Las palmas emocionadas de los oscenses acompañando la llegada de los Danzantes de Huesca a la plaza de San Lorenzo volvieron a marcar el final de una Ofrenda de Flores y Frutos de nuevo multitudinaria. El calor fue protagonista con 33 grados a la hora de la salida de esta pasarela de tradición obligando a incorporar el abanico y el botellín de agua a los complementos.

Puntual, el desfile partió a las 19.00 encabezado por la concejala de Fiestas, ataviada con un vestido de Jasa, y su compañero de corporación Toño Sanclemente, con indumentaria peñista. Y tras ellos, unas 1.500 personas entre mairalesas, grupos folclóricos, peñas recreativas y otros colectivos como la Casa Andalucía, que bailó el himno de la SD Huesca a las puertas de la basílica. Y aunque la mayoría llevaron ramos de albahaca y claveles blancos, también hubo tomates, cebollas, berenjenas, uvas o melocotones.

Entre los cientos de oferentes particulares hubo quizá más familias con bebés que nunca. Sescún Castán iba con sus tres hijos de 3 meses (Alonso), 2 años (Nicolás) y 6 años (Alicia), todos ellos con vestidos ansotanos. "Yo salía de cría y quiero que ellos también lo vivan desde pequeños porque me parece un acto muy especial para acabar las fiestas".

También Carmen Montori salió con vestido de fiesta junto con su hijo Álvaro de 7 meses, de baturro, y su marido cordobés, vestido de peñista. "Me encanta la ofrenda y este año es más especial por poder salir con mi hijo".

Adriana Azagra y Sergio Guajardo lo hicieron con su hija Valentina. Ellas fueron de ansotanas y él de peñista. "Vamos desde hace muchos años a ver el Día del Traje Ansotano y aunque no somos de la zona, tenemos casa en Jasa y nos gustan mucho ese estilo de vestidos de la zona".

Beatriz Sampietro también desfiló por primera vez con su hija África, de 6 meses, y su hermano Enrique, los tres de campesinos. "Mi madre me hizo el traje para tenerlo ya para siempre y me hacía ilusión salir con él", dijo.

Marta Albás se paseó vestida con el traje típico de Ansó también. "Creo que es la mejor manera de terminar las fiestas", afirmó. Iba junto a su mejor amiga, María Tolosana, que sale en la ofrenda desde que fue mairalesa en 2009. "Es muy bonito porque cada vez se anima más gente a venir, tanto de Huesca y del resto de Aragón como de otras Comunidades y países", valoró.

Erika Bernués y Antonio Ruiz siempre se fijaban en los vestidos que desfilaban en la ofrenda y hace tres años decidieron hacerse el suyo propio. "Nos hacía ilusión tener un traje de la tierra y nos gustaba el de faena. Y desde entonces salimos también".

Miguel Ángel Valero cambió este año la vestimenta peñista por un traje de gala del valle de Tena para acompañar a su hija, mairalesa infantil del Perpetuo Socorro. "Soy de Jaén pero llevo 15 años en Huesca y ya me considero de aquí. Desde que nació mi hija salgo en la ofrenda porque es el momento culmen de la fiesta". También Maite Cabrero estrenó ayer traje de Hecho para salir por primera vez con su sobrina, de 7 meses. "Antes la gente se ponía cualquier traje y ahora ya mira más si van bien vestida o no".

El baile fue más protagonista que nunca por los siete grupos folclóricos y porque en el Coso coincidieron los Danzantes de Huesca, Gurrea de Gállego y Apiés. Estos últimos llegaron "muy ilusionados" ya que solo bailan el día 8 de diciembre "y los años pares en Huesca", explicó Manuel Pérez. En sus dances usaron solo los palos por "deferencia" hacia los Danzantes de Huesca "que van con espadas".

Gurrea participó con una treintena de hombres y mujeres como ensayo de su gran fiesta del 8 de septiembre. "Cada ocho o diez años solemos hacer gestiones para venir y que los más jóvenes lo vivan", explicó Carmelo Til.