Mery, enfermera: "Nos llaman los ángeles de alta montaña"

Una enfermera de un equipo de Atención Primaria del Pirineo informa de la "complicada" situación que atraviesan los equipos de la zona en pleno temporal.

Nieve en la calzada, desprendimientos, chupones y hielo en las carreteras, largos desplazamientos y una conciliación familiar a menudo "complicada". Son las dificultades que afrontan muchos sanitarios del medio rural aragonés, y que se agravan en caso de temporal para aquellos que prestan asistencia en las zonas más remotas del Pirineo

"Hasta con raquetas he ido alguna vez. El peligro que tenemos aquí en la zona es que hay mucho barranco lateral, y en algunas carreteras secundarias caen piedras porque hay animales salvajes que cuando suben las van tirando. Los que somos de aquí sabemos manejarnos, pero a la gente que no le da mucho miedo la carretera. A veces no llegamos o no podemos ir a ver un paciente y tenemos que solicitar ayuda a la Guardia Civil", relata Mery, una enfermera que lleva seis años prestando asistencia en el medio rural.

La situación que su equipo vive estos días, en pleno temporal, es común a buena parte del Pirineo, desde Bielsa y el valle de Chistau, a municipios como Escarrilla, Canfranc, Biescas o la zona de Castejón de Sos y Benasque.

En el caso de esta enfermera, cuando llegó en noviembre a la zona cuenta que se tuvo que poner las cuatro ruedas de nieve para poder llegar al centro de Atención Primaria desde el que atienden diferentes pueblos. "El primer día me pilló sin ellas y le tuve que echar valor, porque trabajaba el 2 de enero... Ponerme neumáticos de invierno es lo mejor que he podido hacer, porque está haciendo un invierno muy frío en este valle, donde no suele nevar tanto", añade.

Este martes, durante su jornada habitual por varios pueblos del Pirineo, la noticia de la muerte de un compañero médico que ha perdido la vida en la carretera a causa del temporal les ha cogido a todos por sorpresa. "Trabajó con compañeros, y lo hemos sentido mucho... Piensas: 'nos podía haber pasado a nosotros'", lamenta Mery, que al acabar su jornada, "y sin que pare todavía de nevar", duda ahora si volverse a Zaragoza tras lo sucedido para ver a unos amigos actuar.

Al acabar ella su turno a las 15.00, otro equipo de dos (médico y enfermera) se incorpora de guardia para toda la zona, donde prestan asistencia sanitaria hasta el día siguiente. La distancia entre los municipios más distantes es de 40 kilómetros. "En el turno normal hay más equipos de profesionales, pero en las guardias se reduce a uno de dos personas. Yo hago una a la semana", explica esta sanitaria, que informa de que en el día de hoy ha tenido que visitar a dos ancianas, una de las cuales iba a ir al centro de salud a tomarse la tensión pero al ser ya muy mayor, han preferido acudir a su domicilio para facilitárselo. "Son días preciosos para el que le gusta la montaña, porque no hace frío y está todo nevado, pero aquí el problema es el aislamiento de personas mayores que necesitan ayuda domiciliaria. Estos días he tenido que hacer también curas de contusiones a maestros, etc. Esta es una zona muy bonita, pero el trabajador arriesga", afirma esta sanitaria.

De hecho, en las situaciones más complicadas que enfrentan de rescates en alta montaña, Mery cuenta que a menudo suelen estar acompañados por la Guardia Civil, e incluso el helicóptero, señala. "Son zonas de gran dispersión geográfica y si, por ejemplo, ocurre un traumatismo grave hay que enviarlo directo a Zaragoza", subraya.

En el lado contrario, esta sanitaria hace hincapié en que hay gente muy formada, y son todos "profesionales" que aman la cercanía con el paciente y también la montaña. "Aquí la cercanía hace que seas un nombre, y eso al paciente le da mucha confianza. Además, solemos ser gente que nos gusta la montaña y en el carácter eso se nota, pero no hay una compensación a todos los riesgos que pasas. Ahora mismo nos pueden avisar de alguien que se ha caído en un barranco y con tres bajo cero tienes que coger una vía e intentar monitorizarlo hasta que venga la ambulancia, y eso es algo muy propicio para que pase algo grave, como en el caso del compañero", lamenta esta sanitaria.

En cualquier caso, los sanitarios del medio rural consultados aseguran que el trato con el paciente de estas zonas tan remotas es para todos ellos un incentivo en sí mismo, pues muestran una actitud que les hace estar "orgullosos" de la sanidad y el sistema. "Suele ser gente muy agradecida que a veces te dice: 'no pases pena y no vengas hoy'. Eso sí, no llaman al médico por cualquier tontería. Aquí si te llaman corre, porque será serio", sentencia esta enfermera.

'Los ángeles de alta montaña'

La atención personalizada que brindan a los pacientes de las localidades más remotas es para estos profesionales una de las mejores ventajas que tiene trabajar en el medio rural. "El otro día una señora nos llamó 'los ángeles de alta montaña'", relata orgullosa Mery, quien no puede ocultar lo feliz que le hace trabajar en el medio rural.

"Aquí somos amantes de la montaña y del medio, conoces al paciente y es una cercanía muy buena, que a mí me gusta porque te permite hacer una atención integral; los asistes, los apoyas, los cuidas...Y ellos nos aportan mucho también, por ejemplo, su fortaleza y capacidad de adaptación a unas condiciones no tan favorables como en una ciudad. Hay abuelos que tienen también mucha red social entre ellos. Aquí hay pocos ancianos que se sientan solos porque está la vecina que si puede les pasa una tortilla o les ayuda… Ellos mismos no llamarán muchas veces, pero sí el vecino. Y eso -matiza- en una gran ciudad no existe".

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