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Omella pide "ser testigos de la fraternidad" en el arranque del Año del Jubileo Extraordinario

El cardenal y arzobispo de Barcelona es optimista por el retorno de los bienes.

Todos los hermanos mayores de las cofradías junto a los obispos.
Todos los hermanos mayores de las cofradías junto a los obispos.
José Luis Pano

Barbastro y su diócesis han entrado este domingo en un Año Jubileo Extraordinario, concedido por la Santa Sede por el 400 aniversario de la Semana Santa barbastrense. La indulgencia plenaria concedida por el Papa se ha anunciado públicamente en una simbólica y emotiva eucaristía, que ha presidido el cardenal y arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, junto al actual obispo Ángel Pérez y su antecesor y obispo emérito Alfonso Milián.

La proclamación de este Jubileo ha coincidido en el tiempo además de con el 400 aniversario de la primera procesión del Santo Entierro (28 de marzo de 2019), con el 75 aniversario de la bendición y salida por primera vez después de la Guerra Civil del paso del Santo Sepulcro. Una efeméride que se ha celebrado de forma especial con la celebración de una procesión con este paso, escoltada por las bandas de instrumento de la cofradía, y de su homóloga de Monzón, los hermanos mayores del resto de cofradías y hermandades de la Semana Santa de Barbastro, numerosos sacerdotes y la presencia de los tres últimos obispos de la diócesis altoaragonesa.

Tras recorrer el centro de Barbastro en una procesión de casi dos horas, se ha celebrado la eucaristía en una abarrotada Catedral.

En su homilía el purpurado Omella ha animado a vivir el espíritu cofrade no sólo entre las cofradías si no en comunidad. "Cofrade significa vivir con fraternidad. Las cofradías son un instrumento precioso que nos lleva a la memoria de Jesús y su amor. Pero ¿cómo vivimos esa fraternidad? La fraternidad es olvidarse del tú y pensar en el otro", afirmó.

Durante la ceremonia religiosa, hubo dos momentos simbólicos como la entrega de un manto bordado para la virgen del Pilar, en nombre de la cofradía del Santo Sepulcro, y el reconocimiento a todos los hermanos mayores vivos de todas las cofradías.

La misa, cantada por la coral Barbitanya, terminó con la lectura de la bendición papal por parte de Omella. Todos los fieles cristianos asistentes a esta eucaristía y los que acudan a las celebraciones de Jueves Santo, Viernes Santo y vigilia Pascual en todas las parroquias de la diócesis conseguirán la gracia de la indulgencia plena si se confiesan y piden por el Papa Francisco I. Previamente a esta eucaristía que marca el inicio del Jubileo, Barbastro inició un programa de actos culturales con conciertos como el celebrado este sábado a cargo de las corales Barbitanya y la Orquesta de Cámara de Huesca al que asistieron cerca de un millar de personas.

El jueves se descubrió un monolito en memoria de Pedro de Ruestra, arquitecto, escultor y prior de la cofradía de la Vera Cruz, impulsor de la procesión del Santo Entierro en 1619.

Optimista en la devolución de los bienes

En declaraciones antes del inicio de la procesión, el cardenal Omella se congratuló de volver a estar en Barbastro "por renovar nuestro compromiso cristiano y para expresar la fraternidad que ofrecen las cofradías y la iglesia en estos tiempos tan convulsos".

El arzobispo de Barcelona ha valorado la imagen que proyecta el actual obispo de Barbastro – Monzón, Ángel Pérez, "que es un buen motor y proyecta mucha vida" y también el papel de los seglares "para que la vida cristiana de esta diócesis siga adelante. Hay vida gracias al jefe de orquesta pero también porque la orquesta responde".

Sobre la recuperación de los bienes de arte sacro que se encuentran en el Museo de Lérida, el turolense arzobispo de Barcelona, es "optimista. No hay que perder la esperanza porque la Iglesia es como el ave Fenix que resurge siempre. Después de 2.000 años la Iglesia tiene mucha experiencia de altos y bajos y Barbastro lo sabe también por su historia. Estamos en un momento de bajada pero ya empezamos a remontar".

Sobre su actividad pastoral en Barcelona, Omella se siente como un padre "que se adapta a cada uno de sus hijos con sus formas distintas de ser. Ser cardenal es servir con amor. Lo importante es trabajar. Soy un servidor de la Iglesia colaborando estrechamente con el Papa. Servir siempre cuesta aunque luego te trae satisfacciones".

Sobre los rumores de traslados que sitúan a Omella en Toledo y a Pérez en Tarragona, el purpurado aseguró que a los periodistas "os gustan mucho jugar a las quinielas pero no acertáis casi nunca. Dios dirá el resultado y la Santa Sede. Quien lo sabe es el Papá y el Espíritu Santo y no suelen hablar mucho".

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