Quejas por los retrasos, el frío y la insalubridad del primer tren diario entre Huesca y Zaragoza

Unos 40 viajeros habituales que usan el servicio para ir a trabajar o estudiar a la capital aragonesa recogen firmas para exigir mejoras a Renfe.

El Canfranero a su llegada ayer tarde a Huesca desde Zaragoza con estudiantes y trabajadores.
El Canfranero a su llegada ayer tarde a Huesca desde Zaragoza con estudiantes y trabajadores.
Rafael Gobantes

"Nos habíamos acostumbrado ya a viajar con el abrigo, la bufanda y los guantes puestos, pero luego que no arranque o que te digan que no funcionan bien los frenos es una cuestión de seguridad". Son palabras de Sara Galindo, una de las personas que viajan habitualmente en el primer tren diario que parte desde Huesca hacia Zaragoza y que en el último mes han llegado tarde en siete ocasiones ya a su trabajo o al lugar donde estudian por culpa de las deficiencias de los convoyes del Canfranero. Cuarenta usuarios se han unido en una recogida de firmas para exigir a Renfe de forma conjunta mejoras urgentes después de que la compañía haya hecho caso omiso a sus reclamaciones individuales.

Las quejas se refieren al servicio que sale de la estación intermodal de Huesca de lunes a viernes a las 6.40 y que teóricamente tiene que llegar a Delicias a las 7.44, aunque en este último mes ha acumulado retrasos de más de 20 minutos. Un contratiempo ya que es tren que emplean a diario muchos trabajadores y estudiantes oscenses –que pagan una abono de 160 euros mensuales?– ya que tiene parada, entre otras, en la estación de cercanías de Goya a las 7.38 "con lo cual, si llega a tiempo, te permite estar en el trabajo a las 8.00 sin problema", explica Marta Gómez, trabajadora sanitaria en el Miguel Servet.

Cuando la llamaron de la bolsa para ir a trabajar a Zaragoza, vio que los horarios de Renfe le iban muy bien y desde hace más de dos años viene utilizando el servicio. "Puntualmente había algún retraso y lo comprendías, pero es el que en el último mes llevamos ya siete días llegando tarde y nos sentimos abandonados porque po.nes reclamaciones pero nadie te da una solución ni te dice si es un problema de la infraestructura o del mantenimiento. Alguna vez te devuelven tres euros del billete, pero con eso no se arregla nada", denuncia.

"Al final me van a despedir"

Su hartazgo ha llegado ya a tal punto que, siguiendo el ejemplo de otros compañeros de viaje, ha tomado la decisión de trasladarse a vivir a Zaragoza el próximo mes de enero para evitar este problema "porque no puede ser que me levante a las 5.45 en Huesca y nunca sepa si voy a llegar a tiempo a trabajar, y pienso que al final me van a echar". De hecho, asegura que otra usuaria habitual le debe una hora extra a un compañero de trabajo que le ha hecho el favor de abrir un local comercial por ella. "Y la gente que tiene contratos eventuales en Zaragoza cree que les pueden llegar a discriminar por vivir en Huesca al no poder garantizar que van a llegar a tiempo si usan el tren como medio de transporte", dice.

Los usuarios temen que sea una "estrategia" de Renfe para dejar de prestar este primer servicio diario a Zaragoza. "Parece que quieren que nos hartemos y nos vayamos los usuarios porque quieren quitarlo pero no saben cómo hacerlo, porque si no es así no le vemos sentido", critica Sara Galindo, otra trabajadora del hospital Miguel Servet de Zaragoza afectada por esta situación.

En su caso también tiene un contrato temporal y tanto el año pasado como en los dos últimos meses ha elegido trasladarse a diario a Zaragoza en este servicio ferroviario "porque me iban muy bien los horarios". Y es que asegura que si coge el autobús, tiene que parar en Delicias "y me cuesta 15 minutos más llegar al trabajo". Sin embargo, los reiterados retrasos le han obligado a pedir muchos favores a sus compañeros de trabajo "porque tienes que llamar para que dejen un rato más a otra persona en tu puesto porque vas a llegar tarde", afirma.

La última vez que el tren salió con demora de Huesca, cinco pasajeros se decidieron bajarse para ir juntos en coche a Zaragoza. "Nadie nos garantizaba que fuera arrancar. Al final, salió pero también llegó tarde. Y por supuesto, nadie nos devolvió el dinero del billete", recuerda.

Humos, suciedad, daños...

Las quejas de los usuarios, no obstante, no se limitan solo a los continuos retrasos que, advierten, pueden acarrearles sanciones importantes en sus centros de trabajo o no poder presentarse a un examen, sino también a la suciedad, los desperfectos y a las condiciones insalubres del Canfranero. Esto último es lo que más critica Miguel del Vado García. "Usa gasoil y como no están bien aislados los vagones, se tragas todo el humo que sale. A veces ha sido tan escandaloso que el revisor nos ha hecho ir apiñados en un vagón y dejar el otro libre por la cantidad de humo", denuncia.

A todo ello se une en invierno el frío ya que hay días que, aseguran, han viajado con 6 grados de temperatura ambiente en el convoy. "Es increíble el frío que pasamos porque el tren lo cogemos a las 6.30 después de estar toda la noche sin calefactarlo", afirma.

Este funcionario del Gobierno de Aragón baja a trabajar a diario a la sede del Pignatelli y por eso este servicio se ajusta perfectamente a su horario ya que le deja en la estación de cercanías del Portillo a las 7.40. "Además, es más barato que el autobús y ya que los sueldos son tan bajos hay que intentar ahorrar donde sea".

Los principales problemas se generan a la ida, pero los trayectos de vuelta también sufren retrasos, a lo que se suman los "agobios" por falta de sitios en ocasiones, obligándoles a viajar de pie durante más de una hora. "Aparecen muchas denuncias del mal estado de los trenes de Teruel, pero en Huesca también sufrimos lo nuestro", subraya Miguel del Vado García.

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