Los ganaderos se quedan sin las últimas ayudas para proteger a sus rebaños del oso pardo

Denuncian la falta de apoyo, en un momento en que se discute la convivencia del ganado con el lobo. La DGA deja de subvencionar la contratación de pastores para vigilar a las ovejas.

José Antonio Bruned, ganadero, con su rebaño y los perros pastores en San Martín de Veri.
José Antonio Bruned con su rebaño y los perros pastores en San Martín de Veri.
heraldo

"Prometen ayudas por el lobo, pero ¿cómo nos podemos fiar si han eliminado las pocas que quedaban por el oso?". Con estas palabras, David Saludes, un joven ganadero de la comarca de la Ribagorza, mostraba su indignación por la desaparición de las últimas subvenciones que concedía la DGA en zonas con presencia de oso pardo.

Saludes y otros propietarios de rebaños de los municipios de Bisaurri y Campo, área frecuentada por la osa Sarousse, no han cobrado el dinero que fijó el departamento de Desarrollo Rural para facilitar la contratación de pastores que vigilaran a las ovejas los meses de verano, cuando pastan en los puertos de alta montaña y son más vulnerables. Tampoco lo recibieron el año pasado. El recorte afecta a media docena de explotaciones.

La consejería de Desarrollo Sostenible reconoce que no ha pagado y lo justifica "porque esas ayudas venían con cargo a una partida del Ministerio que llegó tarde". Eso hizo, añadieron fuentes del departamento, "que no se pudiera cumplir con el trámite administrativo de justificación del gasto".

Hace ya seis años que se eliminaron las ayudas para sufragar los costes indirectos por la presencia del oso y solo se siguió subvencionando la contratación de pastores en la Ribagorza, la única zona de Aragón con presencia permanente de un ejemplar, que periódicamente protagoniza ataques a ganados. Fue en 2012, cuando copiando el modelo catalán, el Gobierno de Aragón autorizó ayudas para emplear a dos pastores y que ayudaran en la vigilancia, un refuerzo que se mantiene de junio a septiembre.

"Cada explotación recibía un dinero. A mí me daban 900 euros, y con eso podíamos contratar un pastor entre varios ganaderos para que cuidara a las ovejas. En 2016 ya no cobramos, y ahora la DGA dice que no tiene dinero. Pero nosotros seguimos encontrando rastros del oso", señala David Saludes, del núcleo de Arasán (Bisaurri). El pasado mes de marzo, él participó en una reunión con la directora general de Sostenibilidad, Pilar Gómez. "Me dijo que se alegraba de que los jóvenes siguiéramos dedicándonos a esta actividad, y yo le contesté que si no me ayudaban tendría que plegar", añade, criticando que sea un lastre más para la pervivencia de la ganadería extensiva en las zonas de montaña.

Este año no han podido contratar un pastor y tienen que estar casi permanentemente subiendo a la montaña para vigilar a los rebaños, porque el oso ronda por allí. Sarousse es una hembra nacida en Eslovenia en 1999 que tiene su área de campeo en la Ribagorza. Fue liberada en Francia en 2006 pero en 2010 se trasladó a la vertiente sur, instalándose en el macizo del Turbón.

"Veo rastros"

José Antonio Bruned, otro ganadero de la zona, concretamente de San Martín de Veri, asegura que continuamente ve indicios de la presencia del animal salvaje. "El día 12 se acercó el oso al rebaño. Veo rastros, pero ya ni me molesto en llamar a la DGA". Su ganado ha sido víctima de varios ataques, el último en junio de 2016. "Solo hay un enemigo del oso, y es la administración, porque si ellos no colaboran, nos dejan indefensos", concluye.

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