"Llegas a sobrepasar los límites de tu seguridad"
Alberto Rodríguez Martínez piloto desde hace 12 años y comandante Jefe de la Unidad Aérea de Huesca.
Una de las reglas que debe seguir un piloto de helicóptero de rescate es dejar la máxima distancia posible entre la aeronave y cualquier otro obstáculo, "pero cuando hay un riesgo vital de algún accidentado, puedes llegar a sobrepasar los límites de tu seguridad y de hecho nos hemos pegado tanto a una pared que la hemos tocado con el rotor, y milagrosamente lo hemos podido contar". Así explica Alberto Rodríguez Martínez el peligro al que se enfrentan cada vez que la Unidad Aérea de la Guardia Civil de Huesca sale a un rescate, y del que muchas veces no son conscientes las personas que llaman a pedir auxilio.
Después de cinco años como especialista de montaña en Granada hizo el curso de piloto y su "ilusión" siempre fue trasladarse a Huesca "porque era donde más rescates se hacían de España". Y después de dos primeros años en Sevilla, Alberto Rodríguez Martínez lo logró. Este comandante dirige ahora la Unidad Aérea de Huesca.
Sin duda, los barrancos y la alta montaña son los dos lugares más complicados para el helicóptero. El riesgo en los primeros es que en la Sierra de Guara suelen ser muy profundos y estrechos "aunque ya estamos habituados". Sin embargo, a su juicio, resulta más difícil una operación a gran altura porque el rendimiento de la aeronave se ve "muy mermada".
En sus 12 años de piloto, el récord lo tiene en una jornada que llegó a realizar ocho rescates con diez horas de vuelto. Y aparte de la importancia de la formación, "momentos de mucha tensión y muy estresantes porque tienes que estar pendiente de muchos factores y amenazas y acabas exhausto".
Entre las operaciones de más riesgo de este verano, recuerda el rescate el pasado fin de semana de un kayakista que estuvo a punto de ahogarse al volcar la canoa. Un guía que casualmente estaba en el lugar, lo sacó y lo reanimó porque estaba en parada. "Fuimos con urgencia y tuvimos que hacer un apoyo parcial en un lugar muy confinado para que llegara el médico, que al final lo recuperó", recuerda. Y también otra intervención en un barranco con paredes de 30 metros "porque había una tormenta que iba a provocar una crecida de varios metros y había un herido con una pierna rota dentro que hubiera muerto si no llegamos enseguida".