Un incendio ha quemado en la tarde de este jueves una zona arbolada y de matorral en el municipio de Almudévar, y ha amenazado el centro agronómico conocido como la Granja. Los bomberos tardaron varias horas en sofocar el fuego, visible desde la autovía Huesca-Zaragoza, ya que estaba pegado a ella. El principal temor ha sido que el fuego se propagase por la densa maleza que rodea las instalaciones, muy deterioradas, y se pudieran ver afectadas, aunque finalmente se ha sofocado sin causar graves daños.

Se ha originado, sobre las 17.40, entre unos restos de poda que alguien ha podido prender. Las llamas se han extendido a un área arbolada, con cipreses, chopos y pinos. La rápida intervención de los bomberos de Almudévar, cuyo parque está a 1 kilómetro de la Granja, ha evitado que el incidente fuera a mayores. Finalmente solo han ardido unos 500 metros cuadrados, pero el equipo de extinción, compuesto por cuatro personas, se ha tenido que emplear a fondo y durante varias horas para echar agua en las ramas y los escombros que había en el lugar. Ardieron pinos y cipreses. A las 20.00 se ha dado por extinguido.

La Granja de Almudévar son unas instalaciones de la Confederación Hidrográfica del Ebro, cedidas a la Universidad de Zaragoza para la enseñanza e investigación agraria y que utilizó la Escuela Politécnica Superior. El convenio de cesión era para 75 años, pero solo duró 24. Hace más de un año, la Universidad de Zaragoza la devolvió a la Confederación. Las parcelas de cultivo están en buen estado, pero tras las inversiones iniciales para su mejora, la falta de presupuesto impidió a la institución académica mantener los edificios y las instalaciones, cuyo deterioro, ya notorio desde hace varias décadas, suponía un riesgo para las personas, sin que hubiera dinero para sanearlas y mantenerlas en buen estado.

La Dirección General de Cultura y Patrimonio del Gobierno de Aragón inició recientemente el expediente para declarar este centro agronómico como Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragonés.El conjunto fue proyectado en 1927 por el arquitecto aragonés Regino Borobio por encargo de la Confederación Hidrográfica del Ebro. Este tipo de centros o granjas experimentales surgieron a mediados del siglo XIX para mejorar la calidad y los rendimientos de los cultivos, la optimización de los sistemas de riego o la investigación contra plagas.