El Alto Aragón esconde más de 120 'tesoros' para atraer turistas

El Alto Aragón guarda más de 120 ‘tesoros’ a lo largo y ancho de la provincia. No son cofres conteniendo monedas de oro o diamantes pero sí motivan a realizar rutas turísticas por lugares poco conocidos. El ‘geocaching’ es un fenómeno turístico, una nueva actividad de ocio y aventura basada en el tradicional juego de la búsqueda del tesoro que está teniendo mucho éxito, hasta el punto de que ya son más de 16.000 las personas que han disfrutado de la experiencia.

Los ‘geocachers’ han cambiado el tradicional mapa del tesoro con una cruz por un GPS, y la brújula por una App y un teléfono móvil, tal y como ha explicado hoy Fernando Blasco, gerente de la sociedad de promoción turística de la Diputación, Tuhuesca. Es una forma distinta de hacer turismo, que motiva sobre todo a los niños para realizar rutas que inicialmente les podían resultar pesadas.

Mateo Blasco, de 7 años, hijo de Fernando, ha sido el encargado de hacer la demostración práctica en el parque Miguel Servet de Huesca. El teléfono móvil lo ha conducido hasta el monumento de las Pajaritas, donde ha encontrado el ‘caché’ o cofre del tesoro. En este caso, una caja de plástico conteniendo una libreta, bolígrafos, pinks y otros pequeños objetos. Mateo ha decidido quedarse con una pajarita y a cambio ha colocado una pegativa de la Base Aérea de Zaragoza. Él ya lleva varios años jugando y en este tiempo ha hallado cromos, pines o muñecos de Play Móvil. “Era un medio de motivarlo para caminar”, ha comentado su padre.

La sociedad Tuhuesca ha presentado este martes la iniciativa, aprovechando que en todo el mundo la actividad suma ya más de seis millones de aficionados en busca de más de dos millones de cachés. La sociedad promotora descubrió en 2012 que no había tesoros escondidos en Huesca y vio el potencial de este forma de hacer turismo vinculada a una web de referencia mundial (geocaching.com). Esta es una de las aplicaciones que existen, y gratuita.

Los visitantes que la utilizan suelen ser de procedencia extranjera. A través de los correos electrónicos que envían o de los comentarios dejados en la libreta de cada caché, se ha comprobado que lo han utilizado franceses, holandeses y hasta neozelandeses.

Tal y como ha explicado Fernando Blasco, cuando la búsqueda se completa con éxito (el teléfono móvil te conduce por la ruta), el usuario anota el hallazgo en el cuaderno que encuentra en la caja, toma un obsequio y deja otro en su lugar (suelen ser pines, souvenirs o elementos de la naturaleza). Tuhuesca tiene previsto, además de mantener los existentes, colocar nuevas cajas del tesoro en otros emplazamientos y dar a conocer la actividad para animar a los empresarios del sector turístico a sumarse, de forma que ofrezcan un aliciente añadido a los visitantes.

El juego surgió en el año 2000. Según ha detallado Tuhuesca, el gobierno de Bill Clinton acababa de permitir a los ciudadanos aprovechar los beneficios de los satélites dispuestos para el posicionamiento. David Ulmer lo celebró escondiendo un tesoro y compartió las coordenadas, invitando a su búsqueda. A los tres días, dos personas habían anotado su nombre en el cuaderno de bitácora de la caja. Diecinueve años después se ha extendido por todo el mundo y es posible encontrar cachés escondidos en el océano e incluso en la Antártida.

En el caso de Huesca, están en lugares fuera de los circuitos más visitados con la idea de potenciar estas rutas, como en las Ripas de Ballobar, el barranco de la Gabasa (comarca de la Litera), en el salinar de Peralta, el castillo de Biniés o en el azud de Novales.

A la presentación asistieron la vicepresidenta de la Diputación de Huesca, Elisa Sancho, y el alcalde de Huesca, Luis Felipe.