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El 24% de los que suben al Monte Perdido se estrenan en su primer tresmil

Las encuestas de Montaña Segura también revelan que un 26% realizan la ascensión solo con zapatillas de trail y que un 13% lo hace con un pantalón deportivo.

Imagen reciente de la peligrosa Escupidera, que este verano se puede cruzar sin pisar nieve.
Imagen reciente de la peligrosa Escupidera, que este verano se puede cruzar sin pisar nieve.
Daniel Villaverde

No tiene el tirón mediático del Aneto, pero el Monte Perdido, con 3.355 metros y por ser la cima más alta del Parque Nacional de Ordesa, es uno de los picos que más montañeros atrae cada verano llegándose a juntar entre 100 y 200 personas en un solo día. Y aunque la mayoría de ellas tienen experiencia, van equipadas adecuadamente y siguen los consejos de los expertos, sigue habiendo un porcentaje alto de aficionados que no toman suficientes medidas de seguridad arriesgándose a un accidente que puede costarles caro.

Sin duda, uno de los riesgos es la falta de experiencia. Y la prueba es que uno de cada cuatro personas que ascienden al Monte Perdido se estrenan en un tresmil. Así lo revelan las encuestas que la campaña Montaña Segura realizó el pasado verano a 472 personas de 172 grupos que intentaron la ascensión desde el refugio de Góriz y que ahora han difundido para llamar la atención sobre algunos datos curiosos. Del total de consultados, otro 21% habían subido ya una o dos montañas de más de 3.000 metros, un 22% entre 3 y 5, un 15% entre 6 y 10, un 10% entre 11 y 25, un 5% entre 25 y 50 y un 3% más de 50.

"Creo que es una cuestión antropológica porque el ser humano siempre tiene un afán por los grandes retos. Por eso, vemos que hay gente que viene de lejos y que de todos los sitios preciosos que hay, elige Monte Perdido porque se van a casa con el logro de haber coronado la cima más alta de Ordesa o del Pirineo, en el caso del Aneto. Y es algo difícil de evitar. La única forma de contrarrestar eso es dar toda la información posible para que la gente tome las decisiones adecuadas", explica Isabel Santolaria, encargada de impartir las charlas organizadas por la campaña Montaña Segura para ofrecer consejos básicos a los interesados en coronar este tresmil, el tercero más alto del Pirineo tras el Aneto y el Posets.

8 charlas en Torla y Aínsa

La primera de las charlas se realizó el pasado miércoles en Torla, en el Centro de Visitantes del Parque Nacional, donde se repetirán los días 7 y 14 de agosto. Y también se harán los viernes 26 de julio y 9 y 16 de agosto en la Sala Diputación de la Torre del Homenaje del Castillo de Aínsa.

En ellas, Isabel Santolaria describe las dos vías normales de ascenso desde la pradera o desde Cuello Gordo, pero también da recomendaciones sobre el comportamiento que hay que tener antes y durante la excursión bajo el lema de ‘planifica, equipa y actúa’. "Siempre aconsejamos que el grupo se adapte al componente con menos preparación técnica y física y si tienen dudas, que contraten un guía", resalta.

Este verano, la falta de nieve hace que el acceso a Monte Perdido sea menos técnico que en otras temporadas ya que, por ejemplo, la conocida Escupidera, el principal punto negro del ascenso, se puede superar evitando todo el tiempo la nieve. Con todo, insiste en que eso no quiere decir que la ascensión sea más fácil "porque el desnivel y la exposición al sol, al viento, al frío y a la altura siguen estando allí", advierte.

Las encuestas también revelan que cada vez son más las personas que suben al Monte Perdido con ropa y calzado que no es específico de alta montaña. Así, un 26% van equipados con zapatillas de trekking o trailrunning, "y aunque algunos lo hacen porque está de moda, la gran mayoría es porque van a entrenar ese deporte", señala Isabel Santolaria. Oro 13% llevan pantalones deportivos. Por contra, un 73% realizan la ascensión con botas y un 58% con pantalón largo de montaña. "Nosotros solemos recomendar este equipamiento para llevar sujeto el tobillo y porque si te resbalas en algún nevero, te evitas la exposición a quemaduras por fricción si llevas los brazos y piernas protegidos", destaca.

Las encuestas también ponen de relieve otros datos llamativos como que casi el 40% de los que realizan el ascenso no están federados; el 12% van sin mochila; otro 35% no llevan ni GPS ni brújula; o que un 30% hacen la ruta sin mapa y sin botiquín. Por contra, entre los datos positivos, que solo un 1% va sin teléfono, el 88% están acostumbrados a la alta montaña, o que únicamente el 16% hace la subida en solitario.

Isabel Santolaria cree que pese a todos los esfuerzos por evitarlo, "siempre va a haber imprudentes", pero también valora que hoy en día hay mucha más información "aunque no todas las fuentes son igual de fiables".  

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