Barbenuta acoge un estudio con un dron que escanea las elevaciones del Pirineo en alta resolución

Se obtendrá un mapa muy detallado de cómo la escorrentía de las grandes tormentas afectará al suelo de la nueva plantación, dada la pendiente tan grande del terreno.

Un dron ha sobrevolado este jueves una nueva plantación de viñedos en Barbenuta (Biescas), para obtener un modelo digital de elevaciones en alta resolución, de 2 a 3 centímetros, de un terreno en alta montaña, cercano a las 30 hectáreas. De esta manera se obtendrá un mapa muy detallado de cómo la escorrentía de las grandes tormentas afectará al suelo de la nueva plantación, dada la pendiente tan grande del terreno, y poder tomar medidas al respecto. Este estudio forma parte del proyecto ‘Vinos de Altura’ que desarrolla el CSIC con la colaboración de Bodegas Bal Minuta, una empresa afincada en la zona, para descubrir más información sobre tipos de uva autóctonas en el Pirineo, y facilitar sus sostenibilidad. En este caso concreto, ya se han detectado tres variedades desconocidas que se están analizando. El proyecto ‘Vinos de Altura’ está co-financiado por el Programa de Desarrollo Rural del Gobierno de Aragón (2014-2020) y la Comisión Europea con Fondos FEADER, y se lleva a cabo en un grupo de cooperación.

Este proyecto de investigación comenzó el año pasado y tiene una duración de tres años. Se estudia, por un lado cómo se adaptan las variedades comerciales de vid que hay en el mercado, a una altitud de 1.200-1.300 metros y en un clima de alta montaña, y su evolución, y, por otro lado, se trabaja en la extracción del ADN de las plantas. “Algunas variedades que hemos recuperado desde Bodegas Bal Minuta en los últimos años son desconocidas, y con el CSIC trabajamos en la identificación molecular para descubrir de qué variedades se tratan y si realmente son desconocidas o no para su recuperación”, explica Pilar Gracia, enóloga y responsable de Bodegas Bal Minuta.

En este proyecto se incluye el estudio topográfico y de rugosidad del terreno con la ayuda de un dron, que va a suponer un nuevo impulso para la investigación, puesto que servirá para prever el comportamiento del agua de escorrentía, entre otros factores que influyen en la pérdida de suelo por erosión, y por lo tanto en el desarrollo y sostenibilidad del viñedo. Esta prueba se ha prolongado durante la mañana de este jueves en una nueva plantación junto a Barbenuta. El dron ha hecho diferentes pasadas por el terreno en zigzag, durante 27 minutos, realizando cientos de fotografías, para calcular las diferencias de elevación del terreno y el volumen de las distintas masas de vegetación.

Los viñedos son uno de los cultivos más afectados en Europa por la erosión del suelo, por la escorrentía y el agua de lluvia. En este caso en el campo de Barbenuta, al estar en condiciones de alta montaña, con una fuerte pendiente, en un área contributiva de tipo alpino y con una climatología húmeda, “el riesgo de degradación del suelo por erosión es superior al que encontramos en los viñedos del valle del Ebro, tipo Cariñena, Campo de Borja, Calatayud o en el Somontano”, explica Manuel López Vicente, investigador post-doctoral del Departamento de Suelo y Agua de la Estación Experimental de Aula Dei-CSIC. Por lo tanto, es necesario evaluar la magnitud e intensidad con la que tienen lugar los procesos de erosión “para conocer si esta nueva plantación puede ser sostenible a medio y largo plazo, y qué medidas de buenas prácticas ambientales y agronómicas debemos adoptar”. Y esto es posible realizarlo con un dron.

Con el vuelo de este aparato se consigue un modelo digital de elevación de terreno y masas de vegetación de alta resolución y a escala centimétrica, que permite calcular con precisión cómo va a responder este suelo a los procesos actuales de escorrentía, pérdida de suelo, nutrientes y carbono, y de conectividad hidrológica. Posteriormente se podrán simular los escenarios virtuales de buenas prácticas “para facilitar la sostenibilidad agronómica y ambiental de este nuevo cultivo”.

ADN de las plantas

Otro de los objetivos fundamentales del grupo de cooperación ‘Vinos de Altura’ es la recuperación de variedades antiguas de vid y para ello se procede primero a la caracterización molecular de dichas variedades. “Lo que hacemos es tomar hojas jóvenes, mejor en brotación porque tienen mejor calidad para este propósito, las ponemos en frío y en el laboratorio extraemos el ADN”, subraya Yolanda Gogorcena, investigadora científica de la Estación Experimental de Aula Dei del CSIC. Posteriormente, con marcadores moleculares específicos de vid “procedemos a la identificación molecular”. El CSIC cuenta con una base de datos con más de 10.500 perfiles de variedades analizadas, “y se consulta a qué variedad corresponde, porque puede ser conocida, de cultivo antiguo en la zona y en peligro de extinción, o desconocida porque se ha perdido su cultivo”, añade. En este caso particular, el año pasado el proyecto comenzó el estudio de tres de las variedades recuperadas en zonas limítrofes a la viña de Barbenuta “Tenemos algunos resultados preliminares de la caracterización molecular, agronómica y enológica, pero este año en la nueva plantación hemos venido a confirmar si cada una de las variedades que han puesto aquí se corresponde a la identidad varietal”, concluye.

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