"Hay que reivindicar la dignidad para la gente que vive en los pueblos"

Tras haber recibido este año la medalla de las Cortes, la Ronda ha tocado este domingo en Boltaña para poner la guinda a un fin de semana de "homenaje y celebración".

La Ronda de Boltaña, en una de sus actuaciones.
La Ronda de Boltaña, en una de sus actuaciones.
Rondadors

Es gente del pueblo que canta para el pueblo, y con ellos viajan el recuerdo y las vivencias de los habitantes del Pirineo. Enamorados de una comarca que los vio nacer, y cuya historia no dista demasiado de la de otros pequeños núcleos rurales de Aragón y otros rincones de España. "Para nosotros es muy bonito saber que lo que contamos a la gente les dice y les recuerda cosas. A los que viven aquí les hablamos de lo nuestro, pero a los que tuvieron que marchar o los que han vivido siempre fuera, las canciones les transmiten sensaciones que aun no siendo su propia vida los sentimientos son los mismos", cuenta Manuel Domínguez, miembro de los 'rondadors'.

Tras haber recibido este año la medalla de las Cortes, la Ronda ha tocado este domingo en Boltaña para poner la guinda a un fin de semana de "homenaje y celebración" en el Sobrarbe por su 25 aniversario.

Este está siendo un año de logros y homenajes para la Ronda. ¿Cómo ha sido recibir la medalla de las Cortes de Aragón?

Ni siquiera lo esperábamos… Es algo demasiado grande para haberlo pensado siquiera. Es un honor porque vimos que hubo mucha gente que lo sintió como suyo y lo compartió con nosotros. Ese día y los anteriores, y durante mucho tiempo en estos 25 años, hemos recibido muchísimas muestras de cariño y de apoyo de todas partes.

Recuperaron una tradición que se había perdido siendo un grupo de aficionados, ¿la medalla es un premio a sus raíces?

Realmente el texto habla de eso, de la recuperación. Creo que nuestro trabajo durante estos 25 años ha sido, por una parte, recuperar ciertos modos de vida tradicionales intentando adaptarlos a la situación actual; y concretamente, en el caso de la Ronda, además se para a cantar y estar junto a la gente para transmitir esa visión nuestra de lo que es vivir en el Pirineo o en un pequeño pueblo. Nosotros empezamos hablando de Boltaña, de Aragón, del Pirineo... y nos dimos cuenta de que hablamos de cosas comunes a muchos más sitios donde la gente vive en pequeños pueblos. Somos parte o fruto de una evolución en la que nos hemos dado cuenta de que lo que nosotros pensábamos que era solo nuestro, de aquí cerca, es común a gente de lejos, y Teruel es un ejemplo magnífico de ello. Tenemos una relación muy intensa con la provincia y sus gentes, una gente con una forma de vivir y unos ánimos que llaman la atención.

Les hemos visto tocar en el Pirineo, en Zaragoza, en Barcelona… ¿es como cantar en Boltaña?

Las emociones son las mismas y lo que sí que transmite es la gente para la que lo cantas. Hay veces en las que lo más bonito es tocar en un pequeño pueblo donde se produce una gran conexión con la gente que da las gracias por que tú estés allí cantando. Eso es muy bonito y no tiene precio. Por otro lado, estar en sitios como la plaza del Pilar en fiestas y ver a tanta gente compartiendo contigo tu música y tus canciones... es algo magnífico. Para nosotros es muy importante y muy bonito el saber que lo que contamos a la gente le dice cosas o les recuerda… A los que vivimos aquí les hablamos de lo nuestro; pero a los que tuvieron que marchar o los que han vivido siempre fuera, les transmite sensaciones que aun no siendo su propia vida, los sentimientos son los mismos.

¿Qué canción disfrutan más tocando en el Sobrarbe?

Es según las circunstancias... Todas las hemos escrito con cariño y las canciones son como hijos, que uno las quiere a todas. En ocasiones especiales ha sido muy reconfortante el cantar el ‘País perdido’, que la gente de la comarca lo entiende como su himno por hablar del Sobrarbe. En cualquier lugar de aquí, la gente lo siente y lo comparte, y esos momentos son muy especiales. ‘La Habanera Triste’, cuando la cantas con gente de Jánovas o que ha vivido el drama de los pantanos; ‘Mermelada de Moras’ o ‘Baxando t'a escuela’, con gente que vive y entiende la historia de esa canción, son también muy especiales.

¿Qué sienten cuando cantan en aragonés, recuperando vocablos que en muchas casas se habían perdido?

Se ha dado la circunstancia de que quien escribía la mayoría de las letras habla castellano, pero somos muy conscientes del valor que tiene el aragonés y hemos intentado hacer las máximas canciones que hemos podido para que el que quiera hablarlo lo siga hablando y el que quiera aprenderlo pueda aprenderlo. Nuestras canciones están llenas de palabras aragonesas. Hay grupos que tienen un enorme valor y el cantar en aragonés demuestra que nuestra admiración por ellos sigue intacta e incluso ha aumentado. Sabemos que somos parte de un movimiento y que venimos detrás de otra muchísima gente que ha hecho cosas muy valiosas.

El ‘Canto a la libertad’, de José Antonio Labordeta, es una de las que más emociones despiertan en cada actuación de la Ronda. ¿También a quienes la cantan?

Siempre hemos manifestado directa y claramente que nos sentimos seguidores del camino que abrió José Antonio Labordeta, por lo tanto, esa canción no la cantamos hasta que faltó él y no pudo cantarla. Nos atrevemos a hacerlo por homenaje a él, y hay mucha gente que la comparte. En cada momento y cada actuación donde la cantamos -que es en todas- sentimos con ello que le estamos brindando un homenaje público.

Han reivindicado muchas cosas en cada una de sus letras… ¿Les ha servido también para crear un vínculo más estrecho con la gente?

Hemos reivindicado determinadas cuestiones pero hemos intentando hacer mucho más que eso: explicar nuestra vida, lo que sentimos, lo que vivimos aquí... y nos hemos dado cuenta de que no es exclusivo de los que viven en la zona. Eso es lo más bonito que nos llevamos con nosotros en estos 25 años.

¿Qué temas no faltarán este fin de semana en Boltaña?

Las que siempre cantamos. Vamos a intentar hacer algo que no va a ser especial, más allá del momento por el que se hace. Va a ser una actuación en la que van a estar todas las canciones que nos quepan en esa hora y media, y que transmitan esa visión del mundo que tenemos.

¿A qué se debe el éxito de la Ronda?

Nos gusta hablar siempre de lo mismo: qué queremos, qué soñamos… El éxito de nuestras canciones no está en la promoción que se haya hecho –que sobre todo al comienzo fue prácticamente inexistente, pues era todo de boca oído–. El éxito está en que nos gusta que nos hablen de lo que nos llega al corazón.

¿Dónde reside el encanto del Sobrarbe? El mismo que recogen sus letras.

Este es un territorio precioso y parte de ese encanto reside en el paisaje. No hay que olvidar que el Sobrarbe, casi el centro del Pirineo, tiene el honor de poseer no las montañas más altas –que están en la Ribagorza, y que es igual de bello o más– pero sí parte importante de la Reserva de Ordesa. Pero sobre todo, lo que tiene el Sobrarbe diferente de cualquier otro sitio es que es el lugar en el que yo creo que la vida del Pirineo entera, per se, cómo ha sido, es donde está más viva. La forma de vivir, aun habiendo cambiado tanto, es la más cercana. En estos últimos años –y 25 ya es mucho tiempo- se está haciendo un desarrollo más sostenible, el más diferente del Pirineo, basado en un turismo más integrado en el que se está manteniendo más el país en su conjunto, no solo la naturaleza, sino la cultura del pueblo que lo habita. El que llega aquí creo que tiene la suerte de poder ver lo que es el Pirineo.

Han hecho temas comprometidos, pero ¿quedan todavía muchas cosas por reivindicar en la comarca?

Quedan y hay que reivindicarlas continuamente. Y lo que queda por reivindicar es la dignidad para la gente que vive en los pequeños pueblos, en el mundo rural. El hecho de estar en un país que se está despoblando, y esto no es solo para Teruel o para el Pirineo, es para toda España... Hay que concienciar a la sociedad de lo importante que es que esa parte tan grande de la población de este país pueda tener una vida digna y que los recursos se repartan adecuadamente para llegar al mundo rural. Es una reivindicación muy grande que no puede hacer una canción o un territorio solo. La tenemos que hacer entre todos.

Precisamente en temas como 'La casa caída', la despoblación provoca uno de los sentimientos más fuertes de los que hablan sus canciones.

Naturalmente… Esto en los últimos tiempos –y aquí desde la Guerra Civil, porque en el Sobrarbe tuvo mucha incidencia– ha sido un tema fundamental desde entonces. Desgraciadamente, los jóvenes para encontrar un lugar en la vida tienen que irse todavía, pero hoy el problema ya no es que se tenga que ir la gente…  El problema es que cada vez va quedando menos.

Veinticinco años después, ¿se siguen emocionando con la respuesta de la gente?

A veces, incluso más, porque son tantos años compartidos que hace muchísima ilusión. En muchos de los sitios donde vamos, oímos a gente con hijos, a gente que ya tiene su vida de adultos, que eran niños cuando empezamos nosotros y que los hemos visto crecer… y algunas de esas canciones las cantábamos entonces y las cantamos ahora con una perspectiva diferente. Las cosas cambian, pero los sentimientos permanecen.

¿Qué proyectos tiene en mente la Ronda para los próximos años?

La verdad es que, como dice nuestra última canción, nuestra idea es seguir; seguir tocando cosas cuando salgan, canciones si nos van saliendo… pero ante todo vivir y seguir manteniendo la línea de lo que hemos hecho: acudir allá donde podamos y compartir la fiesta con ellos. Lo más importante es que si la Ronda y su mensaje ha podido trascender un poquito ha sido por este tiempo que hemos empleado y compartido. Tenemos que intentar que estos 25 años se conviertan en todos los más que podamos sin salir de nuestro camino.

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