La lucha contra el lindano con bacterias empieza a dar resultados "prometedores"

Los sedimentos que se obtienen tras ser tratados se convierten en tierra vegetal utilizable.

Carga de residuos de lindano en el vertedero de Sardas en Sabiñánigo.
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Laura Zamborain

El proyecto de investigación puesto en marcha para hacer frente a la contaminación de los distintos emplazamientos próximos a Sabiñánigo (Huesca) donde se almacenas residuos del pesticida lindano ha comenzado a arrojar resultados prometedores.

Así lo ha podido constatar este jueves la directora general de Sostenibilidad del Gobierno aragonés, Pilar Gómez, durante la presentación de los primeros resultados del proyecto en el vertedero de Balín, donde se concentra una gran cantidad de los residuos depositados desde la antigua factoría de Inquinosa.

El objetivo del ensayo, denominado "Aislamiento y cultivo de consorcios bacterianos para la degradación de lindano y derivados en sustratos contaminados", tiene como fin obtener una metodología para descontaminar sedimentos con residuos de este producto mediante el uso de bacterias autóctonos, según informa el Gobierno aragonés.

Estas fuentes señalan que el proyecto, desarrollado durante los años 2017 y 2018 en las instalaciones del Ejecutivo regional en Bailín, ha concluido con resultados positivos.

Según los responsables del proyecto, la finalidad perseguida era aumentar la capacidad de ciertos microorganismos autóctonos (bacterias, hongos o levaduras) de obtener energía de los propios contaminantes antes de ser depositados en los sedimentos a descontaminar.

Las conclusiones del ensayo establecen que con concentraciones de residuos de la fabricación de hasta un gramo por kilo de sedimento se puede reducir hasta el 95 por ciento de la contaminación.

El producto final del proceso es la consecución de un sustrato prácticamente descontaminado y de los productos resultantes de la degradación del contaminante, como cloro generador de sales, CO2, agua y un 5 por ciento de elementos degradados intermedios.

Los sedimentos obtenidos, después de ser tratados durante dos meses, se transforman en tierra vegetal utilizable para restaurar los emplazamientos de Balín, Sardas o Inquinosa, donde se concentran los residuos.

Según los expertos, los sedimentos tienen un "buen comportamiento" como suelo para albergar plantas de restauración, mientras que la poca contaminación restante continúa en un proceso continuo de degradación.

Además, el paso lento de la lluvia a través de esta tierra vegetal ayuda a descontaminar la zona donde se deposita al favorecer la generación de una "pluma de oxidación" de baja intensidad.

El proyecto ha sido llevado a cabo por el Gobierno aragonés con el apoyo de La Caixa, que ha aportado 100.000 euros, y el aporte investigador del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), la Universidad de Santiago de Compostela y la empresa pública aragonesa Sarga.

La directora general de Sostenibilidad ha asegurado que la unión de esfuerzos entre entidades y centros de investigación es necesaria para la consecución de las tecnologías necesarias para abordar una problemática de la "dimensión" de la contaminación de suelos por lindano.

El proyecto se ha desarrollado en cuatro fases, la caracterización de los sustratos, la selección de emplazamientos, la obtención de los microorganismos necesarios y el ensayo piloto final.

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