huesca

"Apuñalé 20 veces a mi padre hasta matarlo porque no quería que sufriera"

Fiscalía y defensa llegan a un acuerdo para condenar al parricida confeso de Binéfar a su ingreso en un centro psiquiátrico 17 años como máximo.

El parricida confeso de Binéfar, Antonio Mata, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Huesca.
El parricida confeso de Binéfar, Antonio Mata, sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial de Huesca.
Rafael Gobantes

"Apuñalé 20 veces a mi padre hasta matarlo para que no sufriera y no se quedara peor de lo que ya estaba". Así ha justificado Antonio Mata Solano el ataque con el que acabó con la vida de su padre el 13 de junio de 2017 en Binéfar y cuyo juicio con jurado se ha abierto este lunes en la Audiencia Provincial de Huesca. Aún así, también ha insistido en que le quería mucho y se llevaban muy bien "pero cuando te da un brote, no sabes lo que haces". 

La Fiscalía y la defensa han llegado a un acuerdo de conformidad para que el acusado eluda la pena de cárcel por asesinato a cambio de cumplir una medida de internamiento psiquiátrico de 17 años como máximo. Pese a ello, la Audiencia Provincial de Huesca ha decidido continuar con las tres sesiones de juicio señaladas ya que la Ley del Jurado no contempla la posibilidad de suspender la vista aunque haya una conformidad previa.

El Ministerio fiscal tipifica los hechos como un delito de asesinato con alevosía y la agravante de parentesco, aunque aplica la atenuante de confesión y la eximente completa de alteración psíquica. Por ello, solicita su absolución penal pero también imponerle un internamiento en un establecimiento adecuado a su trastorno psíquico con una duración máxima de 17 años. Las dos hermanas del acusado han renunciado a cualquier acción penal y civil contra él.

Por su parte, el letrado defensor, Juan Carlos Julián, coincide en solicitar la eximente completa y la atenuante de confesión, a la que une la de colaboración con los cuerpos de seguridad en la investigación. Y por ello, en su escrito provisional pedía que se le eximiera de responsabilidad penal y, subsidiariamente, un internamiento en un centro psiquiátrico de 10 años como máximo.

En su escrito provisional de hechos, la Fiscalía mantiene que el 13 de junio de 2017, el acusado se encontraba en el domicilio familiar situado en la calle Primero de Mayo, nº 34 de Binéfar, donde convivía con su padre, de 92 años. Sobre las 17.30, mientras este último se encontraba en el comedor sentado en su silla de ruedas haciendo sus necesidades fisiológicas, el procesado, con la intención de acabar con la vida de su padre cogió un cuchillo de la cocina de 23 cm de hoja (32 cm de longitud total) y le apuñaló a la altura del tórax. La víctima intentó defenderse, sufriendo una herida en su mano izquierda. 

Como consecuencia de ese primer ataque, el padre cayó al suelo, donde su hijo continuó acuchillándole en la misma zona del cuerpo al tiempo que profería la expresión "¡Muere! ¡Muere! ¡Muere!". En total, la víctima recibió 17 puñaladas en el tórax, siete de las cuales atravesaron no solo los órganos internos, sino que alcanzaron a lesionar la pared costal posterior. Estas heridas ocasionaron lesiones graves en los órganos vitales, como el corazón y ambos pulmones, con una posterior hemorragia interna masiva y muerte de la víctima. 

Inmediatamente después, el acusado, con ese mismo cuchillo, asestó tres heridas cortantes más en el cuello de su padre, dos de ellas de 3 cm de profundidad y una tercera más profunda que penetró hasta la tráquea y el esófago. A continuación, el propio procesado se causó a sí mismo dos heridas en la muñeca. 

Tras cometer los hechos, salió a la calle ensangrentado y se introdujo en un negocio de informática de la misma calle al tiempo que decía "Ayuda, ayuda. Llamad a la Policía. Creo que he matado a mi padre". En ese momento, los trabajadores del establecimiento avisaron a la Policía Local y a la Guardia Civil, que encontraron al acusado sentado en un banco. Ante ellos, les dijo: "O era él o yo". Y les confesó que había matado a su padre, cuyo cadáver encontraron en su casa.

Según la Fiscalía, en el momento de los hechos, Antonio Mata tenía las capacidades volitivas y cognitivas absolutamente anuladas como consecuencia del trastorno esquizoafectivo que padece desde hacía muchos años. Y de hecho, en 1994 y en 1997 ya estuvo ingreso por brotes esquizofrénicos. Pese a ello, nunca trató su enfermedad adecuadamente y, además, era consumidor de cannabis.

La víctima presentaba deterioro cognitivo desde el año 2014, con un diagnóstico de "senilidad". Estaba en una situación de inmovilización, lo cual le hacía depender de una silla de ruedas y el acusado era el encargado de cuidarle. Ambos vivían en la misma vivienda. En la planta baja residía el acusado y en la primera su padre. Además se haberle proporcionado comodidades para su vida diaria, controlaba todos sus movimientos con una cámara de vigilancia.

El letrado defensor hace hincapié en que su cliente es una persona con una enfermedad mental diagnosticada como trastorno esquizoafectativo que lleva aparejada brotes psicóticos con fases maníacas y delirios de grandeza, además de alucinaciones persistentes durante toda su vida. Y achaca los hechos a un nuevo brote psicótico, aunque también insiste en que "para no alargar el sufrimiento de su padre ni que quedara moribundo, procedió a clavarle el cuchillo en repetidas ocasiones para asegurarse de que realmente había fallecido".

La defensa recuerda que su padre sufrió un ictus y que desde entonces era el único que se encargaba de cuidar a su padre "con absoluta dejación por parte de su hermana residente en Binéfar, que aun a sabiendas del problema de su hermano, deja toda la responsabilidad del cuidado de su padre discapacitado en él". Y asegura que "adoraba" a su padre como demuestra las comodidades que le facilitó para "hacerle la vida más fácil".

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión