La ocupación hotelera del Pirineo rompe la tendencia tras 5 años seguidos de crecimiento

Entre enero y junio bajaron los viajeros (4%) y las pernoctaciones (3%) por el mal tiempo primaveral. Pese a ello es el segundo mejor semestre de toda la serie histórica

Una de las joyas turísticas de la provincia, el castillo de Loarre, sigue manteniendo el tirón y este año suma ya 57.079 visitas por las 56.760 del mismo período de 2017. En verano abre todos los días de 10.00 a 20.00
Una de las joyas turísticas de la provincia, el castillo de Loarre, sigue manteniendo el tirón y este año suma ya 57.079 visitas por las 56.760 del mismo período de 2017. En verano abre todos los días de 10.00 a 20.00
R. O.

La crisis hizo que el sector hotelero del Pirineo oscense perdiera un 22% de viajeros y hasta un 30% de pernoctaciones entre 2008 y 2012. Pero desde entonces había logrado sobreponerse y mantenía una tendencia de crecimiento de cinco años seguidos (los dos últimos batiendo récords) que se ha roto en 2018. Aun así, no parece haber motivos para encender ninguna señal de alarma ya que, pese a esta caída, ha sido el segundo mejor semestre de la serie histórica.

Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística reflejan que entre enero y junio los establecimientos hoteleros sumaron 333.723 viajeros y 803.554 pernoctaciones, lo que supone unos descensos del 4 y 3%, respectivamente. Datos que contrastan con los incrementos registrados en el conjunto de Aragón (+1,6% de viajeros y +2,45 de pernoctaciones) y en la provincia de Zaragoza (+5% y +8,7%). Mientras, en Teruel aunque han subido los turistas (+1%), también han caído las pernoctaciones (-4%).

Tras un primer trimestre protagonizado por la temporada de esquí que se cerró con un aumento del 3% de viajeros, los hoteles del Pirineo acumularon tres meses seguidos de bajadas con un -16% en total, de ahí que el balance del semestre sea negativo.

Para José María Ciria, presidente de la Asociación Turística del Valle de Benasque, la causa de que se haya frenado la tendencia ha sido la desfavorable meteorología de la pasada primavera ya que el invierno fue "muy bueno" con récord nacional de ocupación en fin de semana en febrero incluido (88,5%). "La temporada de esquí acabó muy pronto este año, prácticamente a finales de marzo, y desde abril hemos tenido un desastre de tiempo porque llovía un día y al siguiente también. No hay que buscar otra cosa rara, ha sido culpa del tiempo", lamenta. Y es que subraya que en el caso del turismo del Pirineo, es un factor fundamental "porque a la gente se le quitan las ganas de hacer actividades en la naturaleza si hace malo y en cambio cuanto más caluroso es el verano, más les apetece venir a la montaña".

Por suerte, en las dos últimas semanas la situación ha remontando y a falta de que se cierre el mes con las estadísticas oficiales, Ciria está satisfecho porque todo apunta a que en julio se mantendrán las cifras del pasado año «que fueron espectaculares».

Luis Terrén, presidente de la Asociación Turística del Valle del Aragón, achaca el descenso a que aunque la ocupación en fin de semana está teniendo cifras "muy altas" gracias a la actividades que impulsan los municipios, entre semana está siendo menor que en 2017. Además, admite que el tiempo también influyó en el primer semestre "porque la primavera fue desastrosa". Y pone como ejemplo las cancelaciones de muchos viajes de estudios que sufrieron dos atractivos turísticos de Villanúa como el Ecoparque o la Cueva de las Güixas por esas continuas lluvias.

Terrén cree que al final este verano se concentrará en los fines de semana y en el mes de agosto. Por ello, pide más esfuerzo público-privado no solo en promoción sino sobre todo en comercialización "porque hay otras zonas turísticas con agentes comerciales que se encargan de venderlas y aquí necesitamos eso también".

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