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La Policía detiene a dos amigos del autor de la agresión mortal de San Lorenzo por encubrirle y alertarle de que le buscaban

Al recibir el 'chivatazo' de sus amigos, el agresor abandonó precipitadamente su domicilio, llegando a dejar su coche en la calle con las ventanillas bajadas. No obstante, se entregó días después por el cerco policial.

Los hechos ocurrieron muy cerca de la zona de control peatonal vigilado con cámaras
Los hechos ocurrieron muy cerca de la zona de control peatonal vigilado con cámaras
M. J. V.

Agentes de la Policía Nacional han detenido a dos hombres, de 29 y 34 años, por encubrir al presunto autor de la agresión ocurrida durante las fiestas de San Lorenzo y que tuvo como resultado el fallecimiento de la víctima de 39 años el día 17 de agosto por un traumatismo craneoencefálico causado por el violento golpe.

El atacante, de 28 años que se entregó en la comisaría, está en prisión provisional desde el viernes 16 por un delito de lesiones después de haberse entregado en comisaría. Tiene un antecedente policial antiguo, pero no está considerada una persona conflictiva.

Desde la comisaría oscense recuerdan que la agresión tuvo lugar en la madrugada del día 13 de agosto en la zona de bares de la calle San Lorenzo. Los agentes tuvieron conocimiento de la agresión a las 6.00, cuando fueron requeridos para acudir al lugar donde se encontraba la víctima inconsciente y con un fuerte golpe en la cabeza. El agresor había abandonado el lugar de los hechos y las personas presentes no podían aportar datos ni de cómo se habían producido los hechos ni quién era el causante de los mismos.

La investigación permitió determinar que la víctima recibió, de manera súbita y sorpresiva, un fuerte golpe que provocó su caída y consecuente impacto de la cabeza contra el asfalto y, asimismo, conocer la identidad del agresor, que fue detenido el día 16 de agosto al entregarse en comisaría conocedor del cerco policial que se cernía sobre él.

Entre las gestiones realizadas, los investigadores averiguaron la identidad de las personas que habían estado presentes durante los hechos y les tomaron declaración. Dos de ellos afirmaron no conocer al autor del golpe, si bien, se averiguó posteriormente que eran amigos del presunto agresor y que incluso uno de ellos le animó a abandonar el lugar y huyó de la zona junto a él.

Según la Policía Nacional, conocedores del rumbo que tomaban las pesquisas policiales, estos varones incluso informaron al presunto agresor de que la investigación se dirigía hacia él. Este, al recibir la información, abandonó precipitadamente su domicilio, llegando a dejar incluso su coche en vía pública con las ventanillas bajadas.

El miércoles 21 de agosto, los agentes del grupo de Policía Judicial procedieron a la detención de estos dos investigados y amigos del agresor, acusados de un presunto delito de encubrimiento, "puesto que con sus conductas ayudaron al autor de la agresión a eludir la investigación y a sustraerse de la búsqueda policial", subrayan las mismas fuentes. Hoy han pasado a disposición judicial, quedando posteriormente en libertad.

El Código Penal prevé pena de prisión de 6 meses a 3 años a los responsables de estas conductas constitutivas de delito de encubrimiento, según la Policía Nacional.

Mientras, el presunto autor de la agresión se enfrenta a un cargo de homicidio, que sería castigado con una pena de uno a cuatro años de cárcel si en el juicio se aprecia que el fallecimiento de la víctima fue consecuencia de una imprudencia grave. No obstante, es pronto para determinar cómo se calificarán los hechos, ya que el juez instructor tendrá que intentar aclarar antes cuál era la intención del agresor. Y es que en caso de apreciar dolo, se podría castigar al agresor por un delito de lesiones -por el golpe inicial- en concurso con otro delito de homicidio por imprudencia grave -por la lesión cerebral que sufrió la víctima al golpearse la cabeza contra el suelo-. 

El agredido murió el pasado sábado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, donde llevaba tres días ingresado en estado crítico con un traumatismo craneoencefálico. Al día siguiente, el Ayuntamiento de Huesca convocó un minuto de silencio como muestra de apoyo a los allegados y para condenar el acto violento.

Además de numerosos miembros de la corporación municipal y decenas de ciudadanos, también asistió la familia de la víctima, que se mostró "consternada" por lo que calificaron como un acto de violencia gratuita, ya que "ni se conocían ni habían discutido previamente". Al día siguiente se celebró el funeral.  

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