muñoz. Por contra, destaca que lo normal es que los montañeros atiendan sus indicaciones y que cada vez van mejor equipados, pues ahora es posible hacerlo a buen precio. "Hemos visto a personas subir al Perdido con nieve llevando zapatillas o sin ropa suficiente, pero en general van bien equipados", concluye.

Carlos Carracedo, miembro de la asociación de guías de Benasque: "En el Aneto es muy típico encontrar personas que no saben ni a dónde van"

"Es muy típico que en el Aneto te encuentres a personas que no saben ni a dónde van. Cogen el camino, al principio siguen las luces de los frontales y luego a la gente", afirma Carlos Carracedo, miembro de la Asociación de Guías del Valle de Benasque. Otro de los problemas en esta ruta y en general en la montaña es llevar al extremo la equipación ligera, en la ropa o el calzado.

Pone como ejemplo "el uso de zapatillas en el glaciar del Aneto, que ahora con hielo requiere crampones con unas puntas y correas en condiciones para fijarlos a la bota, y a veces se llevan cosas que son parecidas, que se usan para correr por nieve, pero que no son seguras".

Lo peor, añade, es que cuando estas prácticas desaconsejadas no acaban en un accidente, pasan a considerarse adecuadas y se repiten, pero el medio es muy cambiante y la nieve un día puede estar blanda y al siguiente, no.

Para él, el aumento de accidentes se explica por el creciente número de practicantes. Cada vez se recurre más a los guías, pero sigue habiendo muchos aficionados que se meten solos en la montaña sin saber la ruta, sin el material adecuado y sin preparación técnica. "No digo que contraten un guía, pero por lo menos que se preparen". Recuerda que también los expertos están expuestos, y pueden tener un percance en lugares de escasa dificultad, al bajar la guardia o por cansancio.

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