el macromatadero de binéfar

Piero Pini: una historia de éxito empresarial y de tropiezos judiciales

La detención en Hungría del dueño del grupo industrial que ha desembarcado en la Litera está precedida por sus problemas judiciales en Polonia.

La Policía polaca detuvo a Pini a finales de 2016 en ese país.
La Policía polaca detuvo a Pini a finales de 2016 en ese país.
CBSP

Piero Pini, el empresario italiano propietario del macromatadero de Binéfar que permanece detenido en Hungría por fraude fiscal, es a sus 67 años uno de los reyes de la industria porcina de Europa. Nacido en Grosio, Lombardía, él mismo explicaba en una entrevista a Heraldo de Aragón cómo erigió un imperio cárnico a partir de una empresa familiar nacida de la producción de un embutido típico italiano, la bresaola. Empezó el abuelo de su padre, con una tienda pequeña, pero el verdadero despegue arrancó en 1981. Desde entonces el Grupo Pini, considerado entre los cinco primeros de transformación de carne de cerdo en Europa, ha conseguido tener los dos mataderos más grandes de Italia, una fábrica de embutidos y factorías en Hungría y Polonia.

Esta última se la vendió a un grupo chino y con el dinero obtenido decidió implantarse en la comarca de la Litera, donde construye el que será el matadero más grande de Europa, en Binéfar, con 1.600 trabajadores. Además está levantando otra planta de sacrificio de cerdas madres en San Esteban de Litera, a pocos kilómetros, y proyecta un secadero de jamones en Albelda, en la misma comarca. 

Pini es el patriarca de una familia que trabaja al completo en la empresa. Sus hijos, Marcelo y Francesco, están viviendo en Binéfar ayudando a su padre, que se desplaza cada 10 o 15 días a esta ciudad para supervisar la construcción del matadero. Otro hijo permanece en Italia al frente de los negocios familiares en ese país.  

El historial de Pini está plagado de éxitos empresariales, pero también ha tenido tropiezos con la justicia. Sus problemas legales eran conocidos por el Gobierno de Aragón y por el Ayuntamiento de Binefar, pero ambas instituciones justifican que en España no se tiene constancia de que haya infringido la ley y que no se podía poner un cordón sanitario ante la llegada de una inversión millonaria. El empresario presentó el proyecto del macromatadero en la sede del Gobierno de Aragón acompañado del presidente, Javier Lambán, y el alcalde, Alfonso Adán. Fue en agosto de 2017, seis meses después de su primer arresto en Polonia. 

Hace 20 días fue detenido en Hungría, donde permanece en prisión preventiva acusado de fraude fiscal. No es su primera vez. En diciembre de 2016 ya salió esposado de su matadero de Kutno, en Polonia. El 5 de diciembre de ese año, la Policía central, la guardia fronteriza y la oficina tributaria llevaron a cabo una operación con ocho detenidos, acusados de actuar como grupo delictivo y de defraudar a las arcas públicas más de 100 millones de euros, una práctica que, según la Policía, se prolongaba desde 2011. Pini estaba considerado el cerebro de la operación, según publicaron en su día los periódicos polacos a partir de las informaciones policiales. 

El empresario italiano salió en libertad tras pagar una fianza de 10 millones de euros. En una rueda de prensa proclamó su inocencia. Aseguró que siempre había pagado los impuestos y negó estar relacionado con asuntos criminales. Siempre se ha excusado con el argumento de que sus problemas judiciales y las acusaciones de fraude fiscal derivan del trabajo a través de un sistema de cooperativas, "como por otra parte hace todo el mundo de la carne". Estas sociedades, que se encargan de labores concretas como el deshuesado, según las autoridades tenían una vinculación directa con la empresa a nivel contractual y fiscal. "En Polonia aprendimos la lección y aquí todos los contratos serán directos. No quiero saber nada del sistema de cooperativas", aseguró Pini a este periódico.

De hecho, tiene firmado un convenio con el Instituto Nacional de Empleo en Aragón para la formación de 825 desempleados en Binéfar con el compromiso de dar trabajo al 85%. Es solo una parte de los 1.600 previstos. Cien ya están contratados.  

El segundo tropiezo importante se ha producido a pocas semanas de la inauguración del matadero de Binéfar. Fue a principios de marzo cuando la Policía húngara lo detuvo como propietario de Hungría Meat, empresa del matadero de la ciudad de Kiskunfélegyháza, una industria abierta en 1996 y en clara expansión, donde cada año sacrifica más animales. Los cargos en este caso también son por fraude fiscal. El tribunal de distrito de Kecskemét, según publica la prensa de ese país, lo detuvo junto a otros dos socios. El empresario, en prisión provisional, podría dejar esta situación a principios de abril, al cumplirse el plazo de 30 días dado por el tribunal, que rechazó concederle una fianza de un millón de euros para evitar la destrucción de pruebas y dados sus antecedentes. 

Tanto en Hungría como en Polonia se han cuestionado las condiciones de trabajo en los mataderos, sobre todo por el régimen de cooperativas, que hace que los trabajadores tengan que comprarse desde los cuchillos hasta las botas, proporcionados por la misma compañía. 

La difícil situación judicial de Pini en el extranjero no ha afectado aparentemente al proyecto de Binéfar, donde han continuado los trabajos con normalidad y que se prepara para la apertura en unas semanas. La obra civil ya está ultimada, con 65.000 metros cuadrados de planta, sobre unos terrenos de 14 hectáreas. También está instalada la maquinaria para el sacrificio y procesado de las canales. En el arranque, tendrá un solo turno, con 800 empleados que procesarán entre 5.000 y 6.000 cerdos. Solo el coste de la obra civil se eleva a 15 millones de euros, pero la compañía cárnica asegura que su inversión en todas las plantas previstas en la comarca de la Litera rondará los 200 millones. La construcción se ha dimensionado para procesar unos 30.000 cerdos al día cuando esté a pleno rendimiento. A máxima producción, en dos turnos de trabajo, entrarán 150 camiones de animales vivos y saldrán otros tantos. 

Además de sus problemas por fraude fiscal, Pini se enfrenta también a un expediente administrativo en el Ayuntamiento de Binéfar por no obedecer la orden municipal de paralización de las obras. Según el consistorio, tanto él como otra empresa cárnica, Fribin, se saltaron las medidas cautelares impuestas y continuaron con la actividad de construcción, sobrepasando los límites de las licencias que poseían hasta ese momento. 

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