el caso de la joven testigo de jehová

"Pedí a la tutora de mi hija que consintiera una trasfusión pero me dijo que no"

El padre de la chica relata la impotencia de la familia al no poder actuar porque había firmado dos meses antes un testamento vital.

Urgencias del Hospital San Jorge.
Hospital San Jorge, donde permaneció más de cinco semanas ingresada.
Rafael Gobantes

"Temimos por la vida de nuestra hija. Los médicos nos dijeron que podía morir, y nos lo dijeron más de una vez. Pero ellos tampoco podían hacer nada". Bruno, el padre de la joven de 20 años testigo de Jehová que se negó a recibir una trasfusión de sangre en el hospital San Jorge de Huesca, ha relatado a este periódico el calvario vivido durante el tiempo que la chica estuvo ingresada, cinco semanas y cuatro días. Afortunadamente se salvó y ahora se recupera en su casa, en una localidad de la provincia de Huesca.

Bruno cree que su hija volvería a hacer lo mismo, pese a que casi le cuesta la vida. Apela a su juventud y no entiende "cómo una cría de 20 años se pone a firmar un papel como ese", en referencia al documento de voluntades anticipadas en el que rechazaba expresamente recibir una trasfusión sanguínea.

Los padres no son testigos de Jehová, pero conocían la adscripción religiosa de la chica. Comenzó cuando iba a la escuela a través de compañeros y amigos. "Sabíamos que los testigos de Jehová no aceptan las trasfusiones de sangre pero nunca pensamos que sería de una forma tan estricta, hasta el punto de que casi se muere y no dejaba que le pusieran sangre", cuenta.

El testamento vital lo firmó solo dos meses antes, concretamente el 4 de enero, ante dos testigos, una posibilidad contemplada en la ley. Además, había designado un representante o tutor, responsable de velar porque se cumplieran sus deseos. Si hay dudas en la interpretación del documento, es el interlocutor válido con el equipo sanitario y toma las decisiones en su nombre.

El padre recuerda con impotencia cómo era la tutora la que tomaba las decisiones y no la familia, en el tiempo que su hija pasó en coma y por lo tanto los médicos no podían pedir la opinión de la paciente. Coincidieron en el hospital. "Le pedí que, aunque no consintiera una trasfusión de sangre, pudiera hacerse como último recurso si era necesario, nada más. Pero dijo que no, que era la decisión de mi hija y que había que respetar su voluntad", asegura Bruno.

"Ella no quería sangre"

La chica ingresó el 4 de marzo en el hospital San Jorge y fue dada de alta el 12 de abril. Primero pasó por el hospital de Jaca, pero enseguida la derivaron a Huesca, donde los médicos le diagnosticaron una peritonitis y fue intervenida quirúrgicamente. Según su padre, "desde que llegó ya advirtió que era testigo de Jehová y que no quería sangre, porque aunque tenía dolores pero estaba consciente". Los problemas vinieron cuando hubo que inducirle el coma y ella no podía seguir tomando las decisiones.

Bruno no sabía que su hija había hecho un testamento vital. "Me enteré cuando estaba en el hospital y ni siquiera sabía qué era eso". El personal sanitario se lo comunicó cuando hubo que hacerle una traqueotomía para evitar daños al estar tantos días intubada, ya que pasó tres semanas en coma inducido.

"Me llamaron un sábado del hospital y los médicos me dijeron que no había riesgo por la traqueotomía, pero que si se producía cualquier pérdida de sangre, no le podían hacer la trasfusión. Había que firmar un papel y no lo podía hacer yo porque ella había designado a una tutora legal de los testigos de Jehová. Habían llamado también a otra representante, pero no localizaban a una ni a otra", relata Bruno.

Él intentó revertir la situación acudiendo a los tribunales. "Fui al juzgado de guardia de Huesca la segunda semana, pero me comentaron que no se podía hacer nada". Habiendo firmado un documento de voluntades anticipadas, a su hija la amparaba la Ley de Autonomía del Paciente, tal como resolvió el juzgado. También consultó a abogados en la zona donde vive. "Me dijeron que el papel está firmado y que la chica era mayor de edad. Yo no podía hacer nada. Mientras mi hija estaba inconsciente nosotros no podíamos firmar ningún documento que tuviera que ver con su salud. No pintábamos nada".

Ahora la joven se está recuperando bien, aunque lo que pudo resolverse en unos días con una trasfusión derivó en un cuadro clínico que casi le cuesta la vida porque tenia una infección generalizada. Su padre considera que quizá no ha sido consciente de la verdadera gravedad de la situación "porque estuvo tres semanas dormida y cuando se despertó, para ella había pasado una hora".

En el hospital de San Jorge tuvo oportunidad de hablar con otros testigos de Jehová. Iban a visitarla y se les permitió entrar a la uci la primera semana. Después, ni los médicos ni la familia lo consintieron, asegura Bruno. "Le pregunté a uno, un señor mayor, si tenía hijos y si en la misma situación los dejaría morir. Me contestó que tenía hijos y nietos y que si era su voluntad, sí", concluye el padre de la joven.

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