Con casi un metro y medio de nieve y una sensación térmica de -25 grados, Raúl Martínez apenas puede salir del edificio, salvo para palear nieve y tomar los datos meteorológicos. Es el guarda del refugio de montaña de Cap de Llauset (Montanuy), la estación meteorológica que acumula mayores espesores tras el temporal que ha barrido esta semana el Pirineo. No en vano es el situado a mayor altitud (2.425 metros) en el Pirineo aragonés.

“En dos semanas no ha pasado nadie por aquí. Había una reserva para este fin de semana, pero se ha anulado”, comenta Raúl, que no sabe que pasará con las del siguiente fin de semana. Él lleva con resignación tantos días de soledad, pero le preocupa el relevo. Su compañero Martin Grudzien le tienen que sustituir el domingo y todavía no sabe cómo podrá llegar. La carretera se acaba en la presa de Llauset y desde aquí hasta el refugio hay que remontar el sendero GR11, recorriendo 3,5 kilómetros y un desnivel de 400 m. No representa un problema en verano, cualquier senderista puede cubrir la distancia en una hora y media, pero con nieve, y sobre todo con un manto tan inestable como el de de ahora, son palabras mayores.

El riesgo de aludes es muy elevado, 4 sobre el máximo de 5 por encima de 1.900 metros. “Andar por aquí está bastante peligroso. Hay que dejar que la nieve se asiente”, dice Raúl. Estos días su única compañía han sido la nieve y el viento. En una situación tan extrema, “no apetece mucho salir”, bromea. Fuera había rachas de 110 kilómetros, y desde que el martes empezó a nevar, apenas ha parado. “Lo único que puedo hacer es palear y tener esto medio despejado. Hasta ahora no hay muchas complicaciones, pero en cuanto se pongan dos metros de nieve será más difícil”, comenta.

Raúl Martínez, guarda del refugio, en una imagen de archivo (Refugio de Cap de Llauset)

El termómetro marcaba el viernes -14,5 grados, pero el viento situaba la sensación térmica en -25 grados. En estas condiciones, hasta grabar un vídeo de la nieve con el teléfono móvil resulta peligroso, "si hay que quitarse los guantes". El martes, día 22, la estación meteorológica marcaba apenas 20 centimetros. El viernes, 145.

El segundo refugio de Aragón con mayores espesores es el de Linza, en Ansó, con 92 centímetros. "Ha caído casi un metro en dos días, aunque luego ha llovido y se ha ido parte de la nieve". La guarda Ana Romero se muestra satisfecha de que por fin haya llegado el invierno, aunque haya que sufrir sus inconvenientes, ya que este fin de semana se va a poder pisar la pista de fondo. "Ya arranca el invierno y es lo que toca", dice. A diferencia de Cap de Llauset, hasta aquí llega la carretera, se puede entrar y salir sin problemas de aislamiento, aunque haya que esperar a que pase la quitanieves.

Los espesores más destacados del Pirineo, según la Aemet, se encuentran en la Ribagorza, con los 145 centímetros de Cap de Llauset, y la Jacetania, con 92 centímetros en el refugio de Linza, a 1.320 m. Pero grosores de 60-80 cm son comunes por encima de 1.600 m.

La Aemet elabora a diario un parte nivológico a partir de los datos recibidos de los refugios de Linza, Lizara, Panticosa, Bachimaña, Góriz, Pineta, Estós, Angel Orús, La Renclusa y Cap de Llauset, de las estaciones de esquí de Candanchú, Formigal y Cerler y de la estación de esquí de fondo de Llanos del Hospital. Llauset también marcó la mínima, con esos -14,5 grados, los mismos que en el refugio de Góriz, aunque con el viento la sensación térmica era mucho más baja.

Los guardas de estos albergues, que pasan la mayor parte del invierno solos, creen que esto no ha hecho más que empezar. "Es el invierno", recuerdan.