La dirección general de Patrimonio ha iniciado las catas arqueológicas en el antiguo seminario de Huesca tras las resoluciones adoptadas el pasado junio para la protección de tres zonas de este espacio, con una superficie total de 16.000 m2 y en el centro histórico de la ciudad. Los hallazgos determinarán qué proyectos urbanísticos se pueden desarrollar en este suelo. La catalogación alcanza a la iglesia de la Santa Cruz, el segundo patio porticado y la fachada de la calle del General Alsina, así como los puntos donde se encuentren vestigios que deban mantenerse.

Nada de esto se llevó a cabo y el deterioro se abrió camino en el inmueble. Hoy, 18 años después, la Universidad ha decidido que solo precisa 1.500 metros del total, los suficientes para reubicar el vicerrectorado y una biblioteca de investigación. Casualmente, coinciden con los espacios protegidos ya en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). La rehabilitación integral del conjunto (9.000 m2 construidos) costaría un mínimo de 14 millones de euros que la institución no puede asumir.

Tras conocer la decisión de la Universidad , el Colectivo Ciudadano de Huesca promovió la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) para el seminario al completo. Su solicitud fue rechazada por Patrimonio, que contestó iniciando expedientes de protección para los tres espacios mencionados.

Desde el pasado lunes, dos arqueólogos del Gobierno de Aragón trabajan en diferentes puntos del seminario. Está previsto realizar un máximo de 22 catas, que no tendrán que ser tantas si antes se encuentran restos de importancia. En los sondeos realizados en 2004, en lo que era el gimnasio y el patio adjunto, se hallaron vestigios estructurales de época romana.

Última reforma en 1945

Ahora, se está excavando en el patio de recreo y en el interior que está porticado. El primer edificio del seminario data del siglo XVI (con origen en el XII), aunque posteriormente se fueron acometiendo sucesivas ampliaciones. La última obra de reforma fue en 1945, cuando se construyó el inmueble que hace chaflán entre la plaza Universidad y la calle General Alsina. La nueva fachada respetó la traza de la levantada en 1887 en el lado sur.

Por aquellos años debió construirse el patio porticado donde este martes trabajaban los arqueólogos. La concejala de Urbanismo, María Rodrigo, y el arquitecto jefe del servicio, Pedro Lafuente, explicaron que la pieza clave es el muro que está entre ambos espacios. "Una vez que se vea lo que hay y en qué condiciones está decidiremos qué se puede hacer", dijo la edil.

El técnico señaló que el muro "es ajeno al resto de la construcción (el patio porticado) y condicionará el uso de este edificio". Lo ideal sería que "fuera solo una pieza de cerramiento, lo que nos permitiría hacerlo más permeable para poner en valor este conjunto". Lafuente apuntó que el patio es del siglo XIX "pero tiene ese interés como zona de claustro y es bonito". "Este espacio quedaría insularizado y el que hay alrededor de él podría destinarse a otros usos", añadió el arquitecto municipal.

Las dimensiones de los hallazgos arqueológicos se expondrán en la reunión del Patronato del Estudio General que se celebrará el próximo día 8 de octubre. En el encuentro del pasado mes de marzo se analizó la propuesta técnica elaborada entre la Universidad y el Ayuntamiento, que, además de la iglesia salvaba este patio del siglo XIX. El resto del suelo podría ser para la construcción de viviendas, un aparcamiento de unas 200 plazas, una residencia de ancianos...

Precisamente, en el pleno municipal de este miércoles se debatirá una moción del PP para instar al gobierno municipal a que firme un convenio con la empresa Suelo y Vivienda de Aragón para edificar pisos sociales en el seminario.