Repatriado el cadáver del guardia civil muerto en un accidente en Nepal

El cuerpo parte esta noche de Katmandú y llegará el martes a España. El miércoles se celebrará su funeral en la catedral de Jaca

Francisco Valero, con los niños en su viaje a Nepal
Francisco Valero, con los niños en su viaje a Nepal
Heraldo

El cuerpo sin vida de Francisco Valero, el subteniente de la Guardia Civil de Montaña en la reserva fallecido a los 61 años en un accidente en Nepal, al caer por un cortado durante una misión humanitaria, será repatriado este lunes a España. El avión con sus restos parte en un vuelo a las 21.00 y llegará a Barajas a las 15.40 del martes, tras hacer una escala en Doha (Qatar). Lo acompaña uno de sus dos hijos, que se había desplazado el pasado viernes, tras conocer el accidente, a la capital nepalí. Su funeral se oficiara en la catedral el miércoles a las 16.00.

Valero había viajado a ese país como colaborador de la Asociación José Ramón Morandeira, creador de los Cursos de Medicina de Montaña en los que impartíó clases. Iba con una enfermera y una médico de la especialidad, que tienen previsto volver esta misma semana a España. Cuando se produjo el fatal desenlace, volvían del Tsum Valley, donde habían pasado varios días prestando asistencia médica y educación para la salud a la población de etnia tibetana de esas montañas, además de revisar los medicamentos y material de curas de los botiquines dejados en Nile, Lar y Chumling.

El punto más próximo donde llega el trafico rodado es Arughat, a entre cinco y siete días de camino. El fallecido y sus dos compañeras estaban de regreso cuando ocurrió el accidente. Caminaban por un sendero. Él iba detrás. Cuando la enfermera y la médico, Carmen Zorrilla y Carolina Marcos, escucharon lo que les parecía una caída y se dieron la vuelta, ya no lo vieron. Se había precipitado por un cortado de 80 metros. El cuerpo fue rescatado por un helicóptero y trasladado a un centro hospitalario.

Se desconocen las causas concretas del accidente, aunque el suelo estaba mojado. La expedición había partido de España el 20 de abril, con 50 kilos de medicinas y material médico-sanitario para los colegios y orfanatos. Allí, además de prestar asistencia médica, debían dar consejos de salud e higiénicos a la población y vigilar la nutrición de los niños. Tenía previsto regresar la próxima semana. Era el cuarto viaje de Valero a Nepal.

La repatriación ha sido relativamente rápida. María Antonia Nerín, directora de la Asociación José Ramón Morandeira, quiso agradecer la ayuda de Mikel Leizaga, un guía vasco que lleva 10 años viviendo en Katmandú y que colaboraba con la entidad en el transporte de material humanitario a Nepal. También han echado una mano el consulado de Nepal y la Dirección General de la Guardia Civil. Nerín valoró la aportación de todos para conseguir la rápida repatriciación.

En el blog de la asociación se detalla cómo fue el día a día de la expedición en Nepal. “Mientras Carmen y Carolina van haciendo las revisiones médicas con la ayuda de la enfermera del orfanato, Paco se va con Netra y algunas de las cuidadoras a comprar al mercado central del barrio”, se puede leer. "Los niños corrían detrás de Paco en cuanto lo veían aparecer; ya lo conocen, es 'el hombre de los globos', pero también el de las gorras, los lápices, los cepillos de dientes y los balones.... y este año también se gana el título honorífico de ¡'el hombre de la fruta'!

Francisco Valero, de 61 años, casado y con dos hijos, estaba actualmente en la reserva. Trabajó en la Guardia Civil de Montaña en Jaca y en Navarra. Fue instructor del Centro de Adiestramiento de Montaña de Candanchú (CAEM), formador de los médicos de rescate, a través del máster de la Universidad de Zaragoza y posteriormente del que dirige la doctora María Antonia Nerín. Actualmente, era monitor de esquí en Candanchú y en verano guía de barrancos en la empresa Aragón Aventura.

La primera vez que viajó a Nepal lo hizo tras el terremoto de 2015, acompañado del teniente Fernando Rivero, de la Jefatura de Montaña de la Guardia Civil, con sede en Jaca, para intentar recuperar los cuerpos de los siete españoles fallecidos. «Casi fue una casualidad. Lo llamé para pedirle un teléfono de otro compañero y él se ofreció a venir con nosotros», señala. El 4 de mayo, el día que murió Valero, hacía justo tres años que habían encontrado el cuerpo de la montañera catalana Roser Palau, la única que apareció.

«Se quedó prendado del país», asegura el teniente, quien además valoró su contribución para mejorar el rescate en montaña en la Comunidad vecina de Navarra, de forma que la Guardia Civil tuviera apoyo del helicóptero del gobierno autónomo y no tuviera que recurrir al de Huesca. «Cuando había un problema, te gustaba tenerlo al lado», añade.

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