Vuelo a vela, el avión sin motor que sobrevuela el Pirineo aragonés

En España solo hay siete aeródromos que se dedican a este deporte.

Instalaciones del aeródromo de Santa Cilia.
Instalaciones del aérodromo de Santa Cilia.
Javier Blasco

A 700 metros de altura y a 1.300 sobre el nivel del mar, con el Pirineo a los pies, y de repente una cuerda que se suelta. Ahora el intrépido solo depende de la energía y de las masas de aire para mantenerse y volar. Así se hace realidad la experiencia más cercana a viajar en suspensión por el aire, con la actividad del vuelo a vela que ofrece la compañía Fly-Pyr en el aeródromo de Santa Cilia (Huesca).

El vuelo a vela es un avión como cualquier otro, pero la diferencia es que no tiene motor. Y por eso este deporte aéreo se convierte en un auténtico arte, "el arte de aprovechar la energía que hay en la atmósfera para convertirla en altura, distancia y velocidad", recalca el director gerente de Fly-Pyr, Luis Ferreira.

Este avión sin motor despega remolcado por una avioneta gracias a una cuerda que, generalmente, se suelta a los 700 metros de altura. "A más altura, más autonomía", recuerda Ferreira, lo que permite a su vez hacer más kilómetros. El récord del mundo está en los 3.000 en un día, alcanzados por el alemán Klaus Ohlmann en el año 2003 en los Andes.

El aporte inicial de energía, ya sea en forma de calor o de viento, es lo más costoso cuando se realiza un vuelo a vela, pero, por suerte, solo suele durar unos diez minutos. Este momento "es el único durante todo el vuelo en el que se emite algún tipo de residuo, a partir de ahí, es un deporte libre, que no consume ni hace ruido", asegura Ferreira.

Por esta razón, porque es un deporte respetuoso con la naturaleza, y porque enseña a trabajar en equipo y a ejercitar la mente, Ferreira piensa que debería potenciarse más el vuelo a vela en España, al igual que se hace en otros países como Inglaterra. De hecho, en total hay unos siete aeródromos que se dediquen al vuelo a vela en el país, mientras que solo en el Pirineo francés ya hay 25.

Sin embargo, según señala Ferreira, el 55% de la clientela que reciben son europeos, sobre todo, ingleses y franceses. Esto se debe a que las condiciones del aeródromo de Santa Cilia "son excepcionales, casi únicas en Europa", recalca.

La ventaja diferencial se encuentra en el espacio aéreo del Pirineo aragonés, puesto que no se genera tanto tráfico aéreo de vuelos comerciales como en otros sitios, lo que lo convierte en una "excelente alternativa a los Alpes del sur".

Este deporte aéreo se lleva realizando en el aeródromo de Santa Cilia desde hace más de 100 años, pero Fly-Pyr no solo ofrece servicio de remolque de planeadores y una escuela de formación de pilotos, sino que además permite sobrevolar un Pirineo aragonés de color verde en verano o blanco en invierno, siendo un pasajero en un velero biplaza. "Esta es otra opción más turística que permite volar por el simple placer de volar", destaca Ferreira.

Vuelos de media hora (92 euros), de una hora (180 euros) y hasta de tres horas (380 euros) que permitirán al viajero conocer la experiencia y descubrir el canal de Berdún, los valles de Echo, de Aragües, el pico del Aspe, la Collarada e incluso la Sierra de Guara o Andorra.

Y todo ello, dependiendo del curso que se elija, a más de 6.000 metros de altura, como si de verdad, se imitara el vuelo de un pájaro.

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