"Llevo a rajatabla vestirme de blanco del 9 al 15 de agosto"

El expresidente de la peña La Parrilla de Huesca le pondrá la pañoleta a San Lorenzo estas fiestas

Roberto Bara, de blanco y verde, frente a la basílica de San Lorenzo.
Roberto Bara, de blanco y verde, frente a la basílica de San Lorenzo.
Rafael Gobantes

Roberto Bara, socio, colaborador y expresidente (1987-1991) de la peña La Parrilla de Huesca será quien le coloque la pañoleta a San Lorenzo el día 9. Anima a los jóvenes a que se involucren en las peñas, porque, dice, no solo son alcohol y juerga, y destaca de los Sanlorenzos la cordialidad y el ambiente de amistad que siempre hay en la calle.

Enhorabuena porque la peña La Parrilla le ha designado para ponerle la pañoleta a San Lorenzo el 9 de agosto en su nombre. ¿Qué siente a un mes de que llegue ese momento tan especial?

Para mí es todo un orgullo que tu peña se acuerde de ti para colocarle su escudo al santo.

No obstante, para usted no será un gesto nuevo...

Así es, porque el día 9 volveré a hacer algo que estuve muchos años haciendo pero de forma anónima. Porque a finales de los 80, había unos socios de La Parrilla que iban de ronda toda la noche y acababan de madrugada en la plaza de San Lorenzo pintando la línea para delimitar la zona de los danzantes y colocando la pañoleta al santo con una escalera. Sin embargo, cuando yo me hice cargo de la peña, en 1987, había una crisis tremenda y por falta de dinero tuve que eliminar bastantes actividades, y una de ellas fue la ronda. Pero para que no se perdiera esa tradición, me dediqué unos cuantos años a ir a la plaza el día 9 y con la ayuda de los trabajadores del Ayuntamiento le ponía la pañoleta y me iba. Y así hasta un año que el cura de San Lorenzo mandó quitarla. Luego las peñas ya lo oficializaron como un acto más de las fiestas.

¿Desde cuándo es peñista?

Creo que tenía menos de 14 años cuando empecé a colaborar con La Parrilla animado también por mi hermano, y ahora tengo 56, así que llevo más de 40 vinculado. Entré para echar una mano, luego me metí en la junta y acabé de presidente cuatro años. Luego dejé el cargo pero seguí colaborando, y hasta el día de hoy.

¿De quién se acordará cuando esté allí arriba junto al santo?

En estos actos te acuerdas sobre todo de las personas que ya no están contigo. Pero también de mi mujer, porque si yo llevo ya más de 40 años disfrutando del trabajo, ella los lleva sufriendo por todas las horas que he estado en la peña y no con ella. Y aunque yo sea la cabeza visible, hay mucha gente detrás que también se merece su trocito de pañoleta.

¿Cómo vive ahora las fiestas?

Suelo acudir a prácticamente todos los actos que organizan las peñas, aunque la edad ya te hace ir frenando porque no tienes la vitalidad que tenía de joven, cuando intentabas llegar a todo. Ahora los seleccionas porque el cuerpo no aguanta tanto, aunque las intento disfrutar al cien por cien. Soy de los típicos que el día 9 se pone de blanco y no me lo quito hasta el 15. Esa tradición me gusta llevarla a rajatabla.

¿Qué les diría a los jóvenes para que siguieran una trayectoria peñista tan larga como la suya?

Siempre me he encontrado gente que me preguntaba cuánto se cobraba por estar en una peña. Y yo les decía que al contrario, que te cuesta dinero. Y parece que eso a la gente joven no le llama tanto porque hay que dedicar muchas horas que tienes que quitarte de otras aficiones. Por eso cuesta que los jóvenes se involucren en las peñas. Pero aun así les animaría porque las fiestas no solo son alcohol y juerga.

Usted que ha vivido la evolución de las últimas décadas, ¿en qué momento están ahora las fiestas de San Lorenzo?

Pues creo que depende de si queremos tener unas fiestas para los de casa o para los de fuera. Es verdad que hay limitaciones económicas, pero creo que habría que dar otro enfoque y buscar más alicientes para intentar que venga más turismo. ¿El qué? Eso ya no lo sé, quizá habría que juntar a gente de varias generaciones para que propusieran cosas. Pero insisto en que habría que revitalizarlas porque los últimos días decae demasiado las fiestas.

¿Hace falta autocrítica también en las propias peñas?

Naturalmente que sí. Toda asociación tiene que hacer autocrítica para ver dónde se falla e intentar corregirlo. Y las peñas, las primeras para eliminar lo que sale mal y mejorar lo que sale bien.

Si tuviera que venderle a alguien de fuera las fiestas de San Lorenzo, ¿que destacaría más?

En mi opinión, el ambiente de cordialidad y de amistad que siempre hay en la calle. Y que no hay aglomeraciones, porque tampoco me gustaría que San Lorenzo fuera como San Fermín.

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