Los afectados inician el retorno a Jánovas pasados 10 años pero aún quedan 395 fincas por devolver

"Esta era una guerra, con bajas y daños colaterales, que había que ganar para poder regresar", dicen los primeros propietarios que están levantando sus casas

Algunas de las calles se están urbanizando
Algunas de las calles se están urbanizando
Rafael Gobantes

Fue a principios de diciembre de 2008, hace justo 10 años, cuando la Confederación Hidrográfica del Ebro envió las primeras cartas a los expropiados por el embalse de Jánovas ofreciéndoles recuperar sus tierras y sus casas. Se cerraba así la dramática historia del desalojo del valle del Ara para construir una presa que finalmente se descartó. Hoy las obras dominan el paisaje del pueblo: ha llegado la electricidad, las zanjas anuncian la urbanización de varias calles y las primeras casas se levantan de las ruinas. Esta misma semana, Endesa entregó al Ayuntamiento 49 inmuebles de titularidad municipal: plazas, puentes, caminos, fuentes...

Sin embargo, todavía hay muchos afectados que no han recuperado sus fincas. De los 123 expedientes de reversión iniciados se han resuelto 81 (el 66%), correspondientes a 613 fincas, rústicas y urbanas, y se ha formalizado la entrega de 302 de ellas. Pero quedan pendientes 34 expedientes, con 395 fincas, según datos de la CHE.

Las cartas enviadas en diciembre de 2008 por este organismo a los antiguos propietarios ofrecían un plazo de tres meses para que pudieran solicitar la reversión. Se remitieron 125 comunicaciones, con las listas facilitadas por la asociación de afectados. Consciente de que no estaban todos, ya que habían pasado 50 años, la administración quiso localizar al máximo número de expropiados a los que la emigración forzosa repartió por todo el país. Expuso un edicto en el Ayuntamiento de Fiscal, publicó un anunció en el Boletín Oficial del Estado y pagó publicidad en periódicos provinciales, regionales y nacionales.

Las expropiaciones se había iniciado a partir de 1961 y fue en 1993 cuando Endesa adquirió a Iberdrola los activos objeto de reversión, que sumaban 2.700 hectáreas y las edificaciones de los pueblos de Jánovas, Lavelilla y Lacort. El Plan Especial de Rehabilitación del primero catalogó 70 inmuebles y los de los otros, una veintena.

Dibujar pueblos enteros

La CHE ha asegurado que en breve habrá una solución para los expedientes todavía sin resolver. Formalizado este paso, quedará que los interesados pacten el precio con Endesa. "A lo largo del primer semestre del 2019 podrían haberse suscrito la práctica totalidad de los acuerdos de pago y entrega pendientes", más del 90%, afirman fuentes de la Confederación, aunque esto dependerá de las partes implicadas. Y justifica la demora en la complejidad del procedimiento, sobre todo a la hora de adecuar la realidad de las fincas, expropiadas hace décadas, al registro catastral. "Se optó por empezar de cero y encajar las fincas como un puzzle para dibujar los pueblos enteros", evitando errores en la entrega de las propiedades. Además había que delimitar las áreas de dominio público hidráulico, las vías pecuarias y los montes de utilidad pública.

"Durante los 4 primeros años de tramitación los esfuerzos de CHE se destinaron a obtener una delimitación real, definitiva y que respetara exigencias legales", señalan desde el organismo de cuenca, aclarando que su papel ha sido el de intermediario y que se ha dado flexibilidad a los afectados en el cumplimiento de los plazos. No fue hasta 2013 cuando empezaron a dictarse las primeras resoluciones de reversión. Estas llegaron al jurado provincial de expropiación por desacuerdo con el precio fijado por Endesa, pero como el valor estimado era incluso superior al que pedía la eléctrica por devolver las fincas, se abandonó esa vía.

Una casa acabada y tres en obras

Casa Frechín ha sido la primera en reconstruirse, al otro lado del río Ara, donde nunca llegó a hacerse la presa. Ana y María Ángeles Garcés son las dueñas de la primera vivienda ya terminada. Su abuelo, del mesón de Frechín, tuvo que abandonarlo cuando lo expropiaron por el embalse y ahora las nietas han conseguido la reversión. En el casco urbano de Jánovas están en marcha tres obras, y con la llegada de la luz y la urbanización de las primeras calles, otros propietarios se han animado y también tienen la intención de poner en pie las casas donde vivieron sus antepasados convertidas hoy en ruinas.

Óscar Espinosa es uno de los que está levantando una vivienda, Casa Agustín. Él no había nacido cuando su abuelo, del que ha recibido la herencia, se marchó en 1965. Recorre las calles embarradas junto a Jesús Garcés, que va a empezar pronto a levantar Casa Carpintero, y el sobrino de este, Javier, nieto de Emilio Garcés, el último habitante de Jánovas, que ha comprado un inmueble para empezar en primavera. "Las raíces tiran, aunque no tenga recuerdos. Era muy pequeño cuando se fueron mis abuelos", cuenta Javier. Él vive en Boltaña pero no renuncia a regresar.

"Nos echaron de malas maneras, de un día para otro, pero para recuperar nuestras tierras han tenido que pasar 10 años y todavía hay afectados a los que, a día de hoy, ni siquiera los han llamado para ofrecerles el acuerdo con Endesa". Óscar Espinosa, que además preside la Fundación San Miguel, creada para reconstruir Jánovas, lamenta el retraso, aunque él haya tenido más suerte y su casa ya se esté levantando.

Los precios de reversión están lejos de la idea inicial de Endesa de cobrar 30 veces más, el IPC actualizado. Era "un insulto", dice Espinosa. La mayoría ha llegado a acuerdos con la compañía, pues el jurado de expropiación marcaba valores más altos. "Sigue siendo injusto, pero sabíamos que no nos los devolverían gratis".

A un precio "simbólico"

El precio por las casas, en ruinas, ha sido "simbólico". En su caso, abonó poco más de un euro por cada uno de los 350 m2 de planta. "Parece un regalo, pero es que ha habido que levantarla, porque la dejaron caer", comenta este afectado. Otra cosa son las tierras, entre 4,5 y 6 veces lo que recibieron al ser expropiados. Llevaban muchos años yermas y ha habido que ganar tierra de labor al monte, gracias a ayudas de la DGA. También con dinero del Gobierno de Aragón se ha llevado la luz y empezado a urbanizar las calles. Para el puente de la Constitución se dispondrá de servicio de electricidad definitivo hasta la antigua escuela, el primer edificio público acabado. Desde aquí a las casas correrá por cuenta de cada propietario.

No han recibido el mismo trato del Gobierno central, que pese a las promesas iniciales de una inversión millonaria, ha aplazado al 2028 el plan de desarrollo para reconstruir los servicios generales. "Si ya tardamos en la reversión, que se traslade la inversión a dentro de 10 años es otra tropelía", se queja el presidente de la fundación. La CHE sí está ejecutando con recursos propios la retirada de la ataguía del río, pero de Madrid no ha llegado un euro.

Él agradece el respaldo de la DGA para conseguir "lo básico", y acelerar así la vuelta a Jánovas. En los otros pueblos expropiaciones, Lavelilla y Lacorz, va todo más despacio, aunque está previsto iniciar las primeras casas. "Hemos llamado a muchas puertas para negociar", afirma Espinosa. "Esto era una guerra, con daños colaterales y bajas, que había que ganar porque nuestro objetivo era volver. Nos cuesta dinero reconstruir las ruinas, y no regresamos como nos hubiera gustado, con las inversiones hechas, pero volvemos a Jánovas como propietarios de pleno derecho, dejando atrás por fin la historia del pantano".

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