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"De haber estado en cualquier otra parte de la casa aquel 23 de abril de hace diez años, hoy estaríamos muertos"

Se cumple el décimo aniversario de la trágica explosión en un edificio de la calle Zacarías Martínez de Huesca que dejó tres fallecidos y siete heridos.

Vasile Precup y su mujer, Susana, en su vivienda del número 20 de la calle de Zacarías Martínez que él mismo reconstruyó con sus propias manos.
Vasile Precup y su mujer, Susana, en su vivienda del número 20 de la calle de Zacarías Martínez que él mismo reconstruyó con sus propias manos.
Rubén Darío Núñez

A las 14.45 de un 23 de abril de hace justo diez años, en el nº 20 de la calle Zacarías Martínez de Huesca, Susana Precup estaba en casa con su hija pequeña, Corina, preparando unos macarrones para comer. Su marido, Vasile, albañil de profesión, entró en el piso después de haber estado echando una mano por la mañana en la iglesia evangelista que había en los bajos del edificio. Él le dijo que se iba a lavar las manos al baño pero cuando había dado dos pasos, todo explotó por los aires y se cubrió con una densa polvareda. Una tragedia que dejó tres fallecidos (Cheda Ziane, marroquí de 37 años, Daohda Niang, senegalés de 48, y Rocío Azón, española de 41) y otros siete heridos graves.

Entre las víctimas, por suerte, no estuvieron ninguno de los miembros de la familia Precup, de origen rumano. "No nos pasó nada grave porque nos cuidó Dios, eso lo tenemos claro, y porque justo encima de nosotros había una vigas de madera que aguantaron la explosión. Si hubiéramos estado en cualquier otra parte de la casa, estaríamos hoy muertos seguro porque todos los demás techos se derrumbaron", afirma Susana.

La tercera y la cuarta planta del edificio quedaron completamente destruidas por la explosión.
La tercera y la cuarta planta del edificio quedaron completamente destruidas por la explosión.
Rafael Gobantes

A Vasile le cayeron unas bovedillas de hormigón en la espalda, pero pudo levantarse. Tras asegurarse de que su mujer y su hija estaban bien, fue a socorrer a los vecinos que pedían auxilio a gritos desesperadamente: una familia de marroquíes que vivía en el piso de al lado y donde dos mujeres y dos niñas se habían quedado atrapadas bajo los escombros; otra familia de senegaleses que residían en uno de los pisos de la planta superior, que quedó completamente arrasada por la deflagración; y su vecina de arriba, donde al parecer ocurrió la explosión de gas. "La encontré debajo de una montaña de ladrillos, tejas... y aunque estaba quemada, tenía mucho frío así que me quité la camiseta y se la eché encima hasta que los médicos pudieran sacarla con la camilla en helicóptero", relata. A los pocos minutos ya llegaron los bomberos y se hicieron cargo del rescate de las víctimas. "Yo tenía dolores, pero en aquel momento te olvidas de todo", asegura.

Diez años después, solo tres de los ocho antiguos propietarios residen en el edificio. Del resto, en unos casos vendieron los pisos, y en otros el banco se quedó con las viviendas al no poder pagarlas.

En pleitos todavía con los seguros

Vasile y Susana Precup todavía no han podido pasar página definitivamente porque, de hecho, siguen en pleitos judiciales tanto con el seguro de la comunidad, que solo les ha devuelto la mitad de los 12.000 euros que adelantaron en su día para la reconstrucción; como con el de su vivienda –Vasile la rehizo por completo con sus propias manos– ya que denuncian que el banco se niega a pagarles una indemnización por el contenido del piso. "No ha sido fácil para nosotros porque después de cambiar de país, venir aquí con cuatro hijos y sacarlos a todos adelante, cuando nos tocó esta desgracia, los seguros nos dejaron un poco desamparados", se queja Susana, que además no entiende que todavía hoy no se sepa el motivo de aquella explosión (un juzgado la calificó como un "accidente" sin concretar la causa). "Queremos saber la verdad", reclama.

Pese a cumplirse un aniversario redondo, y aunque hasta hace unos años la parroquia del barrio del Perpetuo Socorro y la Asociación de Senegaleses de Huesca sí organizaban un acto en recuerdo de las víctimas, esta vez no se ha preparado nada especial. Y Vasile y Susana casi lo agradecen "porque la vida sigue", resaltan.

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