Inés: un búho real que nació en cautiverio, pero volará libre

En el Eco Museo de Aínsa tienen un nuevo inquilino, nacido de dos ejemplares irrecuperables.

El pequeño polluelo es casi una bola de plumas. En la imagen, junto a su madre.
El pequeño polluelo es casi una bola de plumas. En la imagen, junto a su madre.
Eco Museo Aínsa

A su madre un accidente con un cable eléctrico le dejó tocada un ala y le impide manejarse en libertad. A su padre fue el disparo de unos cazadores el que le llevó a vivir en el Eco Museo del Centro de Visitantes del Castillo de Aínsa. El mismo lugar donde ahora ha nacido, fruto de la unión de estos dos ejemplares irrecuperables para la vida en libertad, un nuevo polluelo de búho real, al que han bautizado como Inés. No se trata del primero de estos enormes aves rapaces que se cría en este parque zoológico, ya que en el año 2015 ya fueron dos las crías que lograron salir adelante, y tres en el 2016. “En casos como este, el centro cumple una doble función, ya que además de la sensibilización que implica la presencia de los animales entre los visitantes, se contribuye también con la cría de nuevos ejemplares a la vida en libertad en la naturaleza”, explica Óscar Bies, responsable del centro.

Porque a partir del mes de junio, el pequeño polluelo dejará Aínsa en dirección al centro de Recuperación de Fauna Silvestre en La Alfranca, donde en un mes vivirá en una jaula más amplia para reforzar su vuelo y donde se alimentará con presa viva, como forma de aclimatarse a una vida en libertad que en el mes de agosto iniciará en algún paraje propicio para esta especie.“A pesar de haber nacido en cautiverio, el búho real no tiene un periodo de dependencia de la madres muy amplio, así que se confía plenamente en que pueda desarrollar su instinto y sobrevivir sin problemas”, comenta Bies.

El búho real es un ave rapaz que mide unos 80 centímetros, con una envergadura próxima a los dos metros, y se alimenta tanto de pequeños roedores como de otros animales de mayor tamaño, como conejos e incluso zorros o tajones. Esto hace que sea más frecuente su presencia en el valle del Ebro y en el Sistema Ibérico que en las zonas de montaña, en los que las presas con las que alimentarse son menos numerosas. “Dentro de las especies que pueden reproducirse pese a estar en cautiverio, el búho real es de las que tienen una mayor predisposición por instinto, y así se demuestra, ya que todos los años han incubado huevos, aunque sean seis los que han salido adelante”, aclara el encargado del parque zoológico.

Ahora, esa pequeña bola de plumas que casi parece de pelo, se ha convertido en el gran reclamo en el Eco Museo, especialmente en las numerosas visitas en Semana Santa. “Resulta muy curioso, porque pese a que apenas tiene 25 días de vida, hace gestos muy graciosos, como el característico de esta especie, de hacer giros de 180 grados con la cabeza”, dice Óscar Bies, que celebra que podrán contar con el animal hasta junio, coincidiendo con los meses de más afluencia de escolares al Eco Museo, para poder así mostrarles a los niños a los polluelo. Además de la pequeñísima Inés y sus padres, el parque zoológico cuenta con dos águilas culebreras y un quebrantahuesos, todos irrecuperables para la vida en libertad.

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