comarca de la ribagorza

Fallece en el Himalaya el médico de Graus Alberto Rubio

El facultativo, de 55 años, murió mientras practicaba trekking en el Everest. Era miembro del Centro Excursionista Ribagorza.

El médico Alberto Rubio fallecido en el Himalaya.
El médico Alberto Rubio fallecido en el Himalaya.
Heraldo

La noticia de la muerte del médico y montañero Alberto Rubio ha caído como una bomba en la comarca de la Ribagorza, donde el facultativo ejercía su labor profesional en el Centro de Salud de Graus y donde tenía numerosos amigos que no acaban de creerse su fallecimiento. A primeras horas de la mañana de este lunes empezaba a circular la información de que había fallecido el pasado sábado como consecuencia de un edema pulmonar mientras estaba realizando un trekking de altura en el entorno del Everest, en la cordillera del Himalaya, disfrutando de una de sus grandes pasiones.

Nacido en Zaragoza hace casi 55 años –hubiera celebrado su cumpleaños el próximo jueves día 11-, aunque residente desde hace más de un cuarto de siglo en la localidad ribagorzana de Lascuarre, Rubio estaba muy implicado en distintas actividades sociales en la zona y era uno de los principales puntales del Centro Excursionista Ribagorza, de cuya junta directiva había formado parte y para el que diseñaba numerosas rutas senderistas y de alta montaña que previamente recorría íntegramente para analizar pormenorizadamente los recorridos propuestos.

Rubio llegó a Ribagorza a comienzos de la década de los noventa para trabajar en el valle del Isábena e inmediatamente sintió una especial comunión con sus paisajes y con sus gentes que le llevó a hacer de esta tierra su hogar. Tras unos años ejerciendo en Lascuarre y en La Puebla de Roda, fue trasladado a diversos centros de salud del Somontano o el Bajo Cinca, aunque siempre mantuvo su residencia en Lascuarre. Con el destino definitivo en Ribagorza, ha sido facultativo en los últimos años del centro de Graus, pero también ha trabajado en poblaciones como Torres del Obispo o Benabarre, donde la noticia de su muerte ha provocado una general consternación entre quienes fueron sus pacientes y, en muchos casos, se convirtieron en sus amigos.

Amante y profundo conocedor de la montaña y de sus reglas, en el Centro Excursionista Ribagorza se le consideraba como el montañero de mayor nivel del club tanto por sus expediciones –contaba en su haber con diversos siete miles y seis miles y varias estancias en la cordillera del Himalaya- como por su notable experiencia montañera, su excelente estado físico y su conocimiento técnico del mundo del alpinismo.

Era también un voraz lector, sobre todo, de novela negra de la que se había convertido en uno de los mayores expertos en Ribagorza, aficionado al arte –en especial a las pinturas y esculturas hiperrealistas de las que contaba con una notable colección- y a la gastronomía. Pero, por encima de todo, era una persona muy cercana y accesible tanto en el desempeño de su labor profesional como en el trato personal, lo que le había granjeado una legión de amigos que este lunes lloran desconsolados su muerte en esas tierras nepalíes a las que marchaba el pasado 29 de marzo para cumplir su sueño de andar entre las nubes.

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