La tabla gótica que Lérida devolvió por orden judicial regresa a Benabarre 80 años después

Procedente del Museo de Huesca, ha sido cedida un año por la DGA para exponerla en la localidad. La iglesia ha reforzado la seguridad para proteger la obra, de gran valor y que estuvo desaparecida.

El alcalde (izquierda) y el párroco, con la obra de arte.
La tabla gótica que Lérida devolvió por orden judicial regresa a Benabarre 80 años después
Ayuntamiento de Benabarre

Ochenta años después de que la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Valdeflores de Benabarre fuera saqueada y quemada, y de que se diera por desaparecida la tabla gótica de la Resurrección, esta pieza ha regresado a la localidad para ser exhibida durante un año. Su historia está plagada de vicisitudes: reapareció en una subasta de una galería de Barcelona, la adquirió la Diputación de Lérida y finalmente, en octubre de 2014, esta la tuvo que devolver tras las acciones legales emprendidas por el Gobierno de Aragón. Fue una larga batalla judicial, que acabó resolviendo el Tribunal Supremo, hasta conseguir que se le reconociera el derecho de retracto. La DGA la compró por 26.338 euros.

La tabla llegó el pasado viernes a Benabarre procedente del Museo de Huesca, donde permanece expuesta desde 2015, y ha sido cedida al Ayuntamiento. La recibieron el alcalde, Alfredo Sancho; el párroco, Ángel Noguero; y una técnico, la subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón, María Puértolas.

La pieza está considerada de gran valor histórico-artístico, pese a que se trata solo de un fragmento de un retablo mayor. Fechada en la segunda mitad del siglo XV, se atribuye al maestro Pedro García de Benabarre, pintor de retablos en Aragón y Cataluña entre 1445 y 1485. Forma parte del Inventario del Patrimonio Cultural Aragonés. En ella se ve una representación parcial de la resurrección, con un cristo victorioso sobre la muerte y unos soldados a sus pies.

El Ayuntamiento había solicitado a la DGA una cesión temporal para poder exhibirla en la localidad donde permaneció durante siglos hasta su desaparición en 1936. Para el alcalde, ver la tabla en Benabarre ha sido "emocionante", "porque es una obra de aquí, hecha por un pintor de aquí y desaparecida hace más de 80 años", declaró Alfredo Sáncho, quien reivindicó la figura del autor. Fue el Ayuntamiento el que instó al Gobierno de Aragón a ejercer el derecho de retracto cuando supo que la pieza salió a subasta. "Nuestra idea ha sido siempre que pudiese volver", manifestó el alcalde, aunque sea por un año.

Junto al tapiz de Roda

Curiosamente, en el Museo de Huesca estaba colgada junto al tapiz de Roda de Isábena, robado por Erik el Belga en 1979 y recuperado en Estados Unidos por el Ministerio de Cultura, que es su propietario. Esta pieza también ha sido reclamada para poder exhibirse en Roda, pero dos años y medio después de volver a Aragón, todavía no se han atendido las peticiones del Ayuntamiento y de la parroquia.

No hay fecha aún para mostrar al público la tabla de la Resurrección. Según explicó el párroco de Benabarre y vicario de la diócesis de Barbastro-Monzón, Ángel Noguero, se colocará en una capilla lateral de la iglesia de Nuestra Señora de Valdeflores junto al valioso retablo gótico de Santa Elena. Se da la coincidencia de que este también regresó hace solo unos días, tras permanecer cuatro años en el Museo Diocesano de Barbastro mientras la sometían a un proceso de restauración. Para celebrarlo se hizo una sencilla ceremonia de presentación en la iglesia.

Precisamente, este retorno hizo pensar al Ayuntamiento en la oportunidad de exhibir las dos piezas juntas, y así se lo expuso al Gobierno de Aragón, que lo vio con buenos ojos, siempre que se cumplieran unas mínimas condiciones en materia de seguridad y conservación.

Según explicó el alcalde, en la capilla estarán protegidas por un cristal, se ha cuidado la temperatura y la humedad y se ha reforzado la seguridad con alarmas y videovigilancia. Falta ajustar la iluminación y colocar los paneles y la información gráfica para que el pueblo pueda volver a contemplarla. Todo ello bajo la supervisión de María Puértolas.

"Hace tiempo que queríamos que viniese", señaló el párroco, quien recordó que cuando se enteraron de que salió a subasta fue una sorpresa. "Desapareció en 1936 y ha vuelto en 2017. Es una satisfacción que la gente pueda contemplar lo que era suyo", comentó Ángel Noguero.

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