Las apuestas de fútbol y el cannabis, dos trampas para los adolescentes

El Centro Solidario Interdiocesano de Huesca trató el año pasado a 27 jóvenes de 14 a 20 años por su dependencia al cannabis, pero los expertos advierten de que aumentan las ludopatías

El cannabis genera el mayor número de atenciones entre los adolescentes.
El cannabis genera el mayor número de atenciones entre los adolescentes
Thomas Samson. AFP/Photo

Enganchados al alcohol, el cannabis, la cocaína o las apuestas de fútbol. Cada año más personas, y lo que es más preocupante, de edades más tempranas, tienen que ser atendidos por adicciones. El Centro de Solidaridad Interdiocesano de Huesca (CSIH), heredero del Proyecto Hombre, que llega a toda la provincia desde hace más de 20 años, dio tratamiento terapeútico en el 2017 a 168 personas. De ellas, 27 eran adolescentes (de 14 a 20 años), todos por su dependencia del cannabis. La cadena empieza con un pitillo, pasa por el alcohol y acaba en el cannabis, aseguran los expertos del CSIH.

José Luis Martín-Retortillo, su director, ha hablado este miércoles, en la presentación de la memoria anual, de la “caída en un pozo” y el “enorme sufrimiento” que conlleva no solo para el dependiente sino también para la familia y todo su entorno, con derivadas sanitarias, educativas y judiciales.

Uno de los principales problemas es la adicción de los más jóvenes a la marihuana. “Muchos creen que por ser natural es beneficiosa”, ha comentado el psicólogo del centro, Aland Medal, pero sus efectos pueden llegar a ser tan perniciosos que han tenido que tratar a jóvenes por brotes psicóticos asociados al consumo compulsivo de cannabis. Los técnicos han reconocido que cuatro o cinco de los pacientes tienen trastornos de conducta derivados de la ingesta de estas sustancias y del alcohol. Y han aconsejado retrasar todo lo posible el inicio de bebidas alcohólicas, porque ya alcanza a chicos y chicas de 12 y 13 años.

“Los más jóvenes acuden más por el cannabis que por el alcohol, porque esto no lo ven como un problema”, ha opinado el psicólogo. Él invita a las familias a tomar medidas preventivas porque “cuando llegan, llevan dos o tres años consumiendo. Entonces ya vienen más para la atención que para la prevención”. La mayoría de las veces acuden con las madres, “los padres en su mayor parte siguen siendo los grandes ausentes”.

El programa para atajar el consumo de cocaína y alcohol entre personas de 21 a 60 años llegó a 73 consumidores. De ellos, 24 por su adicción a la primera sustancia y 39 a la segunda. El resto, 10, tenían dependencia de ambas. Cuando es muy grave hay derivación a un centro terapéutico residencial, y luego se realiza un seguimiento. En este caso se encontraban 15 pacientes.

Pero las adiciones no son solo a sustancias químicas. También tienen su raíz en comportamientos relativos a las compras, los juegos de azar, el sexo, el ordenador o los videojuegos. “La ludopatía va acompañada casi siempre por el alcohol, y el inicio es temprano, entre 25 y 35 años, pero también hemos visto un par de adolescentes, que empezaron por las apuestas del fútbol. Ganan 80 euros y esto les estimula. Creen en la fantasía de que se harán ricos apostando”, ha opinado el psicólogo.

El Centro de Solidaridad de Huesca empezó en 1995 con 22 personas asistidas. Hace una década, eran 110, y el año pasado, 168, ha destacado la coordinadora y secretaria general del Centro de Solidaridad, Elena Palacio.

La atención no llega solo al consumidor. El año pasado atendieron a 85 familias, para darles pautas sobre cómo relacionarse con el dependiente. Asimismo realizan labores de prevención en los colegios con padres, profesores y alumnos, en total 2.050. Y en dos centros escolares se trabaja con grupos específicos, porque “hay chicos que acuden a clase con síntomas de haber consumido”.

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