Una aventura de búsqueda personal en Canarias

El oscense Sergio Guardia ha sido uno de los participantes de la Ruta Siete, con la que ha recorrido el archipiélago llevando a cabo acciones beneficiosas para la comunidad

Sergio Guardia, durante una de las actividades que realizó en Canarias.
Sergio Guardia, durante una de las actividades que realizó en Canarias.
Heraldo.es

Una aventura para descubrir las Islas Canarias y a sí mismo. El oscense Sergio Guardia, de 29 años, ha participado este verano en la Ruta Siete, una actividad organizada por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria en la que se trataba de dejar una huella positiva en el entorno a través de colaboraciones ambientales, sociales y culturales con diferentes municipios del archipiélago. Guardia recorrió durante 35 días las ocho islas junto a otros 45 universitarios de toda España y países como Argentina que fueron seleccionados entre 1.500 de todo el mundo.

En este programa, los jóvenes han llevado a cabo acciones como reforestaciones, limpiezas de playas y barrancos, acciones de erradicación de especies invasoras, recuperación de tradiciones, actividades con niños y mayores, colaboraciones en fincas agrícolas y ganaderas o la adecuación de espacios públicos y senderos. Además, se han desarrollado debates, tertulias, charlas y talleres creativos de fotografía, vídeo, literatura de viajes, artes plásticas y música.

Sergio Guardia, que se considera una persona “muy activa” y que siempre persigue alternativas a su formación, se interesó por formar parte de la Ruta Siete en cuanto se le presentó la posibilidad: “Me encanta el paisaje y conocer las islas y a gente con inquietudes parecidas con las que afrontar futuros proyectos”. Estudiante de Arquitectura, en la actualidad disfruta de una beca en la Universidad de Granada y se queda “con la convivencia con las personas. Ha sido la primera vez que he vivido muchas cosas como el agradecimiento por la cooperación; se me ponen los pelos de punta al recordarlo. Haciendo muy poco cambias la vida de una persona”.

Los requisitos que se exigían eran sencillos: ser universitario y dominar la lengua castellana. Sin embargo, el proceso de selección incluía pruebas exigentes para cribar a los candidatos tales como entrevistas de 60 segundos de duración durante los que vender por qué ser elegido. “No han sido unas vacaciones”, resume. El joven asegura que este viaje le ha servido le ha servido “para reflexionar sobre la diversidad de personas y como los grupos se enriquecen estos. Me ha permitido replantearme conceptos que antes no había meditado tanto, ya que es una experiencia que te impacta con las personas, los lugares y las acciones que realizas”.

Durante las cinco semanas que transcurrieron entre el 28 de julio y el 30 de agosto, los universitarios recorrieron diferentes puntos del archipiélago, abordaron problemas locales y se pusieron a prueba a sí mismos. El contacto de primera mano con los habitantes de los municipios canarios en los que estuvieron presentes y las cuestiones que les incumben, varias de ellas todavía por resolverse, abrieron al oscense las puertas de una realidad poco conocida: “Las actividades que más me han marcado se desarrollaron con personas con diversidad funcional. Veías cómo se emocionaban y hacían visibles sus emociones a nuestros ojos”.

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