medio ambiente

Los guardas de los refugios de montaña reciben el galardón Félix de Azara

La Diputación de Huesca les otorga la máxima distinción de sus premios de medio ambiente en reconocimiento a su labor como vigilantes de la montaña. 

Guardas y trabajadores del refugio de Cap de Llauset el día que se inauguró la ampliación.
Guardas y trabajadores del refugio de Cap de Llauset el día que se inauguró la ampliación.
Javier Blasco

El galardón Félix de Azara de este año ha ido a parar al colectivo de los guardas de los refugios de montaña de la provincia. De esta forma, la Diputación de Huesca, que convoca estos premios de medio ambiente desde hace 22 años, quiere reconocer su contribución al desarrollo del territorio donde se asientan, su labor de vigilantes de la montaña y sus prácticas sostenibles en parajes especialmente sensibles.

"Se trata de un colectivo caracterizado principalmente por una marcada vocación de respeto y querencia por la montaña", señala la Diputación, siendo este el principal elemento que les permite permanecer en el refugio que custodian a veces solos durante las largas semanas del invierno, aislados por la nieve y los temporales.

Este galardón fue a parar el año pasado a los científicos del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) y la Universidad de Zaragoza que estudian las cuevas heladas del Pirineo. También lo han recibido los colonos de la provincia de Huesca o al Geoparque del Sobrarbe. El primero fue Santiago Pena, último morador d L'Estall, un pequeño pueblo del Montsec a caballo entre las provincias de Huesca y Lérida. 

La concesión del XXII Galardón Félix de Azara al colectivo de guardas de los refugios de montaña de la provincia de Huesca se justifica "por su respeto y compromiso con el entorno natural, una labor que realizan con auténtica vocación de convivencia con todo lo que supone la media y alta montaña". También por su contribución al mantenimiento de unas instalaciones "que ofrecen unos servicios de calidad gracias a la formación adquirida por este personal, siendo en la mayoría de los casos la primera referencia para quienes practican el montañismo".

El texto de la propuesta oficial destaca que los refugios posibilitan "un desarrollo económico en zonas de montaña gracias a una gestión sostenible y respetuosa con el medio que los alberga y con el compromiso de trabajar con la complicidad de los habitantes de los pueblos vecinos". El acuerdo se ha tomado por unanimidad en la Junta de Portavoces de la institución provincial celebrada este lunes.

Prueba de la labor que realiza el colectivo es que en el año 2018 se contabilizaron más de 100.000 pernoctaciones en los 16 refugios guardados de montaña de la provincia de Huesca (12 de titularidad de la Federación Aragonesa de Montaña y los 4 restantes de titularidad municipal, particular o mancomunidad forestal). Además, otras 190.000 personas hicieron uso de estas instalaciones, sin llegar a hacer noche.

Tienen además más de 40 trabajadores fijos y contratan temporalmente a un centenar de personas durante una media de 4 meses al año. Todo ello supone una actividad económica que se ha cifrado en unos 4,5 millones de euros al año.

La Diputación destaca que Aragón y en concreto la provincia de Huesca es referente nacional en calidad, gestión y volumen económico que generan los refugios. Sólo el 15% de la ocupación procede de usuarios aragoneses, correspondiendo el resto a procedencias de otras Comunidades Autónomas y otros países. "Se habla ya del 'modelo aragonés', en referencia a los elementos que lo distinguen", como la apertura los 365 días del año, su papel de servicio público y la calidad de las instalaciones. 

La concesión del máxima galardón también tiene en cuenta que la práctica del deporte de montaña ha experimentado en las últimas décadas un extraordinario auge, lo que explica que desde la década de los años 80 se haya dado un impulso a la construcción de nuevos refugios o la reforma de otros "para dar respuesta a las necesidades de los usuarios".

Además de destacar su compromiso con el medio ambiente y en simbiosis con el entorno natural, la concesión del premio ha reconocido su papel de conocedores del territorio que les rodea, para dar consejos a quienes llegan hasta los refugios; y el hecho de ser la primera referencia en un auxilio en montaña y supervisar el tránsito de montañeros hacia uno u otro lugar, avisando cuando alguien no llega a pernoctar.

En los últimos años se ha cuidado su formación que abarca muchos aspectos: hostelería, gestión, restauración, mantenimiento de instalaciones (fontanería, electricidad….) así como  interpretación de los indicadores meteorológicos.

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