El desprendimiento de otra gran roca tapona la carretera A-131 a la altura de Ballobar

Ocurrió en una zona muy inestable que ha dado más de un susto. La alcaldesa reclama una solución definitiva.

La roca ocupaba todo un lado de la calzada.
La roca ocupaba todo un lado de la calzada.
Heraldo

Una roca de grandes dimensiones volvió a caer ayer sobre la carretera A-131 (Huesca-Fraga), a la altura de Ballobar, dificultando la circulación. Durante más de dos horas, la Guardia Civil tuvo que dar paso alternativo. Por fortuna, no hubo que lamentar daños personales.

El suceso tuvo lugar sobre las 15.00. La roca, que se quedó sobre el carril derecho de la calzada, tenía el tamaño de un monovolumen, según indicó la alcaldesa del municipio, Esther Saló, y de nuevo, se desprendió de las denominadas ripas de Ballobar, una zona muy inestable que ha sido protagonista de otros sustos similares.

El último derrumbe tuvo lugar en abril de 2017, justo en la misma zona, a la altura de la estación depuradora de aguas residuales. En esa ocasión, cayeron dos grandes rocas, que arrastraron varios árboles, taponando durante otras dos horas la carretera. Afortunadamente, tampoco hubo daños personales.

Las ripas, que discurren de forma paralela al río Alcanadre, están protegidas con una malla, una medida "insuficiente, atendiendo al volumen y peso de las rocas", indicó la primera edil, que reclama "una actuación más profunda, al menos, en la zona que aparentemente parece más inestable". En su opinión, es necesario realizar un estudio geológico de la ladera e invertir en su consolidación. "Aunque somos conscientes de las dificultades, necesitamos una solución definitiva", añadió Saló, insistiendo en que la inestabilidad de las ripas exponen a los usuarios "a un importante riesgo".

Cortada varias días

A lo largo de los últimos años, los vecinos de la zona han mostrado en varias ocasiones su preocupación y malestar, compartiendo con la primera edil la necesidad de llevar a cabo un análisis de la zona así como una urgente actuación. La carretera A-131, que une las ciudades de Fraga y Huesca, presenta un elevado volumen de tráfico, tanto de turismos como de vehículos pesados.

En el año 2007, tuvo lugar el mayor de los desprendimientos registrados hasta ahora. De hecho, el suceso obligó a cortar el acceso a la localidad desde la A-131 y además, desalojar varias casas y almacenes durante varios días. En esa ocasión, el Gobierno de Aragón tuvo que invertir 370.000 euros para que una empresa especializada consolidara y protegiera la ladera con una malla doble.

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